Secciones
Servicios
Destacamos
Los habitantes de la llamada España vaciada, los que viven en pueblos o aldeas de comarcas despobladas, alejadas y mal comunicadas con los núcleos urbanos que centralizan los servicios, ven bastante mal. Su lejanía de ópticas y oftalmólogos, unida a una población envejecida, hace que ... ocho de cada diez vecinos conviva a diario con problemas de visión, algunos muy serios, que reducen su calidad de vida y les exponen a riesgos, por ejemplo, cuando se ponen al volante.
Es la conclusión principal de un estudio de campo, impulsado por Visión y Vida, el Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia y Correos Express, que sometió a revisiones completas y voluntarias a los vecinos de dos pueblos de Lugo (Rinlo y Muras) y otros dos de Orense (Avión y Vilariño de Conso), investigación que ya trabajan para ampliar a otras provincias de la España vaciada. Las cuatro localidades tienen solo unos cientos de habitantes, en un 70% mayores de 65 años.
Los especialistas se pusieron como objetivo averiguar si las dificultades de acceso a ópticas y oftalmólogos empeoran la visión de los habitantes de la España vaciada. La respuesta fue un enorme 'sí'. El 85% de los vecinos a los que chequearon admitió tener problemas de visión, que luego certificaron los exámenes técnicos. El 23% de los estudiados sufría de visión borrosa cercana, un 21% veía mal de lejos, sobre un 10% presentaba síntomas de enfermedades oculares, casi 8% tenían indicios de cataratas, un 6% de ojo seco y un 15% molestias visuales variadas.
Semejante nivel de deterioro, según comprobaron, está vinculado, además de a los achaques de la edad, a la falta de una atención especializada regular, lo que acelera y agrava el deterioro. Más de un tercio de los vecinos (el 35%) hacía más de cinco años que no se sometía a una revisión visual y más de cuatro años que no renovaba sus gafas o lentillas y hasta el 60% superaba los dos años de falta de controles.
Uno de los problemas más extendidos es la mala agudeza visual lejana. Hasta el 33% de los vecinos tenían una tasa inferior 0,5, lo que quiere decir que según la ley tienen prohibido conducir por el alto riesgo de accidente. Pero es que otro 30% más tiene una agudeza de entre 0,5 y 0,6, lo que también quiere decir que su percepción al volante está muy limitada. Que dos de cada tres vecinos corran un serio riesgo si conducen un vehículo es un gran problema en lugares donde el déficit de transporte público y la notable distancia a los enclaves donde cubrir las necesidades del día a día, como las compras o la atención sanitaria, hacen del manejo del coche algo casi imprescindible.
No es el único problema visual grave. Uno de cada cinco personas sometidas a revisión tuvo problemas para distinguir la gama de colores (algún grado de daltonismo) y hasta un 11% tiene un campo visual limitado. Otro de los malos hábitos que llamó la atención es que seis de cada diez vecinos no usa gafas de sol pese a pasar muchísimas horas expuesto a la luz en el exterior. En su mayoría porque creen que son meros productos de moda y la mitad de los que las usa lo hace solo cuando conduce.
El grave deterioro ocular causado por la falta de prevención, atención y corrección, además de aumentar el riesgo al volante, les ha obligado, según cuentan, a acostumbrarse a realizar las tareas del día a día con mala visión, a renunciar a aficiones, actividades de ocio o a la lectura y, a muchos, les obliga a depender de familiares y amigos en los desplazamientos que necesitan hacer.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.