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El salto de Fermín Cabanillas hacia el descubrimiento de que sus anticuerpos contra el Covid-19 pueden ayudar a salvar vidas fue posible gracias a su insistencia. Contrajo el coronavirus el pasado mes de agosto y tras pasar 14 días aislado y sin síntomas, su ... médico le indicó que podía volver a la calle, tal y como marca el protocolo de Andalucía. No obstante, Fermín no quería hacerlo sin realizarse una prueba que saliese negativa. Como la Seguridad Social no la cubría, decidió acudir a un laboratorio privado para someterse a una nueva PCR. Salió negativa, pero un análisis de sangre posterior acabó demostrando su hiperinmunidad frente a este virus. Tanto que, ahora, cada dos semanas extraen parte de su plasma para tratar de evitar el empeoramiento de otros pacientes ingresados. «Superé mi miedo a los pinchazos y ahora mis anticuerpos están ahora al servicio de quien los necesite», asegura este paciente.
Se calcula que cada transfusión de un bote con sus anticuerpos puede beneficiar a dos personas. En Aragón, por ejemplo, ya se han realizado 300 transfusiones de plasma desde el inicio de la pandemia. Una técnica que no es novedosa, ya que se había utilizado previamente con otras enfermedades respiratorias e incluso para combatir el ébola.
La extracción de plasma se debe realizar cuanto antes, ya que esos anticuerpos pueden durar años, meses, semanas o tan solo unos días en el organismo. Una alternativa, con probabilidad de éxito según algunos estudios actuales, que da esperanza, también, sobre el desarrollo de vacunas eficaces.
Durante los últimos meses se han realizado varios estudios sobre la eficacia del uso de anticuerpos procedentes del plasma de pacientes recuperados para tratar a hospitalizados por COVID-19. Entre ellos está el ensayo clínico ConPlas-19, coordinado por el Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda, que contó con 81 pacientes. Según los resultados preliminares de este ensayo, los pacientes tratados con el plasma de personas curadas de la infección por SARS-CoV-2 tuvieron una tasa de supervivencia del 100%, frente al 90,7% de aquellos que no lo recibieron.
Además, seis de los 43 pacientes que no recibieron el plasma empeoraron con necesidad de ventilación mecánica, ingreso en UCI o fallecieron (lo que equivale al 14%), algo que no ocurrió en ninguno de los 38 pacientes tratados con plasma hiperinmune.
Actualmente el uso de plasma con anticuerpos de personas curadas se está utilizando en varios hospitales españoles para probar su efectividad en pacientes ingresados con COVID-19. La hipótesis en la que se basa esta estrategia terapéutica es que los pacientes con Covid-19 en fase aguda que aún no ha desarrollado una respuesta inmune eficaz contra el SARS-CoV-2 se beneficiarán del tratamiento con plasma donado que ya contiene anticuerpos contra ese virus, lo que les ayudará a eliminarlo y a mejorar su evolución clínica.
Precisamente para el estudio de la hiperinmunidad existe un programa a nivel europeo, para el que la UE liberó en verano 40 millones de euros. España gestiona cinco de estos millones y está buscando personas hiperinmunes que puedan donar su plasma. Actualmente, en Andalucía hay unas 1.000 bolsas de plasma hiperinmune, pero harían falta al menos 8.000. El gran problema es conocer quién tiene esos anticuerpos y eso se consigue, una vez superado el COVID-19, con un análisis de sangre. En tan solo 15 minutos, el resultado dirá si el paciente tiene o no el anticuerpo y si es lo bastante potente.
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