¿Cuáles son las mejores aplicaciones de móvil para ir al supermercado?

Hay tres aplicaciones que están copando el mercado, pero difieren en los criterios utilizados a la hora de juzgar los alimentos

Sábado, 9 de noviembre 2019, 01:10

Era cuestión de tiempo y la verdad es que mucho se han hecho esperar. Las aplicaciones para ir al supermercado lideran alguno de los capítulos de descargas tanto en la plataforma de Android como en IOS. Hasta ahora había multitud de opciones para el ... control de dietas, calorías, actividad física… pero las nuevas tecnologías ofrecen muchas más oportunidades y la de escanear con el móvil códigos de barras en el supermercado era evidente.

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La decisión de compra, en muchos casos, es cuestión de segundos y depende de multitud de connotaciones que en demasiados casos están más en el plano de lo emocional que de lo racional. Las grandes corporaciones lo saben y estudian hasta el último detalle: envase, color, etiqueta, posicionamiento en el lineal o si la decisión estará influenciada por un menor de edad.

Indefensión del comprador

Si tenemos en cuenta el tiempo invertido en la decisión de compra de cada alimento es lógico que las marcas lancen verdaderos eslóganes en sus envases para cazar al siempre apresurado cliente. Eslóganes que en muchos casos carecen del más mínimo compromiso con la información mínimamente solvente. Como incidir en las vitaminas que contiene un producto para camuflar obscenos porcentajes de grasa, destacar sus altos contenido en minerales pero ocultar que apenas tiene fibra, enfatizar su buena proporción de aminoácidos pero no decir nada de la presencia de grasas trans o quitar el aceite de palma, pero callar sobre un contenido en azúcar de más del 50%.

Más gracioso puede resultar cuando se producen toda una serie de adjetivaciones con la única intención de trasmitir un saludable aire campestre que poco tiene que ver con las complejas líneas de producción donde realmente se fabricó el producto. Receta tradicional, natural, de la abuela, artesana… son solo un ejemplo de expresiones irresistibles para el consumidor despistado. Algo que puede tener los días contados si realmente se convierte en una costumbre pasar por el filtro de la aplicación todos aquellos productos que dispongan de código de barras.

Las tres mejores aplicaciones

Tres son las aplicaciones que están copando el mercado, pero difieren en los criterios utilizados a la hora de juzgar diferentes alimentos. A priori no dudo de la buena intencionalidad de sus promotores, pero es importante saber su forma de valorar, de manera que el sentido común no se quede fuera de la ecuación a la hora de adquirir o no el producto.

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  1. Yuka

Es la que más descarga acumula en la actualidad y es de origen francés. Son tres las variables que utiliza para categorizar. La primera es la composición nutricional mediante el sistema NutriScore al que ya dediqué un artículo y está vigente en la mayoría de países europeos: un código de letras y colores que ofrece una valoración nutricional global ('A' equivale a «excelente calidad» y 'E' a «muy mala calidad»). Las otras dos variables se refieren a la presencia o no de aditivos y a si es o no un producto ecológico. Con una ponderación de 60%, 30% y 10% respectivamente. El principal problema es la penalización que supone la presencia de aditivos. Los aditivos son, posiblemente, los compuestos más controlados por parte de la reglamentación existente y que más análisis y estudios soportan, así que 'per se' no son malos, de hecho parte de los altísimos estándares de seguridad alimentaria actuales se lo debemos a ellos. De forma que la aplicación tiene un ligero aroma a quimiofobia que lo adereza con el 10% de premio para los ecológicos cuando realmente no existe evidencia científica, por ahora, de que estos sean mejor para la salud.

  1. MyRealFood

Esta app viene de la mano del nutricionista Carlos Ríos y su movimiento Real Food. Como era de esperar en los criterios de esta aplicación, tiene una importancia capital el grado de procesamiento por lo que utiliza el sistema NOVA que clasifica los artículos según el grado de procesamiento: el nivel 1 engloba alimentos no procesados y el nivel 4 los ultraprocesados. También tiene en cuenta la adición de aditivos. En este caso la quimio y tecnofobia es evidente y parece que la calidad nutricional queda en un segundo plano.

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  1. ElCoCo

Esta aplicación viene apadrinada por Juan Revenga y aunque solo sea por eso me merece una especial consideración. Pocos nutricionistas han puesto más sensatez y ciencia en el embrollado e intoxicado panorama alimentario español. Pero eso no quiere decir que no tenga problemas. La aplicación utiliza los sistemas NOVA y NutriScore, pero recordemos que uno se guía por el nivel de procesamiento y el otro por la valoración nutricional respectivamente, algo que puede dar lugar a continuas contradicciones.

No era tan fácil

Parece que era algo tan simple como escanear el código de barras y punto, pero resulta que para un mismo producto estas aplicaciones te pueden dar resultados completamente opuestos. Por ejemplo, un yogurt puede tener una valoración pésima porque se trata de un alimento procesado con fermentos, pero sabemos que se trata de una excelente opción para complementar la dieta. Cabe la posibilidad de que el aceite de oliva virgen extra se encuentre en una categoría nutricional muy baja por su gran contenido en grasa y es el pilar de la dieta mediterránea. Los cacaos solubles 0% de azúcar pueden ser una elección interesante para incentivar el consumo de lácteos en determinados sectores de la población, pero su elevado grado de procesamiento haría que las aplicaciones lo desecharan casi desde el inicio…

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¿Son útiles?

Desde luego que lo son. Pero necesitarán de cierto entrenamiento por parte del consumidor para que la lógica nutricional se conjugue con el teléfono a la hora de tomar la decisión. Pueden tener fallos en sus bases de datos o en los criterios utilizados, pero van a ser una herramienta formidable para el consumidor y seguramente hagan que toda la industria se replanté su estrategia de venta. Si el cliente reclama productos realmente de calidad y ya no lo puedes confundir con eslóganes impostados o estudiados envases porque tu código de barras revela tus vergüenzas, igual empiezas a fabricar con la excelencia nutricional como primer objetivo. Esto no quiere decir que no haya que estar vigilante con quien se esconde detrás de estos programas informáticos y denunciar si los elementos de valoración utilizados no son los que más se ajustan a la honestidad científica ni tienen como principal objetivo optimizar la salud nutricional de la población.

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