Cómo mantener a raya la hipocondría durante la crisis del coronavirus

Son malos tiempos para los hipocondríacos. La preocupación y el miedo excesivos a contraer enfermedades graves, incluso la convicción de tenerlas, se disparan en tiempos de pandemia, cuando el coronavirus ha puesto en jaque a todo el planeta. Basta una ligera sensación de malestar o un ataque de tos inofensivo para que la angustia se apodere de cuerpo y mente. Aunque resulta importante permanecer atentos a posibles síntomas, especialmente si se han producido contactos con personas contagiadas o se ha estado en situaciones de riesgo, los médicos recomiendan aplicar el sentido común y huir de los pensamientos negativos innecesarios.

El psiquiatra Enrique Trujillano reconoce que la mayoría de las consultas telemáticas que ha atendido en las últimas semanas «están relacionadas con ansiedad de naturaleza hipocondríaca». Para combatir estos miedos, el doctor recurre al sentido del humor: «Lo más importante es saber que los pensamientos no son los hechos. A estos pacientes suelo decirles que la lotería no va a tocarles sólo por pensar que les va a tocar, porque a menudo ni siquiera juegan. Y con las enfermedades ocurre lo mismo». El problema de la hipocondría es que esos pensamientos negativos «generan emociones igual de negativas, de la misma manera que si su vaticinio se cumpliera», creando una intranquilidad que les afecta no sólo a ellos sino también a su entorno.

De la salud, coinciden los psicólogos, «hay que ocuparse, no preocuparse». Porque además puede darse la paradoja de que, estando sanos, la aprensión por la posibilidad de contraer enfermedades provoque un deterioro en la salud mental. Trujillano ofrece algunas pautas para esquivar los miedos: «Recomiendo aceptar la situación, saber que es pasajera, no pensar más allá del día a día y establecer rutinas y actividades con que llenar nuestro tiempo». Para evitar el alarmismo resulta necesario además informarse del coronavirus y otras enfermedades siempre a través de fuentes seguras, como los medios de comunicación: «El WhatsApp, con mensajes que no están contrastados, que no tienen filtro periodístico, repletos de audios que envía el amigo de un amigo que es jefe de cardiología de no sé qué hospital, no es fiable... Hay que seleccionar fuentes seguras y mantenerse actualizado sin que la búsqueda de información ocupe la mayor parte del día».

En caso de que la situación provoque pánico, un paso irracional más allá de cierta preocupación lógica, los expertos insisten en la importancia de reconocer el malestar emocional, compartirlo con personas cercanas y pedir ayuda profesional. También es recomendable mantener las conexiones sociales y planificar actividades diarias. En caso de convivir con menores, conviene recordar que no manejan los mismos recursos que los adultos, de modo que el asunto debe abordarse con información apropiada a cada edad e inspirándoles seguridad.