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La vitamina D está de moda en plena pandemia. Es lo más comentado en redes sociales y lo más buscado en Google. ¿Vitamina D contra el coronavirus? No es tan sencillo. Ni la vitamina es una vitamina como tal, sino que es ... una hormona, ni consumir suplementos alimenticios o tomar el sol nos va a hacer inmunes a la COVID-19. Pero recientes estudios, entre ellos un ensayo clínico del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (IMIBIC) y el Hospital Reina Sofíade Córdoba, detecta un elemento clave en la generación de la vitamina D que sí ha demostrado ser efectiva.
Este ensayo clínico pionero, realizado en Andalucía, pone de relieve que la administración del 'Calcifediol' mejora notablemente el estado de pacientes afectados por Covid-19, por lo que podría ser una opción terapéutica de éxito, según explicaba José Luis Piedra en un artículo publicado en SUR. Se trata de un estudio piloto de intervención desarrollado en todo el mundo sobre el sistema endocrino de la vitamina D y Covid-19 en el que se suplementó a los pacientes con este fármaco.
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En este estudio han participado 76 pacientes hospitalizados por coronavirus con afectación pulmonar por neumonía bilateral. Todos recibieron el tratamiento estándar establecido por los protocolos clínicos del momento como el mejor posible, con la suplementación en una parte de ellos de este fármaco vía oral a través de cápsulas blandas. Según el estudio, de los 50 pacientes tratados con calcifediol vía oral, solo uno requirió ingreso en UCI, lo que supone tan solo el 2% de los que fueron tratados por este fármaco. De los 26 enfermos restantes a los que no se administraron estas pastillas, 13 agravaron su estado e ingresaron en UCI, lo que supone el 50%. Los datos apuntan a avalar la hipótesis de que la activación del sistema hormonal D (la mal llamada vitamina) podría reducir el riesgo de aparición del Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo (SDRA) en pacientes afectados por este virus, un síndrome que agrava su estado de salud.
El coordinador de este estudio, profesor honorífico de la Universidad de Córdoba e investigador del IMIBIC, José Manuel Quesada, manifiesta que «los resultados son realmente esperanzadores para el tratamiento de esta afección y hemos observado que con la administración de calcifediol se reduce en un amplio porcentaje el riesgo de ingreso en UCI en los casos de pacientes más graves». Los autores de la publicación exponen que su estudio piloto demuestra que la administración de dosis altas de 'Calcifediol' reduce el riesgo de ingreso en UCI en pacientes con Covid, pudiendo este tratamiento ser capaz de reducir la severidad de la enfermedad.
'Los científicos urgen a añadir vitamina D al pan y la leche para ayudar a combartir la Covid', es la traducción al español de un reciente artículo de 'The Guardian' que recopila diversos artículos científicos y destaca que un estudio, también español, concluye que el 80% de los pacientes hospitalizados por COVID presenta déficit de vitamina D. Esta cifra no resulta a ojos de muchos expertos un estudio concluyente, ya que otros ensayos apuntan a que vitamina D y coronavirus no tienen relación: si el ensayo se extrapolara a pacientes sanos, también presentarían el mismo porcentaje de déficit. Los investigadores se defienden en 'The Guardian': «Está claro que la vitamina D no solo podría proteger contra la enfermedad, sino que también podría proteger contra la infección», declara el especialista en Física Médica, Gareth Davies.
Ignacio J. Molina, catedrático de Inmunología del Centro de Investigación Biomédica de la UGR responde a esta pregunta en un didáctico artículo en SUR. «La conclusión global es que la suplementación de vitamina D protege moderadamente de sufrir infecciones respiratorias. Con un matiz importante: lo hace únicamente en aquellas personas que partían de una profunda deficiencia de vitamina D y que recibían este suplemento a dosis bajas y de manera continuada». Eso significa que no todas las personas se beneficiarían de este factor protector. «Por lo tanto, una suplementación generalizada con vitamina D no estaría justificada», añade. Es más, si se alcanzasen niveles altos de la vitamina podrían llegar a tener efectos adversos.
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¿Y qué hay de su consumo para prevenir la infección? «Debemos recordar que su efecto protector estaría ligado a casos puntuales en los que existiera una significativa deficiencia previa. Esos pacientes necesitarían una administración continuada a bajas dosis», explica el catedrático. Por tanto, apunta a que la mejor prevención es mantener nuestros niveles óptimos de manera natural, a través de una alimentación variada y exposición moderada al sol, especialmente en invierno.
Los huesos son los principales afectados cuando hay deficiencia de vitamina D. En niños se manifiesta en forma de raquitismo. En los adultos causa osteomalacia y osteoporosis en personas mayores. Es el primer apunte de las especialistas Marta Beltrá, profesora de Nutrición y Bromatología, y Ana Belén Ropero, Titular de Nutrición y Bromatología en la Universidad Miguel Hernández, en un artículo en SUR ('Confinamiento y vitamina D').
Los estudios muestran que deficiencias en vitamina D están asociadas a mayor riesgo de varias enfermedades: infecciones del aparato respiratorio superior, enfermedades autoinmunes o alergias, problemas cardiovasculares e incluso mayor mortalidad. Por ello, no se considera descabellado relacionar vitamina D y coronavirus en muchos estudios. La World Cancer Research Foundation es la institución internacional de referencia en materia de cáncer. En su informe de 2018 indica que una ingesta adecuada de vitamina D podría estar relacionada con una menor incidencia de cáncer colorrectal.
A pesar de toda la información que conocemos, existe una gran controversia con respecto a las dosis óptimas para conseguir beneficios claros de la vitamina D. Además, la eficacia clínica de los suplementos no responde a las expectativas», explican las expertas.
La piel produce este micronutriente gracias a los rayos UVB del sol, pero también podemos obtenerla a través de la alimentación. En ambos casos, para poder funcionar correctamente en el organismo, debe pasar primero por unos retoques en el hígado y en el riñón. Entre los pocos alimentos que contienen vitamina D encontramos el hígado, los huevos o los pescados azules. Sin embargo, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda evitar o limitar el consumo de peces de gran tamaño con alto contenido en mercurio, incluidos el pez espada, el atún rojo, el tiburón y el lucio.
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Lo ideal es hacer actividades al aire libre en invierno y otoño, ya que la intensidad de la radiación solar es baja y vamos más tapados. Durante ese tiempo, son necesarias varias horas para poder obtener la dosis diaria de vitamina D, por lo que es necesario complementar con alimentos. En verano y primavera basta con tomar el sol en piernas, brazos y cara durante 15 minutos, al menos 3 veces a la semana.
«Hay que aumentar el consumo de pescado azul (evitar los que acumulan mercurio) y huevos en detrimento de la carne son recomendaciones adicionales», concluyen Beltrá y Ropero. Si habitualmente son tres raciones por semana para cada uno de estos grupos de alimentos, aumentar a cuatro las de pescado y huevos y bajar la de carne puede ser una ayuda.
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