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Cuarenta y cuatro personas se han visto afectadas por una intoxicación alimentaria tras comer montaditos de pringá en una taberna del casco antiguo de Córdoba. Una mujer de 63 años ha fallecido, aunque en este caso no se ha podido determinar que su muerte esté relacionada con la intoxicación.
La Junta de Andalucía confirmó hace unos días, tras analizar las muestras tomadas, que el alimento estaba contaminado con una bacteria, concretamente, la 'Clostridium perfringens'. Se trata de un microorganismo formador de esporas que se encuentra en el intestino de los seres humanos y de los animales domésticos. También se puede localizar en el suelo, en el agua y en alimentos contaminados. En el caso de los montaditos de pringá, se encontraba en una concentración de 2,5×10⁵ ufc/g, un valor bastante alto.
Como explica la Junta en un comunicado, las toxiinfecciones por 'Clostridium perfringens' se deben a la supervivencia de esporas durante el cocinado de los alimentos (generalmente de origen cárnico) y a su posterior germinación y multiplicación hasta niveles suficientes debido a una refrigeración inadecuada. Las esporas se multiplican si la comida se mantiene durante un tiempo prolongado en el intervalo de 15 a 55ºC.
Las esporas que produce el ''Clostridium perfringe' son muy resistentes al calor, lo que permite que este organismo sobreviva altas temperaturas durante la cocción inicial y que luego germine mientras la comida se enfría.
La carne de vacuno o de ave, el jugo de carne y los alimentos deshidratados o precocinados son los que, en mayor medida, pueden provocar los brotes de intoxicación alimentaria por este tipo de bacteria.
Y una de las medidas más eficaces para prevenirlo es guardar enseguida en el frigorífico las sobras de carne cocinada, el mantenimiento del calor de los alimentos cocinados y su recalentamiento una vez que se enfrían a una temperatura interna mínima de 75ºC.
Algunas cepas de 'Clostridium perfringe' causan gastroenteritis entre leve y moderada que se cura sin tratamiento, mientras que otras cepas pueden producir una enfermedad grave que puede dañar el intestino delgado y, a veces, provocar la muerte.
Los síntomas más frecuentes son diarrea acuosa y retortijones abdominales, que suelen aparecer entre 8 y 22 horas después de haber consumido los alimentos contaminados y durar unas 24 horas, aunque en en algunas personas pueden persistir durante 1 o 2 semanas. También puede causar dolor y distensión abdominal por gases, diarrea grave, deshidratación, incluso disminución de la presión arterial.
En cuanto al tratamiento, se basa principalmente en el consumo de líquidos y reposo. No se administran antibióticos.
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