Un grupo de investigación liderado por Susana Monge, del Centro Nacional de Epidemiología (CNE-ISCIII), comparó el riesgo de infección por Covid-19 entre personas con y sin dosis de recuerdo durante una de las olas más intensas de la pandemia en España provocada por ... la irrupción de Ómicron. Los resultados revelan que la dosis de recuerdo de la vacuna contra el coronavirus redujo en un 51% la infección durante la sexta ola.
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Así lo pone de manifiesto el Instituto de Salud Carlos III en un artículo publicado en la revista 'The Lancet Infectious Diseases'. El estudio analizó datos de más de cuatro millones de personas mayores de 40 años entre el 1 de enero y el 6 de febrero de 2022. Los investigadores realizaron un seguimiento a personas con la pauta completa de vacunación y compararon el riesgo de infección entre aquellas que recibían una dosis de recuerdo y quienes no la recibían.
Los resultados vinieron a demostrar que, durante el periodo de estudio, las dosis de recuerdo evitaron 1.860 infecciones por cada 100.000 personas que la habían recibido. Dicho de otro modo, evitaron aproximadamente una infección por cada 54 personas que las recibieron.
El Carlos III apunta a que, si bien «esta reducción del riesgo puede parecer alejada de los resultados obtenidos en las primeras rondas de vacunación» con las dos dosis iniciales, «su interpretación debe realizarse en el contexto de una transmisión viral muy elevada» durante el periodo de expansión de la variante Ómicron. Por lo que, considera que «el beneficio absoluto estimado en términos de casos prevenidos ha sido muy elevado».
Otros resultados reflejados en el artículo ponen de relieve que la protección conferida por la dosis de recuerdo es ligeramente mayor con la vacuna de Moderna que la de Pfizer. Además, la tercera dosis con la inyección de la farmacéutica estadounidense refuerza el efecto potenciado de la vacunación heteróloga (combinación de la primera dosis de la vacuna AstraZeneca con una segunda de ARNm), como ya sugería el estudio CombiVacs. En este sentido, el Instituto Carlos II apunta a que el trabajo liderado por Susana Monge demuestra que la protección vacunal es más elevada cuando la primovacunación se realizó con vacunas de Moderna o AstraZeneca que con Janssen o Pfizer.
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En la investigación también han participado expertos del Centro Nacional de Epidemiología (CNE-ISCIII); las áreas de Salud Pública e Infecciosas del CIBER-ISCIII; el Ministerio de Sanidad y la Escuela Salud Pública de Harvard, en Boston (Estados Unidos). Se utilizaron para el estudio como fuentes de datos tres registros nacionales: el registro de vacunación REGVACU, el registro de resultados de laboratorio SERLAB y la base de datos de tarjeta sanitaria del Sistema Nacional de Salud.
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