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Dime qué quieres y te diré qué yoga necesitas

Dime qué quieres y te diré qué yoga necesitas

Lejos de lo que pueda pensarse, esta disciplina ayuda a mejorar el tono muscular y precisa de cierta destreza física, aunque lo psíquico, mental y emocional siempre están presentes. El objetivo: «sentirse bien y ser feliz»

Raquel Merino

Málaga

Domingo, 6 de octubre 2019

¿Es el yoga un deporte? Según la Ley del Deporte en Andalucía, sí, ya que cumple con los requisitos recogidos en la misma: «actividad física que tiene como objetivo la mejora de la condición física, psíquica y emocional». Además el Real Decreto 1076/2012, del 13 de julio, incluye la instrucción del yoga dentro de las actividades físicas y deportivas dirigida al «cuidado y mejora corporal, aumentar la percepción del bienestar y favorecer la realización personal».

Para aquellos que piensan que el yoga solo es un ejercicio de meditación y relajación, en el que no se desarrolla un trabajo muscular e incluso aeróbico están muy equivocados. Y si no, que se atrevan con una clase.

Lo que diferencia al yoga de otros deportes es que en su caso no se puede separar lo físico, de lo mental/emocional y de la consciencia. Como señala el presidente del Instituto Andaluz del Yoga (IAYoga), Joaquín García Weil, «la exploración física y respiratoria que se hace en el yoga está tradicionalmente orientada hacia un desarrollo mental y conciencial». Y la finalidad esencial de la práctica de esta disciplina milenaria que se originó en India es «sentirse bien y ser feliz», un deber dentro de la ética del yoga conocido como 'santosha': «alegría y contentamiento» . «Una persona que se siente bien y contenta tienden a hacer las cosas bien y a compartir su bienestar», apunta.

«Los yoguis genuinos confían en alcanzar ese conocimiento y bienestar subsecuente gracias a una práctica que abarca lo físico y lo mental. Y que establece el nexo entre posición física, modo de respiración y estados de la mente», explica Weil en su libro 'El dominio de las técnicas genuinas del yoga'. Ya lo decía la tradicional cita latina: «Mens sana in corpore sano».

Los beneficios del yoga

¿Está recomendado para todas las edades? ¿Existen diferentes modalidades según los objetivos que se persiguen? ¿En qué consiste?

Son muchas las preguntas que pueden surgir cuando una persona se plantea hacer yoga, sobre todo cuando las redes sociales se llenan de imágenes de 'yoguis' en posturas imposibles. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el yoga debe practicarse de forma guiada con un instructor cualificado. En segundo lugar, no es una competición. Cada persona tiene una fortaleza física o una flexibilidad diferente y el fin no es alcanzar cuanto antes tal o cual postura, sino superarse día a día y, sobre todo, conocer los beneficios que esa secuencia de movimientos tiene en el cuerpo y en la mente.

Una sesión de yoga suele incluir asanas o posiciones yóguicas, pranayamas o ejercicios respiratorios y dhyana o meditación, de las que se beneficia la salud del cuerpo y con ella se consigue un mayor equilibrio mental y espiritual, y viceversa.

Con las asanas se consigue fortalecer la musculatura, flexibilizar las articulaciones, liberar el tronco y el cuerpo en general de tensiones, mejorar la postura e incrementar el flujo de la energía a través de los cambios de posiciones: invertidas, torsiones, flexiones y arqueos. Las asanas tienen, según señala esta tradición milenaria, efectos beneficiosos sobre el sistema respiratorio, digestivo, circulatorio.

Como señala el presidente de IAYoga «actúa como un masaje relajante para eliminar las tensiones de nuestro cuerpo, a nivel orgánico y celular, estimulando órganos y el sistema endocrino». El objetivo: conseguir la comodidad en posiciones complejas. Para ello se requiere firmeza, que se logra a través de la práctica constante y un mayor desarrollo muscular. Firmeza no significa tensión, ya que ésta supone un esfuerzo inútil con el que se malgasta energía. En la práctica de las asana, energía y relajación corren paralelas. «Todo tiene que fluir de manera suave y armonioso. Esforzarse lo mínimo para llegar a los más», apunta García Weil.

Por su parte, con los pranayamas se mejora la respiración y la persona se hace más consciente de los vaivenes mentales y emocionales y, de manera guiada, se persigue alcanzar una mentalidad positiva equilibrando las emociones.

Por último, la meditación se suele realizar en posición de sentado para que, tal y como explica Guillermo García Weill, la ligera tensión muscular que se genera en esta postura no invite al sueño sino a un estado de concentración.

Diferentes posturas de yoga. Archivo
Imagen principal - Diferentes posturas de yoga.
Imagen secundaria 1 - Diferentes posturas de yoga.
Imagen secundaria 2 - Diferentes posturas de yoga.

Yoga para aumentar el tono muscular

Aquellos que buscan entre los beneficios del yoga, conseguir al mismo tiempo un mayor tono muscular, tienen en el Hatha Yoga su mejor aliado. Su traducción literal es «yoga fuerte» o «yofa psicofísico» que pone su énfasis en mantener posturas o asanas y coordinar la respiración y la relajación a través de los pranayamas. Trabaja la fuerza muscular, la flexibilidad, mejora la postura corporal y ayuda a eliminar el estrés. Además prepara al cuerpo y la mente para la meditación.

Está indicado para todas las edades, aunque requiere de un buen estado físico y hay que empezar por un nivel básico para ir evolucionando con la práctica.

Dentro del Hatha Yoga existen diferentes escuelas referidas a distintos maestros. Es el caso del Vinyasa, de Krishnamacharya. Se trata de un yoga más dinámico, que consiste en pasar de una asana o posición corporal a otra de manera fluida (comenzando normalmente con una salutación al sol), combinando la respiración con el movimiento. De manera secuencial y sin mantener la postura, se pueden engarzar diversas asanas incluyendo las de pie, sentadas, tendidas e invertidas. Requiere de una gran fuerza relativa en relación con el peso corporal, por lo que es ideal para los que buscan ponerse en forma. Incluye además un cierto trabajo aeróbico y requiere de una gran capacidad de concentración.

Iyengar, de Bellur Krishnamachar Sundararaja Iyengar, considerado uno de los principales impulsores del yoga en Occidente, es más suave, busca efectos terapéuticos y se centra sobre todo en la alineación corporal. Es más pausado que el Vinyasa y las posturas se mantienen durante más tiempo. Ayuda a la tonificación muscular y, sobre todo, a la liberación del estrés y la tensión. En las clases de estilo Iyengar se suelen utilizar sillas, mantas o cinturones como soportes para facilitar la movilidad de los que lo practican, por lo que resulta apropiado para personas mayores o con movilidad reducida.

El Kundalini Yoga se basa en la depuración energética (de ahí que se le conozca como yoga energético) y su nombre «enrollada» se refiere, según la tradición yóguica, a la energía en forma de serpiente que se localiza en la base de la columna vertebral y su unión con el coxis que, a través de la realización de diferentes asanas y pranayamas, asciende y se reparte por todo el cuerpo para la realización plena del ser humano. Con su práctica, se mueve una gran cantidad de energía

Fue introducida en Estados Unidos desde la India por yogi Bhajan. Las sesiones de Kundalini Yoga se inician con la entonación de mantras, seguido de un calentamiento para continuar con el kriya o conjunto de posturas o asanas de yoga, junto a pranayamas especiales como la «respiración de fuego», gestos de dedos y manos (mudras), sujeciones corporales (bhandas) y meditación. Son muchos los beneficios que se les atribuyen al Kundalini (favorece los sistemas digestivo y endocrino, fortalece los sistemas nervioso e inmunológico...), pero resulta muy recomendable para incrementar la energía vital, trabajar la flexibilidad de la columna y estimular la concentración y la memoria.

Shavasana o postura del cadáver.

Para profundizar en la relajación y la meditación

Uno de los principales objetivos que buscan los practicantes de yoga es liberarse del estrés y alcanzar la paz interior. Como se decía al principio, la finalidad esencial de esta práctica es «sentirse bien y ser feliz». Para ello, existen métodos de relajación y meditación que se suelen englobar en el Raja Yoga, también conocido como 'yoga mental'. No obstante, como ya se ha señalado, el yoga es una práctica psicofísica y requiere tanto de un entrenamiento mental como de una concentración sobre lo corporal.

Para alcanzar un estado de relajación, la posición más habitual en la de Shavasana o postura del cadáver, aunque también se puede llegar a ese estado en diversas asanas de yoga, preferentemente de pie o sentado con las piernas cruzadas. Las respiración lenta y profunda y mantener una atención consciente.

Uno de los tipos yogas de relajación más conocidos es el Nidra (yoga de los sueños). El practicante, con la ayuda guiada del instructor, alcanza un estado entre el sueño y la vigilia en el que conecta con su subsconciente e inconsciente, y entra en un estado de relajación física, mental y en emocional plena. Sus fases son: preparación en Shavasana, determinación, recorrido mental por cada zona del cuerpo, consciencia de la respiración, búsqueda de sensaciones, visualización de problemas, miedos o conflictos con la intención de enfrentarlos y encontrar soluciones; repetición del llamado 'sankalpa' (frase corta que se repite tres veces al inicio de la sesión y al final, formulada en sentido positivo que contiene aquello que se desea despertar, potenciar, abandonar o transformar) y finalmente vuelta gradual de la mente al estado de despierto.

En cuanto a la meditación, casi todas las técnicas están relacionadas con el budismo. Destacan, entre otras, Vipassana y Zen.

Vipassana es el primer modo de meditación conocido, atribuido directamente a Buda. Siginifica «observación de la verdadera naturaleza de la realidad». Se practica preferentemente en posición sentada con las piernas cruzadas (medio loto, loto completo, estilo indio o birmano) y la concentración se centra en la respiración, siguiendo el recorrido del aire que entra y sale por la nariz, y la exploración de las sensaciones del cuerpo y de la mente para potenciar la concentración y atención sobre uno mismo. Se trata de identificar los pensamientos o emociones y dejarlos pasar sin juzgarlos. El objetivo: la purificación y transformación personal a través de la observación interior.

Por su parte, la meditación Zenguarda muchas similitudes con el Vipassana, pero el énfasis de la respiración se pone en el vientre y las manos se colocan en la posición de mudra cósmico en la zona del vientre (una mano derecha reposa sobre la izquierda con los dedos pulgares unidos).

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