Una enfermedad desconocida en Europa, aunque es endémica en República Democrática del Congo; es una enfermedad que se transmite de los animales a las personas, lo que se conoce como zoonosis viral; de los siete casos detectados en Reino Unido a principios de mayo, ya se han notificado más de un centenar de contagios en apenas unas semanas, mientras que aumentan los casos sospechosos en 12 países distintos en los que la enfermedad no es endémica. Todos estos factores han provocado el temor de que la viruela del mono tenga un comportamiento similar al Covid-19 y se esté ante una nueva crisis sanitaria.
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Sin embargo, los expertos llaman a la calma. La Organización Munidal de la Salud (OMS) ha asegurado que el riesgo de contagio de la viruela del mono es «muy bajo» en la población en general y puede detenerse en los países donde esta patología no es endémica. «Queremos detener la transmisión de persona a persona. Podemos hacerlo en los países no endémicos... Es una situación que se puede controlar», declaró, en este sentido, Maria Van Kerkhove, encargada de la lucha contra el Covid-19 en la OMS, pero también de las enfermedades emergentes y zoonosis.
Y es que, a pesar de tener en común que ambas son virus que se transmiten de animales a personas, la viruela del mono y el Covid-19 difieren en varios aspectos, pero principalmente en tres:
Mientras que el Covid-19 es un virus ARN, la viruela del mono es un virus ADN. Los virus ADN, como los adenovirus y los poxvirus, mutan a menor velocidad que los ARN, dentro de los que se incluyen los coronavirus y los influenzavirus, y tienen mejores sistemas para detectar y reparar mutaciones. Al tener menor capacidad de mutación es menos probable que alcance una elevada transmisión humana o manifestar una variabilidad alta, contrario a lo que ha ocurrido con el Sars-cov-2. Son numerosas las variantes y subvariantes que han surgido del Covid-19 en estos años de pandemia, algunas consideradas como preocupantes como la Delta u Ómicron, y que han provocado varias oleadas de contagios.
Además, los virus ADN suelen generar en las personas infectadas una inmunidad a largo plazo una vez superada la enfermedad.
El Covid-19 se puede contagiarse por aerosoles, lo que convierte a esta enfermedad en altamente contagiosa ya que las gotas respiratorias que quedan suspendidas en el aire cuando una persona habla, tose o estornuda, pueden llegar a contagiar a otras personas que se encuentren a corta distancia y especialmente en espacio cerrados.
Sin embargo, para que una persona con viruela del mono lo transmita a otra se tiene que producir un contacto físico cercano. Se transmite a través de las secreciones infectadas de las vías respiratorias, incluida la saliva, o lesiones cutáneas (erupciones o costras) de una persona infectada, o con objetos contaminados recientemente con los fluidos del paciente o materiales de la lesión. El contagio se produce principalmente por gotículas respiratorias, generalmente tras contactos prolongados cara a cara con el paciente, lo que expone a los miembros de la familia de los casos activos a un mayor riesgo de infección. También existe la posibilidad de una infección a través de la placenta, de madre a hijo, lo que se conoce como viruela símica congénita. Por ello, la probabilidad de transmisión entre individuos sin contacto cercano se considera baja.
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En este sentido, la OMS ha señalado que la patua de transmisión en los casos notificados hasta el momento de la viruela del mono ha sido por «contacto físico cercano: contacto piel con piel».
El virus del mono es fácil de rastrear porque, a diferencia del Covid-19, que puede propagarse de forma asintomática, la viruela símica siempre cursa con síntomas.
Aunque los primeros síntomas de la viruela del mono pueden ser similares a los del Covid-19: fiebre, dolor de cabeza, musculares y de espalda, cansancio y mareos, las lesiones cutáneas propias de esta enfermedad aparecen entre el primer y tercer día de la fiebre. Estas pústulas se propagan principalmente por la cara (en el 95% de los casos), y las palmas de las manos y las plantas de los pies (en el 75% de los casos), aunque también se ven pueden ver afectadas las mucosas orales, los genitales y las conjuntivas, así como la córnea. Asimismo, la sintomatología de la viruela del simio incluye habitualmente la inflamación de los ganglios linfáticos.
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Hasta el momento, los casos detectados de viruela del mono se están desarrollando con sintomatología leve que duran de dos a cuatro semanas. También hay que tener en cuenta que la letalidad de esta enfermedad históricamente ha sido baja. En el contexto africano ha oscilado entre el 0 y 11% en la población general, y ha sido mayor entre los niños pequeños.
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