Decenas de fiestas ilegales empañan la moderación general en la Nochevieja del coronavirus

Madrid fue buena muestra de la moderación general de la despedida más atípica del año. De hecho, los incidentes cayeron a la mitad en comparación a hace un año: frente a las 1.800 llamadas recibidas en la Nochevieja de 2019, este jueves únicamente hubo 981. Emergencias Madrid, que hace un año hubo de atender a 50 personas por intoxicación etílica, este año únicamente trató 8 casos.

Sin embargo, eso no impidió que la Policía Municipal de la capital de España recibiera 185 denuncia por fiestas ilegales en domicilios privados, la inmensa mayoría con más de una decena de personas. Hubo igualmente dos expedientes por exceso de aforo en locales, en los que, obviamente, tampoco se guardó la distancia de seguridad.

Pero la mayor fiesta ilegal en la que tuvieron que intervenir la pasada Nochevieja las fuerzas de seguridad no fue en ninguna metrópoli, sino en Llinars del Vallès un municipio de la comarca del Vallés Oriental en Barcelona, que no llega a los 10.000 habitantes. Allí, los Mossos tuvieron que acudir a una nave abandonada de una zona agrícola para abortar un macro rave que se extendió hasta bien entrada la tarde del viernes y en el que había más de 150 personas. Según informó la Consejería de Interior, la mayoría de los asistentes a este evento clandestino, que ya se había celebrado otros años, era de origen extranjero.

Al margen de la fiesta de Llinars, la policía autonómica catalana intervino en otras tres eventos ilegales: una dentro de una discoteca de Cornellà de Llobregat, otra en un hotel de Santa Perpètua de Mogoda y una tercera en la localidad de Esponellà (Girona), con 16 personas sin mascarilla en una casa de colonias alquilada.

Por su parte, la Guardia Urbana de Barcelona, entre sus intervenciones más curiosas, tuvo parar otra fiesta ilegal en el vestíbulo de un edificio de la capital condal.

Otra celebración en un polígono de industrial, esta vez en A Coruña, acabó de forma abrupta a las 4 de la madrugada con la intervención de la Policía Nacional. En la fiesta había una veintena de personas, menores de edad incluidos.

En Euskadi, la Ertzaintza intervino en dos cotillones ilegales, sancionando a 21 personas en un hotel de Bilbao y otras 20 en una casa rural de la comarca de Urola Kosta, en Guipúzcoa, Otras 40 personas fueron denunciadas por la policía vasca por incumplimientos de las normas anti-covid en domicilios de Bilbao, Donostia, Deba y Aramaio.

También en Navarra se sucedieron la denuncias, con 22 expedientes, la mayoría, 14, relacionados con incumplimientos del horario de toque de queda.

Salamanca fue otro de los epicentros de las actuaciones policiales. Se abortaron tres fiestas en viviendas y otras tres en espacios privados. Precisamente en la capital charra, el día 30, el secretario de comunicación de Ciudadanos en la ciudad, Carlos Mateos, fue pillado en una fiesta ilegal, lo que ha provocado su dimisión. Además en Salamanca hubo 45 sanciones por el incumplimiento del toque de queda. En Valencia fueron 15 las denuncias a locales por incumplimientos de las medidas anti-covid.

Por su parte, una quincena de miembros de una asociación cannábica de Torrelavega, en Cantabria, fueron propuesto para sanción por incumplimientos de medidas anticovid en su sede.