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Dra. Paola Beltrán
Jueves, 24 de noviembre 2016, 12:34
La marihuana es la sustancia ilícita más consumida en el mundo. La tendencia actual a su legalización y utilización con fines terapéuticos puede crear confusión respecto a su inocuidad sobre la salud cardiovascular.
Fumar marihuana aumenta la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la actividad del sistema nervioso simpático. Todas estas acciones incrementan la demanda de oxígeno del músculo cardiaco por lo que pueden desencadenar una crisis de angina en pacientes con enfermedad cardiaca establecida.
Por otra parte, la marihuana se ha asociado con infarto agudo de miocardio en individuos jóvenes. Fumar marihuana incrementa 5 veces el riesgo de sufrir un infarto en la primera hora tras el consumo e incrementa el riesgo anual en un 1,5% a 3% con abuso persistente de la droga.
Aunque se considera que estos efectos pueden ser revertidos tras el abandono de la misma, se requiere más investigación sobre su relación con la salud cardiovascular a largo plazo. Actualmente se recomienda evitar su uso recreacional, especialmente en individuos con enfermedad cardiaca conocida.
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