Dr. Nicasio Pérez
Domingo, 26 de junio 2016, 12:09
La fibrilación auricular multiplica por cinco el riesgo que tiene una persona de padecer una embolia. Si el riesgo basal de esta persona es muy bajo, cercano a cero, la fibrilación auricular no supondrá un incremento importante del riesgo (0 x 5 = 0) y por tanto no necesitará tomar anticoagulantes. Cuanto más factores de riesgo de embolia tenga un paciente (una edad mayor a 65 años, sexo femenino, hipertensión, diabetes, insuficiencia cardiaca, enfermedad vascular periférica y, sobre todo, el haber tenido ya una embolia), la fibrilación auricular añade más riesgo y tomar anticoagulantes supone más beneficio. Como los factores de riesgo no desaparecen, algo que también puede decirse de la fibrilación auricular (salvo casos de fibrilación que responden a una causa concreta corregida o casos tratados exitosamente con ablación), el tratamiento anticoagulante en la mayor parte de los casos es indefinido. El anticoagulante más habitual es el sintrom, que requiere mensualmente un análisis de sangre y eventual ajuste de dosis por un profesional sanitario (más frecuentemente al inicio del tratamiento). Desde hace unos años se encuentran disponibles nuevos fármacos anticoagulantes que no requieren controles periódicos de anticoagulación.
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