Dr. Vicente Arrarte
Jueves, 18 de junio 2015, 18:00
La hipertensión arterial es una enfermedad crónica y, por tanto, una vez diagnosticada y tratada con medicación solo excepcionalmente podrá plantearse la suspensión del tratamiento. Puede llegar a prescindir de la medicación si no la precisaba o si la causa que motivó su tratamiento desaparece o se reduce. Por ejemplo, en el caso de obesidad severa, si el paciente pierde mucho peso. En cualquier caso, son situaciones excepcionales y debe ser el médico el que valore la reducción o aumento de la medicación. Además, el tratamiento de la hipertensión debe ir acompañado de una alimentación equilibrada y ejercicio físico adecuado.
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