Dr. Nicasio Pérez Castellano
Miércoles, 20 de mayo 2015, 09:26
No todo paciente con miocardiopatía dilatada debe recibir un desfibrilador. Si a su marido se lo han recomendado es porque el especialista que lo ha estudiado ha determinado que coexisten en él una serie de características de riesgo arrítmico. La longevidad de la batería de los marcapasos y desfibriladores es limitada, por lo que estos dispositivos deben ser reemplazados pasado un tiempo, variable según la frecuencia de actuación del dispositivo y otros factores, aunque en general no antes de 5 años. Si el implante, programación, información, y el tratamiento farmacológico coadyuvante que recibe el paciente son los adecuados, llevar un desfibrilador no tiene por qué afectar negativamente su calidad de vida, sino que, al contrario, supone estar más protegido ante un eventual evento arrítmico.
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