Dra. Mileidis San Juan Acosta
Domingo, 29 de marzo 2015, 12:40
El ajo es una excelente fuente de vitamina B6 (piridoxina), manganeso, selenio y vitamina C. Además, provee varios minerales, incluidos fósforo, calcio, potasio, hierro y cobre. Si bien es cierto que es relativamente bajo en fibra y otros carbohidratos, contiene almidón que el cuerpo tiene dificultades para digerir. Estos almidones, al ser descompuestos por las bacterias del colon, crean un producto en forma de gas, lo que explica que en algunas personas el ajo produzca distensión y flatulencias. Además, el metano que se produce puede dar a los gases un olor fétido.
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Para evitar la aerofagia al ingerir ajo se recomienda masticar bien los alimentos, beber despacio los líquidos sobre todo bebidas gaseosas, no realizar comidas copiosas, evitar la condimentación fuerte, los platos muy grasos y las salsas con exceso de grasa, así como evitar hablar mientras se come.
La mejor manera de cocinar los ajos para conservar sus propiedades es picándolos o triturándolos y con una cocción ligera.
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