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Cálculos renales y alimentación

Las famosas piedras del riñón son el resultado de la concentración de sales minerales que pueden llegar a tener un tamaño considerable y alcanzar uno de los umbrales más alto de dolor conocidos durante el proceso de su expulsión

Sábado, 14 de octubre 2023, 17:39

Hoy hablamos de un gigante de la desintoxicación. Realmente de dos, con tamaño discreto y forma de alubia. Los riñones son piezas esenciales en la eliminación de residuos y en el mantenimiento de la homeostasis metabólica. Limpian la sangre de desechos y también tienen función ... endocrina. Junto con los pulmones, el hígado y la piel, éstos constituyen las principales herramientas con las que cuenta nuestro cuerpo para eliminar los elementos tóxicos que nos rodean o producimos nosotros mismos. De forma que olvídense de las dietas, protocolos o batidos detox y milongas similares. Lo de deshacerse de complejos compuestos químicos se lo tenemos que dejar a expertos y el riñón, sin duda, lo es.

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Los riñones reciben sangre sin filtrar y devuelven al torrente sanguíneo sangre libre de elementos tóxicos y mandan a la vejiga una dilución que formará la orina. La estructura fundamental para este proceso es la nefrona. Un complejo de conductos donde se da una filtración primaria y una posterior reabsorción. Para que todo este complejo de tuberías funcione se necesita sobre todo agua y en cantidad suficiente.

El mito del agua

Desde donde la memoria me alcanza, el mito de que las aguas ricas en calcio o magnesio producen piedras en el riñón se mantiene, a pesar de los numerosos metaanálisis avalados por la OMS o que la propia Asociación Española de Urología emitió en 2016 un comunicado aclarando esta circunstancia.

La realidad es la siguiente. El agua potable, lejos de ser la causante de la aparición de dichas piedras, es la mejor aliada para que no aparezcan. De hecho, su insuficiente cantidad es, tras los condicionantes genéticos, la principal causa de su aparición.

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Podríamos pensar que esto nos vale en ciudades con aguas blandas, pero en otras zonas con aguas más duras sería preferible beber aguas embotelladas de mineralización débil. Pero esto no es así. Nuestros riñones son capaces de gestionar horquillas de concentraciones mucho mayores de las permitidas en España. Ni tan siquiera provincias como Murcia, que alberga aguas consideradas muy duras con concentraciones de carbonato de calcio por encima de los 200 mg/l, suponen ningún problema para un riñón sano. En el caso de Málaga, con una mineralización media de 70 mg/l de CaCO3, el problema ni se intuye.

Piedras en el riñón

Las famosas piedras del riñón son el resultado de la concentración de sales minerales que pueden llegar a tener un tamaño considerable y alcanzar uno de los umbrales más alto de dolor conocidos durante el proceso de su expulsión. Estas piedras pueden ser de oxalato cálcico, fosfato cálcico, ácido úrico y cistina.

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Con diferencia, las más importantes son en las que aparece el oxalato. Dicha sustancia se encuentra de forma natural en las hojas y semillas de muchas plantas como espinacas, remolacha, nueces, frambuesas… y forma hasta el 80% de las piedras. En consecuencia, podríamos pensar que evitando los alimentos con más oxalato no habría problema. Aunque no es tan fácil, porque la mayoría del oxalato que llega a nuestra orina la fabricamos nosotros mismos con, entre otras sustancias, derivados metabólicos de la vitamina C o de la fructosa. Así que la predisposición genética parece fundamental.

Por otro lado, dichos alimentos proporcionan más ventajas que inconvenientes, así que su retirada de una dieta equilibrada no estaría, en principio, justificada.

Pautas alimentarias que sí funcionan

- Disminuir la sal en nuestra dieta. Recordemos que la sal aumenta la presión arterial y esto no ayuda a nuestro riñón a funcionar correctamente (conservas, alimentos procesados, comida rápida…)

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- Las carnes tienen más aminoácidos azufrados y empeoran la carga ácida total del riñón. De forma que mucho mejor aumentar la proporción de proteínas de origen vegetal (legumbres, soja…)

- Evitar los smoothies, especialmente los detox donde predomina la hoja verde rica en oxalatos y cuya cantidad si puede suponer un contenido a vigilar.

- El calcio puede evitar la absorción de oxalatos. Paradójicamente se establecen enlaces entre dichos compuestos y evitan su llegada a los riñones. De forma que el consumo de lácteos no está prohibido.

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- Azúcar ni probarla. El 50% de la sacarosa es fructosa, un precursor del oxalato. Así que mejor lo desechamos de nuestra dieta, por esta y por muchas otras razones.

- Hipertensión, obesidad y diabetes. Son enemigos declarados del riñón en consecuencia sus pautas alimentarias recomendadas son bien recibidas.

- Alimentación rica en frutas verduras y hortalizas ayuda a que se desarrolle un correcto filtrado glomerular. El adecuado contenido en potasio se manifiesta clave para mantener este equilibrio.

- Alimentos ricos en fibra para mantener nuestra flora intestinal en buen estado que a su vez tiene un papel importante en la degradación de oxalato.

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- Consumir aceite de oliva virgen extra. Diversos estudios demuestran la menor incidencia de la litiasis renal en la población que consume más esta grasa.

La salud renal es imprescindible para la regulación de nuestro medio interno y como suele ser habitual nuestro estilo de vida y la forma en la que nos alimentamos marcan una enorme diferencia.

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