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Las reacciones alérgicas graves tras la administración de cualquiera de las vacunas disponibles actualmente contra el Covid-19 están siendo infrecuentes y la recuperación de los casos notificados hasta el momento ha sido buena. No obstante, pueden surgir dudas por parte de aquellas personas que sufren cualquier tipo de alergia, incluso que han sufrido algun cuadro grave anterior, sobre la conveniencia o no de inocularse la profilaxis contra el coronavirus o si existe una más conveniente que otra según sus antecedentes.
Según apunta el médico Pedro Ojeda, coordinador de Comunicación de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), en el blog Voces Expertas en la web de la Estrategia de Vacunación Covid-19 del Gobierno, los casos de anafilaxia (reacción alérgica grave) detectados por ahora tras recibir las vacunas han sido extremadamente bajos con una incidencia de entre 2,5 y 4,7 casos por millón de dosis administradas, y todos se han recuperado de manera satisfactoria. También se han notificado reacciones adversas menos intensas, como picor generalizado, urticaria o inflamación de la cara (angioedema), pero del mismo modo de manera infrecuente -entre 1 por cada 10.000 dosis y 1 por cada 1.000- y una proporción alta de estos casos tenían antecedentes de enfermedades alérgicas. Teniendo en cuenta estos datos:
Como norma general, no.
Sí que está contraindicada en todas aquellas personas que hayan tenido una reacción alérgica al recibir primera dosis de vacuna anticovid y en aquellas que hayan presentado una reacción de hipersensibilidad al compuesto activo de las vacunas o a cualquiera de los excipientes.
En este último caso, el médico Pedro Ojeda explica que la molécula que se ha relacionado con la inducción de las reacciones alérgicas con las vacunas del coronavirus se llama polietilenglicol (PEG) y está como tal en las vacunas Moderna y Cominarty o en forma de un compuesto relacionado (polisorbato) en el resto de las vacunas (AstraZeneca y Janssen).
El polietilenglicol se utiliza como excipiente en muchos otros medicamentos, algunos cosméticos y geles de baños, y, Ojeda apunta a que «las reacciones alérgicas a este compuesto son muy infrecuentes». No obstante, a pesar de ser infrecuentes, «las vacunas frente al SARS-CoV-2 están contraindicadas en personas con alergia establecida al polietilenglicol». Y apunta que, en el caso de sospecha de alergia al polietilenglicol, se debería realizar un estudio alergológico previo antes de recibir la inyección, por lo que recomienda solicitar al médico de cabecera la derivación a un servicio de alergia para realizar dicho estudio.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), por su parte, señala que la vacuna de Moderna contiene trometamol, un compuesto que puede formar parte, como excipiente, de algunos fármacos, mientras que la vacuna de AstraZeneca incluye como el polisorbato 80, un compuesto que la SEAIC advierte que podría presentar reactividad cruzada con el polietilenglicol y puede estar incluido en algunos fármacos biológicos (anticuerpos monoclonales).
Estos son los prospectos de las diferentes vacunas: Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Janssen.
En el resto de las enfermedades alérgicas, tales como alergias a otros medicamentos o vacunas; a alimentos, al látex, a venenos de insectos, respiratorias (rinoconjuntivitis, asma), dermatitis o urticarias, la vacuna contra la Covid puede administrarse sin problema. No obstante, Pedro Ojeda aconseja que la persona que se vaya a vacunar tenga su alergia bien controlada en el momento de recibir el pinchazo.
Tanto la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) como el Ministerio de Sanidad aconsejan ampliar a 45 minutos el tiempo de observación tras la inoculación en personas con antecedentes de enfermedades alérgicas graves, como alergias alimentarias sistémicas, alergias a medicamentos o anafilaxias por veneno de insectos.
No. La molécula relacionada con las reacciones alérgicas frente a estas vacunas es un excipiente, el polietilenglicol, que está presente en todas ellas y, aun así, son muy pocos los casos detectados. Además, las profilaxis actualmente comercializadas están desprovistas de alérgenos alimentarios o derivados de alimentos como proteínas lácteas, derivados de huevo o frutos secos.
En el caso de las vacunas inyectables, se debe dejar pasar un intervalo de tiempo mínimo de una semana entre la administración de una y otra vacuna, primando siempre la del Covid en el caso de que concurriensen la administración de ambas. En el caso de las vacunas sublinguales, se suspenderá su administración durante una semana tras la inoculación de la vacuna del coronavirus y después se reanudará normalmente.
Como en el caso anterior, si concurren la administración de la vacuna con el tratamiento, hay que dejar un intervalo entre una y dos semanas entre la inoculación de la dosis y el tratamiento biológico.
Según apunta el coordinador de Comunicación de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, Pedro Ojeda, no se ha detectado que con las vacunas actualmente disponibles frente al SARS-CoV-2 se produzca una desestabilización de los síntomas asmáticos ni un empeoramiento de otras afecciones alérgicas. Sin embargo, recomienda que las personas con alergias respiratorias, especialmente el asma grave, tengan su enfermedad en el mejor grado de control posible en el momento de recibir la inoculación.
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