Raquel Alcolea
Viernes, 18 de noviembre 2016, 06:58
Las cenas de empresa, las reuniones familiares navideñas y las tensiones relacionadas con las semanas previas a las vacaciones, que suelen ser intensas a nivel laboral, produce un aumento en el estrés que se ve reflejado en nuestra relación con la comida. Sufrimos el llamado "síndrome del comer emocional", que, según los expertos consiste en utilizar la comida para distraer o anestesiar estados emocionales intensos.
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Mientras algunas personas eligen el alcohol, el tabaco, las drogas o las compras compulsivas para buscar alivio a esa tensión, otras buscan esa especie de "regulador emocional" en la comida. Un alivio, por cierto, que suele estar socialmente más aceptado.
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