Empezó casi como botones en un hotel, pero lleva ya más de dos décadas emprendiendo en el ámbito del turismo. Rudi van der Zalm, que ... lleva desde la década de los años noventa afincado junto a su mujer en Mijas Pueblo, ha hecho de todo en este sector, salvo contabilidad, que es lo que menos le gusta. Este holandés, que también es padre de tres hijas, tiene en el turismo su gran pasión, aunque, en broma, hay días que lo maldice.
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Montó su primer negocio en pesetas. Corría el año 1999 cuando Rudi decidió emprender por su cuenta. Detrás de ese paso hacia adelante, no exento de riesgos, contaba con el aval de muchos años de experiencia laboral, sobre todo en hoteles.
Nacido en la ciudad de Delft, Rudi terminó un buen día en una atalaya que mira al Mediterráneo, Mijas Pueblo. Entre su municipio de origen y el que lo acoge desde hace más de veinte años, hay un trepidante recorrido, en el que le ha acompañado, especialmente, su mujer Encarni.
A ella la conoció precisamente en uno de sus primeros puestos de trabajo en Suiza. Ambos decidieron cambiar de aires. Dudaron al principio entre España y Países Bajos, pero se decantaron por la primera. Eso sí, su primer destino fue insular.
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En concreto, Rudi aceptó un empleo como jefe de recepción en un hotel de Gran Canaria. «Era de una empresa alemana que quería implantar a pie de playa un modelo de hotel de negocio que era más propio de Hamburgo», recuerda este emprendedor, que ya en sus inicios analizaba las estrategias de las compañías en las que trabajaba.
Como no le gustó mucho aquella iniciativa, optó por mudarse a Tenerife para trabajar en una cadena hotelera. Pero, poco después a Encarni y a él les pudieron cierta «islafobia» y la nostalgia familiar.
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Esto les llevó a dejar atrás las Islas Afortunadas para explorar otras posibilidades en la Costa del Sol. Desde Marbella a Nerja, Rudi barajó varias posibilidades hasta encontrar su primera parada en tierras malagueñas en Mijas Costa. Tras trabajar en algunas empresas del sector turístico, terminó en una de alquiler de coches, lo que sería determinante para despertar su vena más emprendedora.
«España es mi patria», advierte Rudi van der Zalm. Le gusta sus paisajes, su clima y su cocina tradicional. Sobre todo la que se come con cuchara.
Eso sí, no por ello ha olvidado los sabores de su tierra de origen, que, a veces, su mujer Encarni replica en casa. Entre ellos los platos asiáticos al estilo holandés que recuerdan a Rudi su infancia y su juventud.
En sus años mozos, con el título de bachillerato en la mano, este holandés decidió hacer la milicia de su país. Tuvo un destino que nunca olvidará, una misión de los cascos azules en el Líbano, en una época bastante complicada en la zona. Su paso por las fuerzas de Naciones Unidas le enseñó a ver los problemas reales de la vida.
Hoy Rudi es un emprendedor que sabe buscar sus ratos de tranquilidad, ya sea con su familia o en sus paseos rutinario con Ciro, su perro. A ambos se les puede ver habitualmente tanto por las calles de Mijas Pueblo como por la sierra. Y si le sobra tiempo y ganas, este holandés lo invierte en lectura. Eso sí, sólo en español.
En 1999, no todos veían las grandes posibilidades que Internet ofrecía en el mundo de los negocios. Rudi sí. De hecho, decidió pasar a la acción y montar su propia empresa de 'rent a car', basada en las ventajas que ya empezaban a ofrecer las nuevas tecnologías. «En realidad, me aproveché de que en aquel momento había muchas grandes empresas que aún no habían dado ese paso», aclara este empresario holandés.
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Cuando las compañías más importantes del sector decidieron sacar más partido a Internet, la batalla de Rudi fue similar a la de David contra Goliat, así que decidió dar un giro radical y apostar por otro negocio, los Tuk Tuk, un transporte divertido, cómodo y sostenible para hacer visitas guiadas por Mijas.
En el pueblo de los burros taxi, había un nicho de mercado para estos vehículos. Muy pocos se habrían atrevido, pero Rudi lo tuvo claro. «En mi país de origen funcionaba bien entre marzo y octubre, pero aquí podía funcionar todo el año», sentencia.
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Pero con los Tuk Tuk, el espíritu emprendedor de este holandés no estaba ni mucho menos saciado. Intuyó que la irrupción de Whatsapp podría aplicarse al sector turístico. Encontró el aliado perfecto en Nacho Martín, su socio en una prometedora nueva creación, Nicehop.
Con una ranita simpática y divertida, ambos desarrollaron en 2018 un proyecto que pronto recibió el apoyo de varios inversores para apostar por una forma innovadora de contratar vuelos más hotel. «Al principio, pensamos que era idóneo para un público de universitarios, pero después nos dimos cuenta de que les interesaba más bien a sus padres», explica Rudi.
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Después llegó la pandemia que obligó a pararlo todo. Mientras buena parte del país dejó de trabajar, Rudi y Nacho se dedicaron a gestionar las numerosas cancelaciones que habían hecho a través de Nicehop, un proyecto que ahora mismo está en pausa. «El turismo ha sido el primer sector en parar con la pandemia y será el último en despegar del todo», añade.
Con todo lo aprendido con esa ranita, Rudi y Nacho decidieron aprovechar sinergia y esfuerzo para crear su penúltimo emprendimiento –con este holandés nunca se puede decir cuál será el último–. Así nació Millionchats, una forma de mejorar las ventas 'on line' con Whatsapp. «Sin grandes comisiones, ni letra pequeña, aumenta tus ventas y disminuye el tiempo de atención», dice el lema de esta prometedora iniciativa.
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