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Foto de juventud de Bill Gates y Paul Allen, los fundadores de Microsoft.

El rincón de pensar de los genios

Bill Gates se refugia en el coche, Zuckerberg en su jardín... Saben dónde es más probable que la inspiración les vaya a visitar

IRMA CUESTA

Miércoles, 2 de enero 2019, 00:19

Todo el mundo sabe que Isaac Newton andaba matando el tiempo bajo un árbol cuando una manzana cayó de repente cambiando su vida –y la del resto– para siempre. Fue en aquel instante cuando al genio británico se le encendió en el cerebro la bombilla que terminaría alumbrando su famosa ley de la gravitación universal. Aquel jardín fue su rincón de pensar, el lugar en el que encontró la inspiración que le convertiría en uno de los grandes prohombres de todos los tiempos. Y es que, aunque ningún experto cuestiona la máxima de que la inspiración debe encontrarnos trabajando, la mayoría de los grandes pensadores –los de antes y los de ahora– tienen un lugar favorito en el que esperarla.

Mark Zuckerberg, el creador de Facebook y uno de los hombres más ricos e influyentes del mundo, ideó la empresa que le haría millonario mientras estudiaba y fantaseaba con sus compañeros de cuarto en Harvard. Pasados los años, convertido en una celebridad planetaria, al paladín de las redes sociales le gusta meditar paseando en círculos por el jardín de su mansión de en Palo Alto, uno de los polos de la industria tecnológica de California.

Zuckerberg ha desvelado su secreto en 'Masters of Scale', un programa que dirige y presenta Reid Hoffman, cofundador de Linkedin, en el que trata de explicar al resto de los mortales cómo los líderes de determinadas compañías fueron capaces de hacerlas crecer de cero a un billón en un tiempo récord. En uno de esos programas, Reid congregó a un montón de exitosos emprendedores para que le explicaran cuál es su lugar preferido para pensar. ¿El resultado? Los genios actuales, esos a los que una idea ha convertido en multimillonarios, tienen muy distintas y curiosas preferencias.

Aunque sea complicado de entender, a Brian Chesky, cofundador y director de Airbnb, le gusta perderse en el Museo de la Familia Walt Disney en San Francisco, donde se recrea la vida privada del pionero de la industria de la animación estadounidense. A Chesky se le ocurrió montar una empresa que gestionara alojamientos por horas cuando, coincidiendo con la celebración de un simposio de la Sociedad de Diseñadores Industriales de América en su ciudad, él y su amigo Joe Gebbia se percataron de que no había suficientes hoteles para acoger a los asistentes. Es más que probable que identificarse con Disney le ayude a despertar su lado más creativo. Al fin y al cabo, si el padre del ratón Mickey fue capaz de crear un imperio partiendo de unos simples trazos en un papel, otros también pueden hacerlo.

Mark Zuckerberg en su habitación de la Universidad de Harvard arriba), Caterina Fake (abajo a la izquierda) y Brian Chesky.
Imagen principal - Mark Zuckerberg en su habitación de la Universidad de Harvard arriba), Caterina Fake (abajo a la izquierda) y Brian Chesky.
Imagen secundaria 1 - Mark Zuckerberg en su habitación de la Universidad de Harvard arriba), Caterina Fake (abajo a la izquierda) y Brian Chesky.
Imagen secundaria 2 - Mark Zuckerberg en su habitación de la Universidad de Harvard arriba), Caterina Fake (abajo a la izquierda) y Brian Chesky.

Madrugada productiva

Para Caterina Fake, cofundadora de los sitios web Flickr y Hunch, no se trata tanto de un lugar como de un momento. Ella sitúa el instante mágico de lucidez, ese en el que uno intuye que la idea descabellada que se le pasa por la cabeza quizá valga la pena, en la madrugada. «Me despierto a horas muy extrañas, tengo ese lapso de tiempo, entre las dos y las cinco de la mañana, en el que pienso y trabajo mucho», declaró la empresaria en el programa.

Cuando Caterina era pequeña, sus padres no le permitían ver la televisión; sólo leer poesía y tocar música clásica. Sus hábitos creativos guardan ciertas semejanzas con los de Marcel Proust, que se levantaba entre las tres y las seis de la madrugada, se fumaba unos polvos de opio para aliviar su asma, pedía un café y un croissant y se ponía a escribir una obra maestra.

Nada que ver con las preferencias de Bill Gates. Al cerebro del cofundador de la multinacional de software Microsoft le sienta bien pasear y conducir. Son, asegura, sus actividades perfectas para comenzar a cavilar; esos minutos en los que, con un poco de paciencia, siempre aparece una buena idea, incluso la de dejar Microsoft para iniciar otros proyectos.

Gates está más cerca de Tchaikovsky, quien sostenía que debía caminar dos horas cada día y utilizar ese tiempo para dar vueltas a sus composiciones porque si no lo hacía –o incluso si regresaba de su paseo unos minutos antes de lo programado– algo tremendo le ocurriría.

Es complicado imaginar lo que pensaría el músico ruso si alguien le contara que otra creadora, casi dos siglos después, ha encontrado en la cinta de correr su rincón de pensar. Sheryl Sandberg, emprendedora, millonaria y en la actualidad exitosa directora operativa de Facebook, hace tiempo que descubrió que su mejor momento, ese en el que su mente está operativa al cien por cien, es el que pasa en el gimnasio, moviendo las piernas al ritmo que marca la máquina y liberando estrés acumulado.

Sin duda, un rincón de pensar sano, pero mucho menos divertido que el de Jessica Butcher, cofundadora de la 'app' de realidad aumentada Blippar. A Butcher la inspiración la visitó en un pub discutiendo y tomando unas cervezas con quienes luego fueron sus socios. Un lugar al que todavía va de vez en cuando, aunque ya no sea en busca de grandes ideas.

Los caprichos del éxito

  • Factor suerte Una investigación reciente en la que se ha analizado virtualmente a cerca de mil personas durante 40 años y su trayectoria de éxito profesional ha concluido que la buena fortuna (que no el talento, ni el trabajo duro o la pasión) es el factor determinante del éxito.

  • 50% Los expertos encargados de analizar la respuesta de nuestra mente a determinados estímulos, y la relación entre la formación, el talento, el esfuerzo y la genialidad, coinciden en que ninguno de esos 'tesoros' por sí solos es suficiente. De hecho, más de la mitad de los ejecutivos de las grandes empresas tuvieron unas notas bastante discretas y un porcentaje similar de empresarios millonarios no terminaron la universidad.

  • Estímulo cerebral A la espera de encontrar nuestro rincón de pensar, los científicos acaban de descubrir que el cerebro tiende a ignorar las ideas más obvias para ayudarnos a ser más creativos.

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