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MARÍA JOSÉ TORREJÓN
Cáceres
Viernes, 29 de julio 2022, 08:35
El robo de Atrio y su investigación está en manos de un grupo de agentes expertos en seguir el rastro de valiosos cuadros y otras obras de arte que suelen acabar en el mercado negro. La Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de ... la Comisaría General de la Policía Judicial está detrás, junto a los investigadores cacereños, del arresto de los dos detenidos la semana pasada en Croacia como presuntos autores materiales de la sustracción de las 45 botellas de la bodega del exclusivo hotel cacereño de cinco estrellas.
A día de hoy, nueve meses después del robo, la Policía sospecha que todos los caldos de Atrio han sido vendidos en el mercado negro y que están en manos de varios compradores. Esta es la hipótesis que mantiene el inspector jefe del grupo de robos de la UDEV y que cuenta en una entrevista a HOY. Es, en estos momentos, una de las personas que más sabe sobre esta historia de película que todavía mantiene capítulos por escribir porque los vinos no han aparecido.
«La hipótesis que barajamos es que se hayan deshecho de todas las botellas porque mantenerlas en su poder les compromete mucho. Pensamos que las pueden haber colocado y que están todas vendidas. Esa es nuestra hipótesis principal», señala el investigador. «Es una persona con mucha movilidad y las botellas son efectos que le pueden comprometer mucho», apostilla en referencia al detenido, Constantín Gabriel Dumitru, el hombre de 47 años de doble nacionalidad rumana y neerlandesa, considerado por la Policía «el ideólogo del robo».
Fue detenido el lunes de la semana pasada, día 18, junto a su cómplice y pareja, la mexicana Priscila Lara Guevara, de 29 años, cuando viajaban a bordo de un Lexus con matrícula alemana y se disponían a entrar en Croacia desde Montenegro por el puesto fronterizo de Karasovi Sutorina. Desde entonces permanecen arrestados en el país croata para ser extraditados a España. Se espera que la próxima semana pasen a disposición judicial en Cáceres y que posteriormente ingresen en prisión.
Mientras tanto, la Policía sigue trabajando en dar con el paradero de las botellas, valoradas en 1.648.500 euros. «Creemos que las habría vendido a distintas personas. El mercado negro es una agujero oscuro infinito, que todo lo abarca y todo lo admite a nivel mundial. Las botellas pueden haber acabado en Sudamérica, en Asia o en Europa. El mercado negro no tiene límites», mantiene el jefe del grupo de robos.
Sobre la posibilidad de que el robo más mediático de los últimos tiempos haya sido por encargo, la Policía ni confirma ni desmiente. Ambas hipótesis están abiertas. «Es verdad que lo normal es que robos de estas características sean por encargo. Pero por el perfil de él, que ya tiene antecedentes por sustraer botellas de mucho valor, existe la posibilidad de que lo hiciera por iniciativa propia. Obviamente es una persona que sabe colocar el vino, que ya tiene sus contactos... Creemos al 50 por ciento que se trata de un robo por encargo y al 50 por ciento que no», resuelve el integrante de la UDEV, unidad con sede en Madrid que trabaja de manera conjunta con la brigada de la Policía Judicial de Cáceres.
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Hay que recordar que el arrestado ya había sido detenido en tres ocasiones anteriores (en los años 2019 y 2020) por sustraer botellas similares a las que guardaba la bodega de Atrio, aunque hasta perpetrar el golpe en Cáceres los hurtos habían sido de uno o dos caldos. En el momento de la detención, además, tenía vigentes otras dos órdenes de detención emitidas por juzgados de Madrid.
Sobre la posibilidad de que las botellas aparezcan, la Policía Nacional pide paciencia. Aparecer pueden aparecer. Y sobre esa hipótesis trabajan. Pero puede que el hallazgo se demore en el tiempo. «Las botellas pueden aparecer. No hay que ser ni muy optimista ni muy pesimista. En este tipo de robos, los objetos aparecen al cabo de mucho tiempo. Confío en que se pueda llegar a recuperar, al menos, parte de las botellas. Pero puede que no sea a corto plazo», estima el jefe del grupo de robos de la UDEV.
«Lo bueno de robar este tipo de cosas –prosigue el investigador– es que no desaparecen. Son efectos que la persona que los compra en el mercado negro los quiere de coleccionismo, de capricho, y no se va a deshacer de ellos. Se puede tardar meses, un año, dos, tres... o más. No sería la primera vez que en robos de este tipo los efectos aparecen mucho tiempo después», concluye.
Tras las detenciones, la aseguradora de Atrio, que sería la actual dueña de las botellas, llegó a un acuerdo la pasada semana con los propietarios del hotel cacereño para que los caldos vuelvan a ser suyos, en el caso de que aparezcan, previa devolución de la indemnización que Toño Pérez y José Polo recibieron el pasado mes de marzo por la desaparición de los vinos.
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