Borrar
Cuando el debate es importante y acude la mayor parte de los parlamentarios, no hay sitio para todos. Los que no anden listos deberán permanecer de pie. AFP
Las normas poco comunes de la sala de máquinas de la política británica

Las normas poco comunes de la sala de máquinas de la política británica

Ni aplaudir, ni meterse las manos en los bolsillos ni nada de voto electrónico. Y mucho menos empezar si el cetro dorado no está sobre la mesa que nuclea la Cámara. En la imponente sala de máquinas de la política británica, las normas son las normas

irma cuesta

Martes, 28 de mayo 2019, 00:28

A Theresa May y Jeremy Corbyn los separa, además de otras muchísimas cosas, el largo de dos espadas. Esa es la distancia que existe entre la bancada del Gobierno británico y la de la oposición; el espacio que ocuparían sus armas si a ambos, ... en el fragor de la batalla, les diera por desenfundarlas. En la Cámara de los Comunes (en realidad en todo el palacio de Westminster), la imponente sede de la maquinaria política británica, nada es fruto de la casualidad. Ni el color verde de las tapicerías, ni la mesa situada en el epicentro de la sala, ni los libros que descansan sobre ella, ni la distancia que separa al primer ministro de su archienemigo: el jefe de la oposición.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Las normas poco comunes de la sala de máquinas de la política británica