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El papa Francisco trasladó este viernes un mensaje de solidaridad al pueblo valenciano a través del prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, el cardenal Michael Czerny, un estrecho colaborador del Pontífice que, acompañado por el arzobispo de Valencia, monseñor ... Enrique Benavent, visitó las zonas afectadas por la DANA.
«Francisco está impactado por la enorme devastación que sufre Valencia, pero también está conmovido por el apoyo que todos los españoles han mostrado hacia esta tierra», señaló Czerny, que recordó la cercanía del Pontífice con los damnificados. «El Papa ya ha enviado cinco mensajes porque tienen a los valencianos en su corazón», indicó.
El representante de Francisco expresó su asombro por la destrucción causada por la DANA. «No hay palabras para describir lo que ha ocurrido, no podía imaginar el nivel de devastación que se ha alcanzado, es increíble», afirmó mientras contemplaba los daños causados por la inundación en la iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Catarroja, una de las localidades que recorrió junto a Benetússer, Alfafar, Picanya y Paiporta, donde celebró una eucaristía, y el barrio de La Torre, en la capital, adonde acudirá este sábado.
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Gorka Navaz
En estos pueblos, los parrocos locales compartieron con Czerny diferentes historias de la riada. En Alfafar, el sacerdote Salvador Aguado, de la parroquia Santa Fe, relató que la riada sorprendió a los fieles en el final de la Eucaristía y que unas cien personas se resguardaron en la terraza hasta las cuatro de la mañana. En Benetússer, el cura Jesús Cervera contó que la Virgen del Socorro, que se encontraba en el cercano colegio Nuestra Señora del Socorro, apareció a once kilómetros.
Más tarde, en Catarroja el cardenal canadiense también pudo observar la otra cara de la catástrofe, la de la solidaridad, en la parroquia de María Madre de la Iglesia, convertida en un gran centro logístico. Aquí, donde antes estaban los bancos, ahora se levantan unas enormes estructuras que almacenan los productos que distribuyen los voluntarios.
«En Valencia la Iglesia no habla, actúa, y prioriza lo que necesita el pueblo. Es impresionante ver un templo que se transforma en un almacén para que la gente pueda hacer lo más básico, comer o limpiarse. Pero también es impresionante el ambiente de fe, de oración, de esperanza que podemos apreciar. Y también el hecho de que la Iglesia, los voluntarios, han sido los primeros y hasta los únicos en responder. Eso nos enseña algo de lo que debe ser la vida y el servicio del Pueblo de Dios», expresó Czerny, que subrayó el trabajo de la diócesis en la ayuda humanitaria.
El arzobispo de Valencia, por su parte, subrayó la constante preocupación de Francisco por los sucesos de Valencia. «El segundo día ya se puso en contacto conmigo para conocer los detalles de lo ocurrido. Ahí me dijo que está pidiendo por toda nuestra gente y la presencia del cardenal Czerny con nosotros, sobre el terreno, es una clara muestra de su interés», explicó monseñor Benavent, que destacó algunas de las iniciativas tomadas por la Iglesia tras la DANA, por ejemplo, la cesión de templos para almacenar víveres o como alojamiento para los voluntarios o para los miembros del Ejército desplazados en las labores de limpieza o el trabajo de Cáritas, «que se está movilizando para hacer llegar a los más vulnerables, ahora y también en el futuro, productos de primera necesidad».
Benavent avanzó que la Archidiócesis de Valencia está planeando la celebración de un funeral en homenaje a las víctimas de la DANA antes de Navidad, aunque todavía no se ha establecido una fecha. «Estamos esperando a que se clarifique el número de víctimas para después contactar con las familias que quieran participar y con los párrocos de las zonas más afectadas», aseveró.
Mientras tanto, el arzobispo dijo que él mismo irá celebrando misas en las iglesias con más fieles fallecidos y que este próximo martes, en el marco de la reunión de la Conferencia Episcopal, la catedral de La Almudena de Madrid acogerá una misa en recuerdo a las víctimas y «también de aquellos que han perdido su vivienda o su trabajo porque ahora debemos estar unidos», agregó.
Durante su recorrido, el cardenal Czerny, que habla castellano con fluidez, pudo dialogar con un buen número de voluntarios y de fieles. Una de ellas fue Mari Menor, una vecina de Catarroja que compartió con el cardenal su pesar por el fallecimiento de un miembro de la falla de La Rambleta. «Me ha pedido que en estos momentos, más que nunca, tengamos paciencia y recemos», dijo Menor.
Como prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Czerny lamentó que Valencia «no es un caso aislado». «Es un caso dramático pero no aislado. Hay demasiadas 'Valencias' en todo el mundo cada año. Espero que este 'shock' en esta parte del mundo que tiene poder pueda ayudar a todos a salir de la lógica egocéntrica que nos hace ciegos a los problemas de nuestra Casa Común», en referencia al planeta, culminó.
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