CLAUDIA SAN MARTÍN
MÁLAGA
Martes, 28 de julio 2020
Este verano los malagueños se están poniendo finos a conciertos. La gran parte de ellos, por no decir todos, al aire libre bajo la fresca noche de una atípica temporada estival en la que aún no nos hemos topado con un día de terral intenso de esos que nos confinan de nuevo. Sin ir más lejos, la noche de martes se tornaba relajada y muy flamenca.
Publicidad
Los arcos de medio punto del patio del Museo de Málaga han visto durante este mes de julio más conciertos que nunca. Se han preparado para todo, aunque pronto se despedirán de la música en directo. Es una lástima, porque este paraje invita a disfrutar incluso antes de que empiece el show previsto.
Anoche, las palmeras del Palacio de la Aduana se quedaron medio temblando de emoción ante el espectáculo que ofreció la voz del flamenco Pansequito. Tanto es el fervor que levanta el cantaor que Daniel Raimundo y Miguel Pavón llegaron desde Cádiz exclusivamente para disfrutar del arte de José Cortés Jiménez (1946). Expectantes ante el concierto y muy atentos durante todo el show fue su reacción a una noche sin parangón entre los muros de la pinacoteca: «Pansequito ha sido un revolucionario. Es una persona que conserva muy bien el flamenco y lo defiende, siempre manteniendo su esencia», comentan entre sí estos jóvenes amigos, que volvían de un viaje y no quisieron perderse la ocasión de que la desgarradora voz del cantaor les endulzase los oídos.
Un 'sold out' previsible llenó el patio del Museo de Málaga en este ciclo de 'Música y Museos' que esta semana pone fin el jueves con José del Tomate y Tomatito. Un ciclo organizado por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico a través de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y que se ha celebrado con todas las medidas de seguridad necesarias para ofrecer un concierto en un ambiente tranquilo. Entre el público, Henoc Escalona y Jonathan Recio discrepaban con estas medidas, añadiendo que les parecían «excesivas». Sin embargo, si no lo fueran puede que la cultura siguiera ofreciéndose de forma online obligándonos a perdernos citas como la de anoche. Un concierto de flamenco, con su intensidad y su duende, no se aprecia igual a través de una pantalla. Así lo pensaban Francisco Pastor y Francisco Becerra, dos amigos aficionados al flamenco que aunque no eran muy seguidores de la trayectoria del legendario Pansequito decidieron asistir para dejarse sorprender: «Espero disfrutar mucho esta noche. En el Museo de Málaga han sido mis primeros conciertos después del confinamiento y me han gustado mucho», cuenta Becerra momentos previos al comienzo del espectáculo.
Pansequito llegaba arropado por su guitarrista (que afirmó conocer desde que éste tenía seis años) y dos palmeros, que se ausentaron en algunos momentos del espectáculo para dejar al público disfrutar de la simpleza profunda de la voz del artista y la guitarra.
Publicidad
Era el primer concierto que ofrecía el cantaor de 74 años después del parón y estuvo tan engrasado como acostumbra. De negro, con su porte flamenco en sillas de madera también negras y envuelto en el aura del Museo, Pansequito levantó los aplausos tras cada canción que interpretaba con más fuerza e intensidad. Una actitud inmóvil, absortos y pendientes de cada movimiento fue la respuesta de su público de Málaga, a quienes no defraudó ni un instante: «Vine a Málaga muy jovencito, con mi primer disco», recuerda nostálgico Cortés antes de comenzar con su cante.
Remontándonos hace, aproximadamente, 50 años el artista Manolo Caracol descubre en Pansequito un gran cantaor de flamenco que el mundo tenía que conocer. El gaditano comienza entonces a llenar peñas y tablaos, haciéndose un hueco entre los grandes del cante jondo: «Él evolucionó con el flamenco, pero mantuvo su esencia de cante jondo», cuenta Miguel Pavón a SUR con emoción y admiración. Medio siglo de arte en las tablas respaldan una trayectoria extensa y una discografía en la que figuran trabajos que alcanzaron el éxito en su momento.
Publicidad
Lo cierto es que no queremos despedirnos de 'MUMU'; la mezcla que se crea en el Palacio de la Aduana de música, sentimiento y a veces de poesía es única e irrepetible. Puede que la responsabilidad individual y colectiva nos traiga de nuevo a este espacio, esperemos que sin mascarillas y distancia, pero con artistas en escena de la talla de Pansequito.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.