Durante la semana, el 40% de los estudiantes de Infantil y Primaria no comen en sus casas. La dificultad de conciliar obliga a las familias a delegar su alimentación diaria a los comedores escolares, donde almuerzan nada menos que 1,8 millones de niños de ... nuestro país, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). La pregunta -que inquieta a muchos padres- es ¿son aceptables dichos menús? Dispuesta a hacer una foto fija que permita pulsar la realidad que se vive en los centros, la asociación ha sondeado a más de 600 hogares. Y sus conclusiones no son alentadoras: ninguno de los 622 menús estudiados por la OCU se ajusta a lo que recomienda la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
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¿Son los menús escolares ricos, nutritivos y equilibrados? ¿Qué les falta y qué les sobra? Mediante un formulario on line, la organización ha consultado a los padres cuestiones como el precio de dichas propuestas, cómo se gestiona el comedor, dónde se elabora la comida, qué información reciben las familias, la cantidad de veces que un determinado alimento se incluye en el menú o las diferentes formas de cocinado. «Estos datos nos han servido para conocer cómo es este servicio, clave en la alimentación y salud de los niños, además de importante en su educación para que aprendan a comer bien», destacan.
Para realizar dicho trabajo, la OCU ha recabado menús mensuales enviados por familias de toda España con niños inscritos en colegios públicos (73%), concertados (21%) o privados (6%). La oferta analizada corresponde a los meses comprendidos entre marzo y junio de 2023.
La primera cuestión a abordar es meramente económica. ¿Cuánto incide su precio en las cuentas de una familia? En este punto, el tipo de centro determina la tarifa. «Observamos que el coste del comedor depende sobre todo de la clase de colegio: en los públicos se cobra a unos 96 euros mensuales de media, mientras que en uno concertado el precio sube hasta los 134 euros y en los privados hasta los 146 euros. Sin embargo, hemos comprobado que los mejores y más completos no tienen que ser los más caros», advierten.
Según la OCU, en la actualidad solo en un tercio de los casos (un 33%) se cocina directamente en el centro. Y es que cada vez más los colegios, sobre todo los públicos, recurren a empresas de catering: el 55% de los menús son elaborados fuera y transportados a los comedores de dos maneras: envasados y refrigerados para calentar posteriormente -la llamada línea fría, la más generalizada, que se usa en 7 de cada 10 comedores con cocina externa en España- o en platos que llegan calientes el mismo día que se van a consumir (a esta línea caliente, mayoritaria hasta hace unos años, recurren 3 de cada 10 comedores con catering).
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¿Cómo afecta esta realidad a la calidad de la comida que ingieren los niños? «Los resultados del estudio no son nada buenos», adelanta la OCU. Y explica su metodología: «Nuestra valoración se basa en el número de raciones recomendadas por la guía de comedores escolares del programa Perseo de 2008, el documento de consenso sobre la alimentación en centros educativos aprobado en 2010 por el Consejo Interterritorial del Sistema nacional de Salud, los indicadores de la Estrategia NAOS de 2011, y los criterios propios de OCU».
Según dichos parámetros, una buena dieta para niños en edad escolar debería incluir:
- Alimentos ricos en hidratos de carbono, arroz, pasta o patatas como plato principal o guarnición.
- Legumbres un par de veces a la semana, como plato principal o guarnición.
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- Fruta a diario
- Verdura, como plato principal o guarnición.
- Carnes, pescado y huevos alternándose en los platos principales, pero dando prioridad a las carnes magras y al pescado sobre otros alimentos más grasos.
- En las preparaciones, evitar precocinados y frituras, apostando mejor por guisos, platos la plancha o al horno.
Hasta aquí la teoría, pero ¿cómo es la realidad en los centros? La OCU ha recopilado en las conclusiones de su estudio los aspecto a mejorar para lograr que los menús pasaran el examen y fuesen equilibrados:
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- Demasiadas patatas, poca legumbre: las recomendaciones nutricionales sobre arroz, pasta y patatas apuntan a entre 2,5 y 3 raciones semanales, pero, de media, se están dando un poco por encima, unas 3 veces a la semana. El consumo de legumbres es escaso, no llega al mínimo recomendado de 1,5 veces a la semana.
- Comen verdura… pero en puré: la presencia de verdura en la dieta de los escolares es fundamental, ya que proporciona vitaminas, minerales y fibra, y pocas calorías. «Aunque a algunos niños les pueda costar tomarlas, el comedor escolar es el lugar indicado para crear buenos hábitos. Su presencia por tanto en los menús debe ser complementaria a los hidratos de carbono», señalan. El valor medio de la encuesta es de 2,45 raciones semanales, casi alcanza el mínimo recomendado de 2,5. Sin embargo, la forma de elaborar los platos no es la ideal: solo el 11% de la verdura de los menús se cocina entera, la mayoría se presenta en puré o en ensaladas como guarnición (que a menudo los niños se dejan en el plato).
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- Faltan huevos: la carne, el pescado y los huevos deberían aparecer entre una y dos veces a la semana en los menús. El objetivo es variar y alternarlos, dando prioridad a las carnes más magras, a los pescados azules ricos en omega 3 e incluir más huevos. «Los escolares comen carne en cantidades que se ajustan a lo recomendado, pero debería rebajarse el porcentaje de embutidos (15%), demasiado grasos», indican desde la OCU. Por su parte, las cantidades de pescado son adecuadas, «aunque deberían tomar más pescado azul». Y agregan: «Lamentablemente, el consumo de huevos no alcanza el mínimo establecido de una vez a la semana».
- Y más fruta de temporada: para el postre, lo ideal es tomar fruta fresca a diario. Se debería optar siempre por frutas de temporada e ir alternando entre unas y otras. En la práctica, los niños comen fruta en el cole unas 3,75 veces a la semana, no a diario. Además, la variedad sigue siendo una asignatura pendiente: básicamente toman plátanos, manzanas y peras. «En contrapartida, esa carencia de fruta se suple con un exceso de postres lácteos, sobre todo yogur azucarado: lo recomendable es un postre lácteo a la semana en el menú escolar, pero de media se toman 1,4 veces», recoge el estudio.
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- Guerra al precocinado: croquetas, empanadillas, flamenquines, san jacobos, patatas fritas… están entre los platos preferidos por los niños, pero estas preparaciones suelen venir de precocinados industriales, altamente ricos en grasas e hidratos de carbono y con poca proteína. Aunque en los menús aparecen en poca cantidad, 0,55 raciones a la semana, sería aún mejor si se redujeran a una vez cada dos semanas.
Como conclusión general, la OCU advierte que ninguno de los 622 menús analizados está equilibrado al 100%. «De hecho, un 45% de los menús están muy desequilibrados, especialmente cuando se elaboran fuera del centro escolar (cuando más de la mitad -el 55%- no cumplen los parámetros deseables)». Cuando es la cocina del centro la que se ocupa de cocinar los platos, los resultados son mejores: baja al 39% los que obtienen mala valoración.
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Por último, la OCU recoge cinco propuestas para mejorar estos menús y así ofrecer una alimentación más positiva a los escolares:
- Reducir el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono (arroz, pasta, patatas) y aumentar el de legumbres. Queda pendiente incorporar los alimentos integrales; en la actualidad el 36% de los menús ni siquiera ofrecen pan integral.
- Trabajar más el equilibro de los menús, reforzando la presencia de legumbres, huevos, pescado azul y fruta fresca y reduciendo la presencia de precocinados y postres dulces.
- Variar más en alimentos y elaboraciones, dando prioridad a elaboraciones con menos grasa. Y evitar repeticiones entre platos y guarniciones: por ejemplo, un primer plato de pasta, patata o arroz debe alternarse con una guarnición de verdura (y viceversa).
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- Aumentar la presencia de productos de cercanía para mejorar la sostenibilidad de la gestión de los comedores escolares. Por otra parte, cerca del 40% de los menús no incorpora alimentos de producción ecológica.
- Es preciso equilibrar el conjunto de la dieta del niño: lo que no coma en el cole debe tomarlo en casa, en la cena o entre horas. Sería de gran ayuda que los menús incorporaran propuestas de cenas, «pero en nuestra encuesta vemos que todavía un 34% de los menús no aporta esa información».
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