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El consumo de cocaína por los automovilistas españoles se ha convertido en un problema de primera magnitud. Esta droga, que altera sustancialmente las facultades de quien va al volante y multiplica el riesgo de sufrir siniestros, está ya presente en el organismo del 13% de ... los conductores fallecidos en accidente de tráfico, lo que supone que es elemento determinante en una de cada ocho muertes al volante en las carreteras españolas, según recoge un informe elaborado por la Fundación Línea Directa.
Los datos aportados en los últimos años por las pruebas forenses realizadas por el Instituto Nacional de Toxicología a las víctimas alertan del enorme volumen del problema. La cocaína, sustancia de la que España es el país europeo con más consumidores tras el Reino Unido, es ya también la droga más habitual (excluido el alcohol) entre los conductores que mueren en accidentes de tráfico en nuestro país y su presencia en estos siniestros letales registra un crecimiento del 54% en solo una década.
La cocaína, con independencia de los importantes daños físicos y psicológicos que causa a quien la consume con asiduidad, es un estupefaciente muy peligroso al volante, pues altera de forma negativa la capacidad de conducción. Causa excitación y euforia, merma la capacidad de concentración, altera la percepción de la carretera y de los riesgos, añade agresividad al volante y, además, puede potenciar episodios repentinos de sueño, según los especialistas.
El perfil del conductor fallecido en accidente y con positivo en cocaína descrito en el informe rompe algunos tópicos. En contra de lo que puede pensarse, no es joven sino más bien un hombre maduro. La mayoría son hombres de entre 35 y 54 años que conducen automóviles o motocicletas y que tienen los accidentes mortales en horas o días vinculados principalmente con las actividades de ocio, como son las noches, los fines de semana o las vacaciones. El tipo de siniestro delata en la mayoría de los casos una clara pérdida de control del vehículo, posiblemente vinculada a imprudencias o déficit sensoriales, pues se suele tratar de vuelcos, choques frontales o golpes contra obstáculos.
No obstante, y pese a que el dato de positivos entre los fallecidos al volante es muy alto, la proporción de españoles que se suben al coche tras haber consumido cocaína puede ser aún mayor. Así lo apuntan los aproximadamente 100.000 controles de drogas realizados el año pasado por las patrullas de la Guardia Civil. Uno de cada cinco conductores que se sometieron el test de drogas, el 19%, dio positivo a cocaína. El número más alto de positivos se registró en Galicia, Baleares y Andalucía y, por contra, el porcentaje más bajo se dio en La Rioja, Navarra y Aragón.
La cocaína es ya la segunda sustancia estupefaciente más frecuente entre los conductores sorprendidos por los controles de tráfico, solo por detrás del 39% de positivos en cannabis. El trabajo de la Guardia Civil subraya en cualquier caso otro dato muy preocupante y es que más de la mitad de los automovilistas y motoristas controlados en carretera dieron positivo a alguna droga.
A la vista de los datos toxicológicos y de los derivados de los controles, da la impresión que los 1.700 automovilistas representativos de todo el país encuestados por Fundación Línea Directa para este estudio no fueron del todo sinceros. Aún así, hasta el 8% de ellos, equivalentes a nada menos que 2,24 millones de conductores españoles, confesaron que se han sentado al volante tras esnifar cocaína en alguna ocasión. Cuatro de cada diez de estos conductores consumidores revelaron que, además, en esas ocasiones habían mezclado la ingestión de la cocaína con la de otras sustancias, principalmente con bebidas alcohólicas o derivados del cannabis. Pero, lo que quizás es el dato más alarmante que proporcionaron a los expertos, es que uno de cada cinco de quienes se pusieron al volante después de tomar cocaína, el 21%, consume esta droga todas las semanas.
La encuesta, pese a la sospecha de algunos déficit de sinceridad entre los preguntados, certifica la irresponsabilidad de un porcentaje significativo de los conductores españoles, pero también de la falta de responsabilidad y de compromiso cívico de muchas de las personas de su entorno. Hasta un 16% de los preguntados, lo que equivale a casi 4,5 millones de españoles, admitieron haberse subido en alguna ocasión a un vehículo pese a ser conocedores de que el conductor había ingerido antes cocaína.
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