Borrar
La nueva fantasía del consejero delegado de Ryanair: que los billetes de avión sean gratis

La nueva fantasía del consejero delegado de Ryanair: que los billetes de avión sean gratis

«Un avión es un autobús con alas». Esa fue la premisa bajo la que modeló la compañía irlandesa Michael O'Leary, quien sigue empeñado en poner patas arriba el modelo de negocio de las aerolíneas

rafa torre poo

Sábado, 19 de octubre 2019, 23:39

Es un tipo listo, con olfato fino para los negocios y nulo miedo al ridículo. Su primer negocio fue una tienda que abrió en Dublín. No cerraba ni el día de Navidad. Su mente ya barruntaba la clave del éxito de su ADN empresarial: explorar y poner en marcha lo que otros no se atrevían a imaginar. Michael O'Leary (Mullingar, Irlanda, 1961) invirtió en ella 15.000 euros y dos años después la traspasó por 150.000. Esa misma filosofía le arrastró hasta una pequeña compañía aérea propiedad de Tony Ryan (Guinnes Peat Aviation). Como los números no cuadraban, el dueño le envió a Estados Unidos a fisgar el modelo de bajo coste de Southwest Airlines. Descubrió los ingredientes, los aplicó en Europa y se hizo rico. Es el consejero delegado de Ryanair desde hace varias décadas y su fortuna personal, pese a tener un porcentaje muy pequeño de las acciones, está cifrado en 800 millones de euros.

La determinación ha sido clave en su trayectoria. Siempre ha hecho lo que creía que tenía que hacer, sin miedo a las consecuencias. «No me importa una mierda si nadie me quiere», es una de sus frases más célebres. España es uno de sus principales mercados. Aun así, no le tiembla la mano. Tiene pensado cerrar aquí cuatro de sus trece bases. Esta semana ha anunciado que despedirá a 432 trabajadores.

Su visión empresarial va ligada a su personalidad. Sus constantes exabruptos le han llevado a enfrentarse con todas las patas de su negocio: clientes, trabajadores, autoridades aeroportuarias, gobiernos de los países donde opera, el resto de aerolíneas, movimientos sociales... En ocasiones, incluso con varios de ellos a la vez. «La industria de las líneas aéreas está dirigida por un puñado de bobos pusilánimes que no se atreven a enfrentarse con los ecologistas y llamarles lo que verdaderamente son: un atajo de gilipollas mentirosos», dijo una vez.

La empresa –quizás por todo lo anterior– le relegó en febrero de la gestión diaria. Apagaba los fuegos con gasolina. Ahora dirige la estrategia de crecimiento a largo plazo del holding. Es lo que le ha llevado hasta la cúspide europea y mundial de las compañías 'low cost'. Pero seguirá siendo consejero delegado, al menos, hasta 2024.

«He sido un poco bocazas para hacer ruido y me ha funcionado»

«Un avión es un autobús con alas». Esa fue la premisa bajo la que modeló la compañía irlandesa. Se dio cuenta de que la gente aceptaba cualquier incomodidad a cambio de volar barato en una época donde era un lujo reservado a las carteras más pudientes. A este cebo se unían otros dos:que los viajes fueran seguros y puntuales. Así nació la famosa trompetilla que suena al aterrizar cuando sus aeronaves lo hacen a la hora fijada. El mes pasado, según publicó su servicio de prensa, lo consiguió en el 92% de los vuelos.

Fue en esta continúa búsqueda de la reducción de costes donde encontró un filón. Encargó a una empresa italiana un modelo de asientos verticales, para que cupieran más pasajeros en los aviones y se pudieran poner de pie sin moverse del sitio. También quiso quitar los cinturones de seguridad de sus aparatos porque opina que «no sirven para nada». O cobrar más a los gordos –a más peso, más gasto de combustible– y a los que usaran el baño. «Por cinco libras, estoy dispuesto a limpiarles yo el trasero», ironizó. La lista de ocurrencias es larga. Ofrecer películas pornográficas previo pago, retirar los reposabrazos o facturar aparte si alguien se veía obligado a usar los chalecos y mascarillas de emergencias...

«No hay publicidad mala»

Medidas impopulares y decisiones estrambóticas que amplificó gratis. Porque a O'Leary nunca le ha hecho falta la publicidad. «He sido un bocazas para hacer ruido y me ha ido bien», afirmó en una ocasión. Una simple búsqueda de imágenes en internet lo deja claro. Se ha disfrazado de Robin –el compañero del superhéroe Batman–, de vikingo en Suecia o de torero en España. También se atrevió, a pesar del fuerte catolicismo irlandés, con el traje de Papa en Italia. Lo que fuera por promocionar gratis cualquiera de sus rutas. «No existe la publicidad mala», es otra de sus máximas.

Pocos conocen al verdadero O'Leary. Vive en una mansión, le apasionan los caballos y es hincha del Manchester City. En Irlanda afirman que se compró un taxi para circular por Dublín por el carril exclusivo. Tiene cuatro hijos y está casado con la exempleada financiera Anita Farrell. En público se muestra como un personaje irreverente y deslenguado.

«La industria de las líneas aéreas está dirigida por bobos pusilánimes»

Con el tiempo ha sabido adaptarse. Incluso moderar sus formas. En 2013, cuando Ryanair gozaba de un crecimiento espectacular con más de cien millones de pasajeros y una flota de 300 aviones, se registró un alza en el precio del combustible. Necesitaba elevar el número de viajeros para seguir aumentando las ganancias. Lo consiguió suavizando las normas. La compañía dejó escoger los asientos, accedió a calentar los biberones de los bebés y permitió subir a bordo sin coste extra una pequeña bolsa de mano. Medidas puntuales que fluctuaban en función de las necesidades de la empresa.

Ahora aspira a que los viajes en avión sean totalmente gratis. ¿Cómo? Compartiendo gastos entre compañías, reduciendo las tasas aeroportuarias –su gran caballo de batalla– y seduciendo a los gobiernos, con el caramelo de un aumento en el flujo de visitantes, para que subvencionen con más dinero del que ya aportan a este nuevo modelo de negocio.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur La nueva fantasía del consejero delegado de Ryanair: que los billetes de avión sean gratis