Secciones
Servicios
Destacamos
Los noodles son originarios de China, donde empezaron a elaborarse hacia el año 5.000 AC. Desde allí se extendió su consumo hacia otros países asiáticos y actualmente su popularidad ha traspasado las fronteras, principalmente por los muchos adeptos que está ganando la cocina oriental. Dentro de estos, los noodles instantáneos se han puesto de moda sobre todo entre los más jóvenes porque son fáciles y rápidos de preparar y solucionan un almuerzo o una cena en cuestión de minutos. Pero, ¿qué hay detrás de este tipo de producto?
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado 45 tipos de noodles instantáneos y, de estos, 12 obtienen una valoración aceptable y solo uno puede considerarse de buena calidad.
El primer punto en contra es que contienen demasiados aditivos. En el caso de los conservantes, su presencia puede estar más o menos justificada, pero en el caso de los potenciadores de sabor y colorantes lo que hacen, según la OCU, es «enmascarar la falta de ingredientes». Además, el estudio determina que la gran mayoría son aditivos no recomendables (en 33 de los productos analizados) y en cinco productos los expertos han encontrado un aditivo «a evitar», el colorante E150c (caramelo amónico) «que puede contener dos sustancias no deseadas: el THI inmunotóxico y el 4-MI, sospechoso de ser cancerígeno».
El segundo punto negativo es la cantidad de ingredientes ultraprocesados que contienen los noodles instantáneos como aromas, extracto de levadura (usado como sustituto «natural» del glutamato) y jarabes para los complejos saborizantes, entre otros.
En cuanto a su valor nutricional, el estudio determina que resulta «insuficiente». Los productos del análisis tienen de media un aporte energético de unas 119 kcal/100 g de producto preparado; las grasas suponen un 5% de media y en 30 de los productos analizados se usa aceite o manteca de palma, es decir, grasas saturadas; cuentan de media con un 16% de hidratos de carbono, mientras que la proteína «es meramente anecdótica», ya que se encuentra en cantidades muy bajas, un 2,7 % de media, incluso en aquellos noodles instantáneos que anuncian un alimento rico en proteínas (pollo, carne o pescado) ya que el pollo, carne o pescado que dicen llevar en realidad son aromas. Y para terminar, la cantidad de sal viene a ser de un gramo y, en algunos casos, alcanza un 1,6 %.
Por último, los expertos cocineros a los que la OCU pidió que probaran los noodles instantáneos consideran que se trata «de simples fideos cocidos y blandos». Además opinan que «las sopas o se pasan o no llegan con la sal. Y las que tienen sabor, saben a polvos, a concentrado de carne». También señalan que hay algunos productos picantes sin que se indique en el envase y otros que se anuncian como picante y resultan ser dulces o agridulces. Asimismo aseguran que «las guarniciones brillan por su ausencia, no aportan textura y son de mala calidad».
La mayoría de los productos suspenden en la degustación pero, entre los 45 analizados, el estudio de la OCU sugiere que tres han pasado la prueba. Se trata de los Fideos orientales Curry Indian Style de Maggi Fusian (2,19 euros la bolsa de 118 gramos), «que tienen un buen sabor a curry, gracias a una buena mezcla de especias»; Soba classic de la marca Nissin (2,32 euros el vaso de 90 gramos), «de los que han valorado la buena textura de los fideos. Les pareció una preparación algo sabrosa, aunque de buen sabor»; y los Yakisoba sabor soja de Hacendado (Mercadona) (1,20 euros el vaso de 80 gramos), de los que los cocineros «han valorado sus fideos redondos, finos y largos que después de la hidratación quedan al dente. La preparación les sabe a soja y a verduras con un ligero sabor picante».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.