Una operación de la Guardia Civil contra narcotraficantes en la costa gaditana y fotografía de Andros Lozano, autor de 'Costo'

Andros Lozano

Periodista
«En la lucha contra el narco no se puede contar con Marruecos»

El reportero se adentra en 'Costo' en el colosal negocio del tráfico de hachís en el Estrecho, las mafias que lo controlan y los policías que las persiguen

Domingo, 14 de mayo 2023, 01:03

Cuando te ponen sobre la mesa un fajo de billetes de 50 que suman tres mil euros y te dicen que son tuyos por una noche sacando hachís de una lancha, siempre se puede rechazar la oferta. Pero es difícil. «En Barbate, el mañana es ... ahora y mi hija tiene que comer». Es lo que Adán, «un chico de voz y mirada tímidas» le cuenta a Andros Lozano en 'Costo' (Libros del K. O.), donde este periodista valenciano de 39 años narra desde dentro el mundo del narco en las costas andaluzas.

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Lozano ha compartido lancha con narcotraficantes que cruzaban el Estrecho de noche, ha acompañado a la Guardia Civil en redadas, ha hablado con padres cuyos hijos han sido asesinados en ajustes de cuentas... y con todas esas piezas compone un testimonio brutal del narcotráfico en el Estrecho y de todas las mafias que crecen al calor de la frontera sur de Europa.

Hasta las playas de la provincia de Cádiz, la gran puerta de entrada del hachís en Europa, llegan cada año miles de toneladas procedentes de Marruecos, que luego recorren las calles de Marsella, Hamburgo o Estocolmo en forma de porros. Un negocio que mueve un ingente dineral en el litoral gaditano (el Campo de Gibraltar, Barbate, Conil, Sanlúcar...), lacerado por los índices de paro más altos de España, y en el que el narco se ha hecho fuerte como un Inem en la sombra.

Esa realidad de poderosos clanes mafiosos que pagan sueldazos a cargadores, pilotos, petaqueros y vigilantes, y la de los policías que los persiguen por tierra, mar y aire discurre por las páginas de 'Costo'. «Cuento lo que hay detrás de lo que la gente ve en el telediario cuando se le muestra una persecución en mitad del Estrecho», apunta Lozano, que se ha metido en la boca del lobo para escribir lo que su colega Nacho Carretero ('Fariña') define como «el libro definitivo del narco andaluz».

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 -50.000 euros por pilotar una 'goma', 3.000 por descargar la mercancía en la playa y llevarla a los coches, 10.000 por conducir esos vehículos hasta las naves donde se guardan los fardos de hachís (guarderías), 500 por soplar si llega la policía... ha puesto números a las 'nóminas' del narco. Con esas cifras veo ahora aún más difícil acabar con el problema. Ya lo dice en el libro, es como el Inem…

-Es que es iluso pensar que se puede acabar con el problema a corto o medio plazo. Mientras en Marruecos se produzca hachís de una manera casi industrial y en Europa se consuma, los intermediarios andaluces que trasladen la mercancía de un lado a otro del Estrecho van a brotar porque se mueven cientos de millones de euros al año. Se puede luchar contra el narcotráfico y debilitar a sus grandes clanes, pero acabar con el negocio son palabras mayores y demasiado osadas.

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-Empieza el libro contando que en el Estrecho ya se traficaba con tabaco hace cien años... ¿Cómo imagina Barbate dentro de otros cien?

-Seguirá estando a un salto de Marruecos por el mar, seguirá teniendo enormes playas en su entorno que faciliten el alijo de hachís, pero no sé si la localidad se habrá quitado de encima el estigma y la mancha del narcotráfico que hoy, por desgracia, todavía tiene por una minoría que ensucia el nombre de todo un pueblo.

-Fue testigo de la implicación de los gendarmes marroquíes en una operación de carga de hachís en las playas de ese país...

-Las fuerzas policiales españolas y los funcionarios judiciales que conocen el negocio y que luchan contra él te dicen que no se puede contar con Marruecos para tratar de atajar el problema. Si quien lucha contra el narco en España te dice eso, poco o nada puedo añadir.

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-Un confidente marroquí le cuenta que el rey Mohamed VI hace un par de operaciones de limpieza al año para quedar bien con las autoridades europeas, pero que en realidad hay agentes, militares y funcionarios metidos hasta las trancas en el negocio… ¿ante ese panorama qué puede hacer el Gobierno español?

-La diplomacia puede actuar, se pueden hacer gestiones por parte de Madrid para pedir mayor implicación de Rabat, pero hay que comprender que Marruecos es el mayor productor de hachís del mundo y que allí es una 'industria' más de la que vive mucha gente. Si les quitas su medio de vida, aunque los que se estén llenando los bolsillos con millones sean los grandes productores para los que trabajan, el Gobierno marroquí se expone a una situación novedosa que, sin duda, tendría consecuencias internas.

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-¿Hay miedo entre las Fuerzas de Seguridad? Cuenta que un agente de la Guardia Civil llega a comparar el temor al narco con el que sembraba ETA.

-Aunque se han dado muertes de agentes que luchaban contra el narco, el miedo, el temor, es más psicológico que físico. No hay bombas, pero la amenaza es latente. Es el miedo a sentirse señalado en el patio de vecinos, a ver que tu hijo va al mismo colegio que el de un narco al que investigas, a que una mañana te pinchen la rueda para lanzarte el mensaje de que saben dónde vives...

«Las grandes bandas criminales tienen presencia entre la Costa del Sol y el Campo de Gibraltar, pero aquí el Estado se ha sabido imponer»

-Se ha metido en la boca del lobo… en la peor zona de la barriada del Zabal, en La Línea, el mayor almacén de hachís de Europa… ¿qué vio allí? ¿Invitaría al ministro Grande Marlaska a darse una vuelta por sus calles?

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-El ministro ha propiciado e impulsado desde mediados de 2018 una lucha casi sin precedentes contra el narco en el sur y ahora estamos viendo sus frutos con juicios como el que arrancó este lunes en Algeciras, con 157 procesados (el macrojuicio contra el clan de 'los Castaña'). Me consta que es un tema que le preocupa y sé que conoce de qué hablamos cuando se cita barriadas como El Zabal o La Atunara en La Línea. Allí hay pisos francos frente a la playa, hay guarderías, hay soplones, hay viviendas de lujo rodeadas con muros coronados con alambras de espino...

-¿Existe la amenaza de que El Estrecho se convierta en un escenario de sangrientas guerras mafiosas entre bandas criminales latinoamericanas y europeas?

-El riesgo existe, pero hasta el momento se ha sabido, y podido, contener. Las grandes organizaciones criminales de todo el planeta tienen presencia entre la Costa del Sol, en Málaga, y el Campo de Gibraltar, en Cádiz, pero aquí, a diferencia de Latinoamérica, el Estado se ha sabido imponer. Es una zona en disputa, y toda disputa a nivel criminal entraña violencia. La clave es contenerla a tiempo y evitar que el crimen organizado se introduzca en las instituciones. Además, el Estrecho no es sólo hachís. El puerto de Algeciras es una de las principales vías de entrada de cocaína en Europa. No se le puede perder de vista en ningún momento.

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-¿Los tentáculos del narco del Estrecho han alcanzado las instituciones?

-Por suerte, no se han introducido en las instituciones. Un policía nacional de La Línea de la Concepción y amigo de 'los Castaña', los hermanos Tejón Carrasco, se presentó como candidato por C's a unas elecciones municipales de un pueblo vecino hace unos años. No salió elegido, pero, ¿buscaban algo los narcos a través de él? Quién sabe.

«Cuando Guardia Civil y Policía detectan ovejas negras en su casa, actúan sin miramientos. Es ejemplar cómo sacan la 'basura'»

-Y en cuanto a los agentes que se juegan la vida persiguiendo a los narcos… ¿ha visto frustración en ellos? ¿cómo les afecta que haya ovejas negras en la Guardia Civil o la Policía?

-Cuando ellos tienen la certeza de que una persona es un gran narco, lo investigan, y si reciben una sentencia exculpatoria, sí, se sienten muy frustrados. No entienden, aunque sí respetan, que puedan tener mansiones, que puedan contratar a los mejores abogados o que no trabajen, y que se les deje en la calle pese a que no tienen otro modo de vida que el tráfico de drogas. En esas situaciones sí he visto y escuchado palabras de frustración. Luego, cuando detectan ovejas negras dentro de sus respectivos cuerpos, actúan sin miramientos. Me parecen un ejemplo. Por cómo sacan la 'basura' de su casa y por cómo son capaces de dejar de lado parte de sus vidas, a sus familias y a sus hijos, por llevar a prisión a los narcos.

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-¿Qué propondría a las autoridades implicadas para que dentro de quince o veinte años no haya que escribir otro 'Costo' como el que ha escrito ahora en e que el paro, el atraso económico y la desigualdad social son caldo de cultivo para el narco?

-Es un tema complejísimo. Siempre va a existir gente que va a querer ganar dinero fácil pese a que tenga que arriesgar su vida o su libertad. El desarrollo económico puede incidir en la proliferación o no de clanes de traficantes, pero creo que factores como la proximidad a Marruecos o la existencia del consumo de hachís en Europa tienen mayor incidencia en el sostenimiento de lo que yo llamo 'industria narco'. Si los pueblos del Campo de Gibraltar tuvieran un 5% de paro, estoy seguro de que habría algunos que seguirían lanzándose a traficar. Siempre habrá gente honrada, que son mayoría, y gente que apuesta por un camino de riesgo y mayor beneficio económico.

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Los vecinos, los que más sufren

-Y los vecinos que se ganan el sueldo con el sudor de su frente o los jóvenes que se dejan las pestañas estudiando para labrarse un futuro… supongo que es duro para ellos ver que en una noche uno puede llevarse 20.000 euros a casa…

-Son quienes más sufren la mancha del narco. La Línea, Barbate, Sanlúcar... sus vecinos son personas extraordinarias por lo general, trabajadoras, honestas, alejadas del tráfico de drogas, pero a la postre son quienes más estigmatizados se sienten por una minoría que se enriquece a costa de ensuciar a un pueblo.

-Cochazos, piscinas, ropas de marca, prostitutas, champán a todo trapo… ese casposo patrón de celebraciones no cambia ¿no? El dinero del narco se esfuma rápido aunque, eso sí, hay un negocio alrededor que está muy interesado en que no pierda comba…

-El narco ha desvirtuado la economía del Campo de Gibraltar o de la Costa del Sol. Los narcos han generado una economía paralela: comen en los mejores restaurantes, compran los mejores coches, se gastan miles de euros en ropa en una tarde. Quien se beneficie no tiene que preguntar de dónde viene el dinero. Lo que hay que hacer es luchar judicialmente contra el blanqueo de capitales que les permite llevar a la legalidad parte de sus fortunas.

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-¿Cuál ha sido su peor experiencia en los reportajes que ha vivido en primera persona y que han dado pie a 'Costo'?

-Sentarme delante de un café a escuchar cómo un padre se lamenta del asesinato de su hijo fue muy doloroso. Me dio rabia y me generó frustración. El chico se dedicaba a robar a otros narcos y murió en un ajuste de cuentas. Su padre me concedió una entrevista y se abrió en canal. Nunca olvidaré ese tiempo que estuve con él ni lo que me contó, que viene recogido en el libro.

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