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Almudena Nogués
Málaga
Viernes, 17 de abril 2020
En los últimos días las redes se están llenando de vídeos en los que usuarios de todo el mundo -ciudades españolas incluidas- aseguran haber presenciado lo que llaman «extrañas» o «misteriosas» luces surcando el cielo. Unas se mueven alineadas, otras son redondas -similares a la Luna- pero con una especie de halo alrededor y otras incluso tienen destellos morados. Se trata de luces que aparecen y desaparecen de repente y en algunos casos se mueven rápidamente en línea vertical, a gran velocidad, para sorpresa de quienes las enfocan atónitos con la cámara del móvil mientras se preguntan por su origen. El confinamiento impuesto para frenar el coronavirus nos ha regalado más momentos para levantar la vista... y mirar por la ventana. A ello se une que la paralización de la mayoría de actividades ha reducido la contaminación y, por ende, nos permite disfrutar de un cielo más claro.
Dicho fenómeno ya se ha hecho viral. En Twitter o Instagram hay cientos de publicaciones, muchas de ellas bajo el hashtag #LucesEnelCielo. Dichos post comparten protagonismo con otros -no menos inquietantes- en los que usuarios aseguran haber sido testigos de fuertes ruidos, como zumbidos, también procedentes del cielo y que están quedando patentes en muchas publicaciones compartidas esta semana en redes sociales. Pero, ¿qué hay detrás? Para aclarar dudas, consultamos al astrofísico José María Madiedo, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), e investigador responsable del Proyecto Smart, que tiene como objetivo monitorizar continuamente el cielo con el fin de registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar.
Su veredicto es claro: «He visto muchas de esas imágenes y esas luces no tienen nada de extraño. La causa de la inquietud que están provocando es el desconocimiento que tiene mucha gente de algunos fenómenos astronómicos», avanza . Y aporta la explicación desde su especialidad: la astrofísica. «Las luces redondas con halo que aparecen y desaparecen en algunos vídeos tienen una explicación muy simple: se trata del planeta Venus, el astro más brillante del cielo después del sol y la luna. Lo que sucede es que mucha gente se ha habituado a mirar el mundo a través de lo que le muestra la cámara de su móvil, en lugar de hacerlo simplemente a través de sus propios ojos. Y el problema está en que cuando una cámara intenta enfocar a Venus, la imagen se enfoca y desenfoca automáticamente en ese intento, provocando así la aparición de un halo en las imágenes e incluso la desaparición aparente del objeto. Los colores morados, azules, rojizos, verdes, etc. los provoca la propia lente de la cámara. Cualquier profesional que haya manejado una cámara conoce de sobra este tipo de efectos, por lo que me sorprende mucho que algunos medios estén presentado esto como algo extraño e inquietante», defiende.
En cuanto a las luces que se mueven juntas y alineadas, Madiedo también tiene respuesta: «Se trata de satélites artificiales. Más concretamente de los satélites Starlink de la empresa SpaceX. Esta compañía puso en órbita 60 de ellos a mediados de marzo de este año. Y durante los días posteriores al lanzamiento los satélites pudieron verse atravesando el cielo nocturno formando una hilera. Con el paso del tiempo estos satélites se van separando unos de otros y esa hilera deja de ser visible», revela al tiempo que adelanta que este fenómeno se repetirá: «SpaceX tiene previsto lanzar nuevos satélites más adelante (hasta completar un total de nada menos que casi doce mil), por lo que es previsible que los avistamientos de este tipo de luces se repitan con mucha frecuencia».
Además de luces, en muchos de esos vídeos que corren como la pólvora por redes sociales se oyen fuertes ruidos pese al estar las ciudades sin actividad. Hay quienes las han bautizado como 'trompetas del apocalipsis' aferrándose a lo paranormal del fenómeno. Otros aluden a una supuesta teoría en boca de la NASA y afirman que esos estruendos en la atmósfera proceden de 'cielomotos' producidos -presuntamente- por el choque de masas de aire calientes y frías. Madiedo resta veracidad a todas estas teorías: «Tengo que confesar mi sorpresa con muchas informaciones que están circulando por Internet al respecto en las que se intenta avalar su autenticidad mencionando a la NASA. Pero curiosamente, ningún medio enlaza con ese supuesto informe. Y la razón es muy simple: esos informes no existen. La NASA jamás ha hablado sobre cielomotos. Se trata de un bulo que ha ido saltando de medio a medio con suma facilidad con el pretexto de que como lo ha dicho la NASA, pues ya tiene que ser válido sí o sí. De hecho, el concepto 'cielomoto' ni siquiera existe desde el punto de vista científico. Y no existe porque, sencillamente, no existen esos terremotos en el aire».
Entonces... ¿cómo explica la Astrofísica dichos sonidos?: «Lo que existe es el ruido, el estruendo. Y tienen siempre una explicación racional. Pero no, no están sonando las trompetas del apocalipsis. Muchos han malinterpretado, o quizás incluso se haya tergiversado deliberadamente, un artículo publicado en el año 2001 por científicos de la NASA titulado «'Sonidos de la Tierra'. En él se hablaba de cómo en nuestro entorno hay fenómenos naturales que generan ondas de radio de baja frecuencia que el oído humano no puede percibir. Y que, sin embargo, un equipo de radio sí puede captar. Esto no es nada extraño, pues con la luz ocurre algo similar: hay tipos de ondas de luz que nuestros ojos no pueden percibir (por ejemplo, la luz ultravioleta o la luz infrarroja), pero que con un equipo adecuado sí podemos ver. Pues bien, respecto a esas ondas de radio de baja frecuencia en el informe de la NASA se puede leer lo siguiente: «Si los humanos tuviésemos antenas de radio en lugar de oídos, podríamos oír una especie de sinfonía de sonidos extraños». Pero no, es obvio que los humanos no las tenemos. Conclusión: lo que se comenta en este informe no tiene absolutamente nada que ver con los sonidos que alguna gente está percibiendo y tampoco con esos supuestos 'cielomotos'», puntualiza José María Madiedo.
Y continúa abriendo él mismo un interrogante: «¿Qué está ocurriendo entonces? Pues simplemente que en las ciudades, sobre todo por la noche, hay ahora un silencio que jamás habíamos conocido: sin tráfico, sin gente, sin bares llenos de bullicio y música. Silencio casi total. Y en esas condiciones, cualquier sonido que se produzca como consecuencia de alguna actividad humana o industrial nos va a llegar con muchísima más facilidad y claridad en medio de toda esa quietud. Y, por tanto, ruidos que antes no nos eran familiares o a los que simplemente no les prestábamos atención ahora nos resultan llamativos o incluso extraños», sostiene.
Algunos ejemplos de vídeos que circulan por Twitter:
Primero luces en el cielo de Madrid #LucesEnElCielo pic.twitter.com/RB5U8NrEN9
Mr.X (@mrnano82) April 11, 2020
¿Que se supone que es esto? Es el cielo visto desde mi casa, (Petrer, Alicante) 🤔 #Petrer #Alicante #Cielo #LucesEnElCielo #QuedateEnCasa pic.twitter.com/4npONBXpvz
Paula Martín (@paulaamartiin1) April 8, 2020
Y justo se escapa del hueco entre las nubes #queconohayenelcielo #luzmisteriosa #UFO #lucesenelcielo pic.twitter.com/UAYrsR4FTu
El desván de Ac (@Meiga_Dafne) April 7, 2020
Desvelado el misterio, pues, este astrofísico nos anima a seguir mirando al cielo. Pero no para buscar fenómenos paranormales -que no lo son- sino para aficionarnos a la Astronomía: « Estos días nos brindan una muy buena oportunidad para que quienes no están familiarizados con la Astronomía conozcan mejor y disfruten de algunas de las peculiaridades y maravillas que podemos ver en el cielo. Pues una de las pocas cosas de las que no nos ha privado este confinamiento es el privilegio de poder observar el cielo desde nuestras ventanas» subraya. Y pone varios ejemplos: «Mucha gente no le habrá prestado atención hasta ahora a cosas tan simples como las fases de la Luna, o al hecho de que podemos ver a simple vista varios planetas, o a que de vez en cuando pasa por nuestras cabezas la Estación Espacial Internacional, una nave que está a unos 400 kilómetros de altitud y en la que habitan personas», concluye.
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