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En pocas horas afrontamos el 'cambio malo' de hora. Ese fatídico domingo en el que perdemos una hora de sueño porque los relojes se adelantarán de las 2.00 a las 3.00 horas para entrar de lleno en el horario de verano, una convención que ... sigue en el centro del debate pero que, de momento, tendremos que soportar en toda la Unión Europea, al menos hasta 2026.
El caso es que, de las dos modificaciones horarias del año (invierno y verano), la que transitaremos la madrugada del sábado 30 al domingo 31 de marzo suele ser la que más factura pasa pues al fin y al cabo recortamos tiempo de sueño. Es una especie de aturdimiento muy parecido al 'jet lag' que se produce tras un vuelo que provoca un cambio en el huso horario.
Aunque no hay fórmulas mágicas para hacer más llevadero este reajuste que altera nuestro sueño y nuestro biorritmo, sí hay entre los expertos y científicos algunos consensos sobre medidas que pueden ayudar a facilitar el descanso la primera noche del nuevo horario, es decir, la del domingo al lunes.
Se trata, en síntesis, de cumplir con una gran línea maestra: llegar cansado a la cama. A partir de ahí, ¿qué podemos hacer? Lo ideal, según los expertos, es haber ido cambiando el horario de forma gradual las dos últimas semanas, recortándole una hora cada día para evitar el impacto. Sin una férrea voluntad y con una Semana Santa de por medio, pocos habrán podido planificar esa adaptación. Quizá es más práctico plantearse otras medidas:
1.- Hacer deporte. No se trata de machacarse ni poner el cuerpo al límite. Basta con proporcionarle al organismo algo de trabajo físico para que al llegar la hora de acostarse haya acumulada cierta fatiga. Basta con salir con la bici, una caminata, jugar un partido de baloncesto o fútbol o acercarse al 'gym' o la piscina. Eso sí, siempre que entre el final del ejercicio y la hora de entrar en la cama hayan pasado de dos a tres horas.
2.- Evitar la siesta o al menos que no dure más de veinte minutos. Si se trata de llegar cansado a la noche, un sueño muy reparador puede dejarnos demasiado despejados para la noche.
3.- No tomar café ni bebidas excitantes, así como evitar cenas copiosas que puedan provocarnos una digestión pesada, lo que chocaría con la conciliación del sueño.
4.- En las horas previas a acostarse, evitar móviles, tablets, televisión y, en general, cualquier pantalla que emita luz azul, pues produce una activación innecesaria del cerebro. Leer en la cama puede ser una buena manera de concentrar la actividad neuronal y desconectar, lo que al final repercute en un mayor estado de relajación, que facilita el acceso al sueño.
En fin, son sólo algunos consejos comunes que no requieren más que adaptar los hábitos del primer día para rebajar el choque. No obstante, no hay recetas infalibles para hacer frente a esta convención que siempre se produce en el último domingo de marzo. En teoría, con el objetivo de ajustar las horas de luz solar a la jornada laboral y ahorrar así energía.
Será el 27 de octubre cuando volvamos a manipular el reloj. Entonces lo haremos para el horario de invierno. Y ese, además, será el 'cambio bueno', el que nos dejará dormir una hora más.
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