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Juan Cano y Antonio Paniagua
Enviado especial a La Palma | Madrid
Martes, 28 de septiembre 2021
En 24 días, el volcán del Teneguía (1971) creó una plataforma de dos kilómetros cuadrados a la que terminaron por llamar playa nueva y que hasta ahora era el paisaje más joven de España. La lava del Cumbre Vieja, que llegó poco antes de la ... medianoche del martes al Atlántico después de diez días en erupción, ya ha ganado al mar la superficie equivalente a 20 campos de fútbol. A las 23:00 (hora local), toda la tripulación del Ramón Margalef, el buque que el Instituto Español de Oceanografía tiene frente a la costa oeste de La Palma, estaba sobre la cubierta para presenciar la llegada al mar de la colada que rodeó la ladera sur de la montaña de Todoque.
Así lo describe uno de los científicos embarcados en la expedición, el geólogo Juan Tomás Vázquez: «Vimos cómo desbordaba el acantilado. Empezó a caer como una pequeña cascada, luego fue creando una especie de rampa y por un último formó un cauce directamente al mar. Fue impresionante, una experiencia única, pero al mismo tiempo trágica por todo lo que se está viviendo en La Palma».
La lengua de lava del volcán cayó sobre la playa del Perdido, que quedó sepultada esa misma noche. Desde entonces, el depósito de la colada que sigue emanando del Cumbre Vieja ha ganado terreno al mar y ha creado una plataforma con la forma triangular de un delta. Al cierre de esta edición, esta nueva estructura, que aumenta la superficie del suelo español y cambia medio siglo después la fisonomía de la isla, tenía un frente de 500 metros de ancho y se había adentrado más de 100 metros en el Atlántico, con una altura que, en algunos puntos, se acercaba a los 50 metros.
El geólogo explica que la forma de cuña de esta estructura obedece a que la parte central «ha colapsado» y ha empujado hacia abajo y hacia delante la colada que el volcán va depositando. La masa de agua alrededor de esa plataforma se ha ido calentando, llegando a alcanzar este miércoles los 26 grados de temperatura, cuando lo normal en la zona, en esta época del año, es de 22 o 23. «Va teniendo más contenido en gas, en CO2 y también en azufre, de ahí que tenga un color turquesa. Y ha aumentado su acidez debido a la presencia de los gases», añade Vázquez.
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El agua en sí -aclara el geólogo- no es tóxica, pero sí que variará el PH del mar, que es casi neutro, lo que afecta a muchos animales y organismos. «Los que tengan más movilidad habrán huido al percibir el peligro, pero los corales o las langostas sí se pueden ver muy afectados. Todavía no lo hemos evaluado, pero sí puede tener malas consecuencias por la pérdida de especies, teniendo en cuenta que, además, es una zona de especial conservación próxima a la reserva natural de Fuencaliente», detalla.
En cambio, los gases que libera la colada al entrar en contacto con el mar por el cambio brusco de temperatura y densidad sí ha formado la temida nube tóxica, también llamada penacho, que a primera hora de este miércoles parecía alejarse de la población empujada por el viento de componente este (alisio). Sin embargo, como explica el director sustituto del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Rubén Fernández, el volcán crea sus propias corrientes convectivas (movimiento vertical del aire), como sucede en los incendios de sexta generación, de ahí la sensación, durante todo el día de este miércoles, de que el viento cambiaba constantemente de dirección. «No hemos tenido incendios forestales porque el cono lo aspira todo», asegura.
El responsable del Pevolca indica que las mediciones del aire -se están realizando constantemente en toda el área de exclusión del volcán- indican que la calidad es buena. Fernández avanza que, por ahora, no tienen registros claros de que se esté liberando ácido clorhídrico en la entrada de lava al mar, aunque reconoce que las poblaciones más cercanas han percibido olor a azufre, lo que ha llevado a muchos habitantes a extremar precauciones. «No hay ningún valor que nos diga que ahora mismo es peligroso para la salud», tranquiliza el director del plan de emergencias.
Pese a ello, el Pevolca mantiene el confinamiento de 4.500 vecinos de las cuatro barriadas de Tazacorte más próximas al punto de entrada de la colada en el mar. Los técnicos han decidido que, si las condiciones se mantienen estables este jueves, los regantes de las plataneras podrían entrar a las plantaciones a primera hora de la mañana y se podrá recoger plátano durante el día, que es la principal actividad del valle palmero de Aridane. Los ganaderos de la zona también podrán acudir a dar de comer a sus animales.
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