Su desahogo llegó como algo «natural», cuando encontró a través de su cuenta personal de Twitter una vía de escape al caos que representaba el ser creativa publicitaria en una compañía «con horarios imposibles» y, además, madre de dos niñas que hoy tienen siete y tres años. Aquellos mensajes plagados de sentido del humor en los que admitía ser una «madre imperfecta con mucho sueño y poco tiempo libre» conectaron inmediatamente con un colectivo que, como ella, había 'comprado' una idea de maternidad que Laura Baena (Málaga, 1981) considera «obsoleta».
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Desde entonces, su Club de Malasmadres no ha hecho más que crecer, hasta el punto de que hoy es un 'lobby' imprescindible en temas de maternidad, conciliación e igualdad, alimentado por el empuje de la propia Laura –que dejó su trabajo como creativa y hoy cuenta con un equipo de diez personas a su cargo– y de más de 500.000 madres que siguen cada uno de sus pasos en redes sociales. Convertida en una de las cien mujeres más influyentes de España en 2016 y 2018, Baena arranca el 21 de febrero su 'Malasmadres on Tour' en Málaga, su «tierrasanta»:
–Siempre es el lugar al que vuelves, donde te sientes en paz y el sitio en el que, como madre, tienes todo el apoyo porque está tu familia. Uno de los grandes problemas que una tiene cuando vive fuera y es madre es la conciliación sin tener ese soporte...
–El apoyo de la buenabuela
–Exacto (risas)... Yo siempre digo que nosotras ya seremos malasabuelas, pero que a la vez nos han tocado las buenas, las que hacen las croquetas caseras. Con nuestra generación eso desaparecerá, lo tengo claro.
–¿Alguna vez pensó que el mensaje de las malasmadres calaría tanto?
–No, no, para nada. Muchísimas veces me preguntan por el éxito que ha tenido el proyecto, y es algo que nunca pude esperar. Para mí fue la terapia más barata jamás contada, lo hice para no volverme loca porque realmente estaba en un momento de mi vida en el que estaba perdiendo el control total. Yo era creativa en una agencia de publicidad, con un horario imposible y sin ver a mi hija, a la que tuve que sacar de la guardería porque se puso muy malita. Fue una época muy complicada y tuve que renunciar a mi carrera profesional. Lo que hace más potente el mensaje es que yo estuve ahí, en esa situación, y ahora cuando en las charlas me preguntan por qué compartía esos 'tips' graciosos sobre la crianza a las diez de la noche yo les digo que porque es esa la hora en la que una madre se sienta porque se duermen los niños. Era entonces cuando yo compartía mi desahogo para ver si otras madres se sentían como yo, hasta que llegó el momento en que dejé la agencia y pude dedicarle más tiempo al proyecto como 'freelance'.
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de los inicios...
... 'al lobby'
–Nunca unos 'tweets' habían dado para tanto...
–Efectivamente, al final ese sentimiento individual que yo tuve fue conectando con una necesidad social de miles de personas que también pensaban que el modelo de maternidad de hoy está obsoleto y que hay que empezar a hablar en otros términos; y ahí seguimos, porque queda mucho camino que recorrer. En cualquier caso, nunca imaginé que mi mejor idea como creativa iba a ser convertirme en madre, que la maternidad y la desesperación iban a llevarme tan lejos.
–¿Tan duro fue?
–Sí, sí, fue una crisis existencial. Me sentía engañada, porque pertenecemos a una generación de mujeres que nos creímos la igualdad y que pensábamos que íbamos a llegar tan lejos como quisiéramos. Yo hice Publicidad en Málaga y luego me vine a Madrid a estudiar Artes Visuales, porque mi sueño era ser una directora creativa de una súper agencia. Me habían educado para eso, con un padre que me animaba a perseguir mis sueños... Hasta que fui madre y me di cuenta de que ahora 'madre' ya no valía como creativa porque no te iban a permitir conciliar. Aquello fue un jarro de agua fría, porque supuso renunciar a ese sueño después de mi esfuerzo y el de mi familia. Fue muy duro, por eso cuando la gente viene con la palabra éxito en la boca como sinónimo de que te estás enriqueciendo yo siempre digo que emprender es todo lo contrario porque es muy difícil sacar adelante un proyecto. Y a veces hay que tocar fondo para que salgan las grandes ideas.
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así concilia
la importancia de la unidad
–¿Cómo ha cambiado su vida?
–La verdad es que me ha cambiado más en lo profesional. El Club de Malasmadres se ha convertido en muy poco tiempo en un 'lobby'. Recuerdo que en mis primeras presentaciones contaba lo que quería hacer: que este proyecto fuera un grupo de presión social en los temas de mujer, conciliación e igualdad. Y ahora lo somos. Cuando hoy me llaman las radios y las televisiones para opinar sobre cualquier asunto de actualidad y se escucha nuestra voz no imaginas el orgullo que siento. Ser la representación de miles de mujeres que no teníamos voz es una satisfacción inmensa, pero a la vez se ha convertido en una enorme responsabilidad. Nuestro movimiento es cada vez más grande y además es apolítico, porque la conciliación y la igualdad no son un problema político, sino social, y luchamos a diario por tener esa representación.
–¿Con qué momento se queda de entre todos esos en los que ha sido la voz de las madres?
–Por ejemplo cuando estuvimos el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) en el Parlamento de Bruselas, o ser una de las mujeres top cien de líderes españolas durante dos años... Pero sobre todo lo que más feliz me hace es que me sigan reconociendo, que las malasmadres me digan que no he cambiado; aunque también te digo que no podría ser de otra manera porque todo lo que he conseguido ha sido a base de esfuerzo y trabajo. No me han regalado nada, y de nada sirve lo que has conseguido si no tienes los pies en la tierra.
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–¿Y ha conseguido conciliar al fin?
–En lo personal mi vida no ha cambiado tanto. Mantengo mi vida, mi familia, mis raíces... y sigo intentando conciliar a diario. Una de las cosas que pasaron al principio de esto fue la cantidad de propuestas que me llegaban: fue como un tsunami, y lo difícil era saber elegir. De hecho tuve una crisis muy gorda de querer dejarlo todo, en cambio ahora tengo una visión en la que digo que no a casi todo y tengo muy claro lo que sí y lo que no. Ahí a veces te la juegas y te equivocas, pero tienes que elegir. Por ejemplo, una de las primeras decisiones que tomé fue la de no viajar; y este año sólo viajo con el 'Malasmadres on Tour' porque son seis paradas y es un proyecto propio. Me invitan a charlas y a sitios maravillosos a los que digo que no porque mi objetivo sigue siendo conciliar con mi familia. Yo no puedo, con un proyecto que nació para conciliar, dejar de hacerlo. Es una lucha constante, también para no morir de éxito. Y en este punto también hay algo fundamental: el apoyo incondicional del buenpadre.
–El trabajo al cincuenta por ciento...
–Claro, de hecho en el año 2018 él se cogió una excedencia en su trabajo (es ingeniero de telecomunicaciones). Lo cuento por primera vez porque ya ha pasado; porque no quería que fuera noticiable. Cuando mucha gente me pregunta que cómo lo hago le digo que el impulso definitivo al proyecto fue posible porque él renunció en parte, porque era un año clave para crecer. Para mí es un referente: quien tiene que escribir un libro sobre cómo lo hacemos no soy yo, sino él. Somos ejemplo de hacer equipo y de corresponsabilidad: si yo no voy a las tutorías de mis hijas y va él no me tengo que sentir mal, aunque luego en el entorno social él pase por ser un héroe y yo una malamadre. Por eso creo que hay que señalar a nuestros referentes, para que no sean tratados como héroes y podamos normalizarlo.
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–Y el uso de un lenguaje como el suyo, políticamente incorrecto, en una sociedad que cada vez se mueve más en la corrección, ¿no le ha supuesto críticas por parte de 'madres perfectas'?
–Sí (risas). Nosotras las llamamos las madres alfa. Tú vas como las locas y ellas siempre perfectas. Pero precisamente una de las cosas por las que hice el blog que dio origen a Malasmadres es porque estábamos en un momento de debate intenso de la maternidad: sobre colecho sí o no, comida ecológica o potito, pecho o biberón... En ese momento en el que todo se etiquetaba y se debatía, sentía la necesidad de decir que las madres pueden tener diferentes opiniones; incluso una misma madre puede tener opiniones distintas a lo largo de su maternidad. Yo creo que Malasmadres ha tenido éxito porque es un ejemplo de unidad y de sororidad; una comunidad en la que se respetan todos los tipos de crianza. Y hoy en día veo que ese enfoque primero que yo le di, el de integrar, es el acertado. Lo que buscamos es que la sociedad no nos juzgue por no seguir las normas; y si queremos eso lo que no podemos hacer las madres es tener una guerra abierta entre nosotras. Y desgraciadamente eso pasa muchísimo: que una madre juzgue a otra es lo peor que te puede pasar, por eso hay que desdramatizar la maternidad, y en eso ayuda mucho el lenguaje políticamente incorrecto.
–Se refería antes al 'lobby' en el que se ha convertido Malasmadres. A eso han ayudado mucho sus campañas a favor de la conciliación con su asociación YoNoRenuncio y su posicionamiento sobre determinados temas que pueden ser polémicos
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–Lo importante es tener posicionamientos claros y coherentes. Siempre hemos luchado por los derechos de la mujer y por no dar pasos atrás. Hay que seguir concienciando a la sociedad, por ejemplo cuando apoyamos los permisos igualitarios e intransferibles de maternidad y paternidad, porque aunque algunos partidos políticos defienden que esa decisión se tiene que tomar en la libertad de la familia nosotras decimos que sí tienen que ser intransferibles al inicio para que luego se cambie a nivel social. Ocurre lo mismo con las cuotas, que defendemos como medida correctoras del sesgo que hay actualmente en la sociedad. Y en esas cuestiones que no son políticas sino sociales hay que posicionarse.
–¿Ha percibido algún avance reciente en esos ámbitos?
–Yo lo que intento es seguir siendo el puente entre la calle y los de arriba, y cuando los partidos políticos se sientan conmigo les hago llegar precisamente eso. Nosotras empezamos en las elecciones de diciembre de 2015 con una petición en Change.org en la que se pedían incentivos fiscales para pymes que implanten flexibilidad horaria. Esa petición fue aprobada en el Parlamento de Valencia, entró en los presupuestos de 2016, salió adelante también en la Asamblea de Madrid y fue calando porque era una medida razonable. Hay que cambiar la mentalidad en las empresas, pero también en los gobiernos, para que impulsen leyes que caminen efectivamente hacia la igualdad y que sean palanca de cambio. Necesitamos un pacto de estado que incluya esas medidas mínimas. Y por supuesto hace falta insistir en la educación, para trabajar en la coeducación y la corresponsabilidad, que no se está haciendo. Por otro lado, uno de nuestros grandes hitos de la asociación YoNoRenuncio fue que el pasado mes de octubre corriera con nosotras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Realmente ahí se comprometió a impulsar dos medidas fundamentales como son los permisos de maternidad igualitarios e intransferibles y a la universalización de la escuela infantil de cero a tres años.
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nuevos proyectos
el feminismo
–¿Cuáles son sus retos para este año? Porque desde el punto de vista del activismo político estamos ante un panorama convulso
–Dentro de la asociación YoNoRenuncio uno de nuestros objetivos es concienciar y visibilizar la concienciación en España: ahora estamos trabajando con estudios y campañas en ese sentido. Pero es cierto que desde el activismo político va a ser complicado. De hecho yo he renunciado a mantener reuniones políticas porque no quiero que se aprovechen de la voz del club. Además para nosotros este año es muy importante porque el 13 de febrero vamos a lanzar el primer servicio de la asociación, que consistirá una asesoramiento legal para las malasmadres a través de varios canales. A lo largo del día recibimos muchísimas dudas y consultas legales de madres a las que van a despedir, que no conocen sus derechos... y es importante ayudarlas.
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–Como malagueña seguro que ha estado pendiente de los últimos cambios en Andalucía, ¿cómo valora la respuesta de los grupos feministas frente al nuevo gobierno?
–Lo he vivido con la expectación de todo el mundo. Y también con cierta preocupación, sobre todo por las iniciativas en contra de las leyes de violencia de género. Yo soy completamente apolítica y el club tampoco se posiciona, pero en determinados asuntos no podemos dar ni un paso atrás.
–¿En qué sentido es feminista la malamadre?
–Las malasmadres son feministas, pero creo que todos deberíamos serlo. La igualdad real se conseguirá cuando entendamos que el feminismo lucha por la corresponsabilidad y por la conciliación real de hombres y mujeres. Por eso esto es también de ellos: es algo tan sencillo como la lucha por los mismos derechos y oportunidades.
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Málaga, la tierra natal de Laura Baena, será la primera parada del 'Malasmadres on Tour', un proyecto que se presenta a los medios este martes en la Diputación y que se celebrará el próximo 21 de febrero entre el auditorio de la institución y La Térmica. Con esta iniciativa, Baena y su equipo tratan de estrechar los lazos físicos –los virtuales ya están consolidados– con sus miles de seguidoras en varias ciudades españolas. En esta primera parada, el acto contará con un monólogo de la propia Laura, además de una mesa redonda en la que intervendrán la periodista de SUR Regina Sotorrío, la presidenta de Amupema, Macarena Regueira, y la ilustradora malagueña Pedrita Parker. Posteriormente se celebrarán dos 'charlas inspiracionales' a cargo de Boticaria García y la psicóloga Patricia Ramírez, y la dinamización correrá a cargo del grupo Impromadrid.
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