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Héctor Ruiz
Lunes, 8 de mayo 2023, 16:36
Imágenes de vírgenes y santos, velas, cepillos, candelabros, limosneros y pequeños cofres. Ese es el inusitado alijo que se ha mostrado este lunes en la sala de prensa de la Guardia Civil en Santander y que confería a la mesa aspecto de puesto de rastro. ... Una exposición de en torno a 140 objetos incautados dentro de la denominada operación 'Sanandrés', que ha resuelto la oleada de robos en iglesias que se perpetraron a finales del pasado año y comienzos de este. En total más de 93 hurtos en 82 localidades distintas, la mayoría pertenecientes a Cantabria, pero también de Asturias y Castilla y León. Los detenidos son un hombre y una mujer, de 41 y 45 años respectivamente, pareja y con residencia en Villacarriedo.
Hasta las velas usadas se llevaron de sus más de 90 incursiones los sospechosos. Junto a ello, el botín también incluía diverso material litúrgico y eclesiástico, como relicarios porta obleas y dos bases de madera tallada para los féretros. El inventario de objetos sustraídos incluye también más de medio centenar de llaves antiguas junto a equipos de sonido (micrófonos, altavoces y un piano eléctrico entre ellos).
Un profuso catálogo que, no obstante, no era lo que perseguían obtener los presuntos autores. «El objetivo principal era el dinero en efectivo», ha trasladado en rueda de prensa la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones. Sin embargo, el mayor montante fue el que se llevaron en el Santuario de Valvanuz, donde obtuvieron 1.000 euros de los donativos del belén navideño. El resto del efectivo procedía de las recaudaciones de los cepillos que en su mayor parte eran monedas, ninguna superior a los cinco céntimos.
«Afortunadamente, los párrocos ya saben desde hace tiempo que no pueden dejar el dinero en las iglesias, que para eso están los bancos», ha apostillado el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, que también ha valorado, tras agradecer la labor de la Guardia Civil, que «los objetos robados no tienen valor económico, aunque sí sentimental». Es más, ha incidido en que «en la mayoría de casos fueron más las pérdidas por los destrozos que hicieron al romper puertas y vidrieras que lo que realmente sustrajeron».
Los autores aprovecharon el pasado periodo navideño para perpetrar los hurtos con la esperanza de que las arcas de las iglesias estuvieran más llenas fruto de las donaciones. «Al principio rompían y forzaban puertas y ventanas, pero con el paso de los días refinaron el 'modus operandi' y llegaron incluso a inhabilitar sistemas de seguridad», ha detallado Quiñones.
La Guardia Civil sospechaba que se produciría ahora una nueva oleada, con motivo del Año Jubilar Lebaniego y el aumento de peregrinos. El operativo dispuesto para la seguridad permitió que durante la noche anterior a la apertura de la Puerta del Perdón, una patrulla diera el alto a un vehículo sospechoso en la localidad de Tama, que resultó que transportaban diferentes herramientas, como palanquetas, destornilladores, un gato hidráulico y un visor nocturno, que podían ser utilizadas para cometer robos con fuerza −y que forman parte también del inventario de objetos incautados−. Días más tarde, en Quijas, otra patrulla identificó a la misma pareja llevando de nuevo dichos utensilios.
Finalmente, y tras las pertinentes pesquisas, el pasado 26 de abril se detuvo al varón sospechoso conduciendo un coche con las herramientas y, posteriormente, se detuvo a la mujer en el domicilio de ambos de Villacarriedo, que fue registrado y donde fueron hallados gran cantidad de efectos robados en los templos.
Según arrojo la investigación, la mujer era la encargada de realizar un estudio previo de los templos que, posteriormente, eran asaltados y después con su pareja cometían las incursiones para lo cuál se desplazaban en diferentes vehículos pasando de una comunidad a otra. Los sospechosos, que no tenían antecedentes, pasaron a disposición judicial. Con ello, se pone fin a largas noches en vela para los párrocos y vecinos que durante los primeros meses del año vieron cómo se sucedían los robos de templo en templo y que llegaron a pensar que haría falta un milagro para dar con los ladrones.
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