Poco queda ya del chaval que anduvo pensando qué hacer con su vida por los pasillos de las facultades de Arquitectura y Derecho y terminó encontrando su vocación detrás de la barra del bar Harlem de Valladolid. Hace tiempo que Leonardo González Feliz ... (León, 1962) dejó de ser aquel muchacho para convertirse en uno de los cómicos más solicitados del país. Un profesional que lo mismo te hace un evento para cualquier gran empresa, que saca tiempo para la televisión y ahora, por si fuera poco, también para el cine.
Aquel verano de. «Sin duda, este; este y los que están por venir»
Dice Leo Harlem que «es un error de concepto» pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Por eso está dispuesto a insistir en que su mejor verano es este que estamos viviendo –«que está fresco»– y los que están por venir. Dice que este agosto, en sus vacaciones, visitará alguna cuidad que no conoce y también se dará alguna vuelta por algún rincón del territorio patrio. Pero sin concretar. Él, que tanto ha parodiado esos viajes exóticos en los que uno puede encontrar mosquitos capaces de taladrar un brazo, fiel a sí mismo, se decidirá por algo más tranquilo.
– Lo suyo es un no parar...
– La verdad es que sí. Estoy en la radio, en ‘Zapeando’, haciendo teatro... O sea, sin parar. ¿Que si no pienso descansar? Cogeré unos días en agosto y volveré en septiembre. Para seguir este ritmo hay que organizarse, descansar bien en vacaciones y coger las cosas con ganas a la vuelta.
– ¿Y qué piensa hacer este agosto?
– Beber, ver alguna cosita por ahí fuera y alguna otra por aquí. La verdad es que no soy muy de grandes actividades.
– Pero, puestos a elegir, ¿es usted más de playa o de montaña?
– Las dos cosas están bien, pero a mí lo que de verdad me gusta es la piscina; me parece algo muy civilizado. Si se está tranquilo, se está fenomenal. En la playa hay mucha arena y en la montaña se cansa uno. El de la piscina es un concepto más tranquilo, más sosegado, y uno puede tomarse tranquilamente cervecita.
– ¿Tiene usted una predisposición natural al cachondeo o lo suyo es cuestión de empeño?
– La gracia hay que tenerla, pero se va afinando. Con los años uno se hace más irónico, pero es verdad que hay que tener cierta predisposición natural al cachondeo.
– ¿Es uno mejor cuando lleva ya ni se sabe cuántos bolos a las espaldas?
– Con el tiempo se puede perder algo de la inocencia del principio, de las primeras veces en que uno se enfrenta al público, pero el humor y la intuición se van renovando y, con el tiempo, te vas profesionalizando.
– ¿Es usted como Luis Fonsi, capaz de crear un éxito planetario en unas pocas horas, o sus guiones le llevan más tiempo?
– Suelo trabajar con presión, lo dejo todo para el final, como buen español que soy, pero hay que dedicarle tiempo. Luego está la improvisación. A veces, durante las actuaciones, se te ocurre algo sobre la marcha, lo sueltas y, si ves que funciona bien, lo incorporas. El texto nunca está cerrado del todo, y eso es bonito porque te da ese punto de frescura que a la hora de escribir quizá no tenías.
– Pero tendrá que andar todo el día buscando ideas. ¿En qué se inspira?
– Sobre todo en las cosas cotidianas y en la gente ingeniosa, que lo mismo te encuentras en la panadería que en un parking, que en el bar de la esquina.
Gente ingeniosa
– Tendrá un tema favorito.
– Me gusta mucho el de la cocina creativa, pero en realidad me parecen bien todos porque me divierte reírme de las cosas que se van poniendo de moda; que de repente hay que ser vigoréxico, que de repente hay que hacer viajes exóticos, ir a determinados restaurantes...
– Y a usted ¿quién le hace gracia?
– Mucha gente. A menudo depende del momento, porque la misma situación, en un momento u otro, funciona de distinta manera, pero me hace gracia toda la gente ingeniosa, que es mucha. Además, soy de los que creen que, tal y como están las cosas, uno debe reírse todo lo que pueda.
– Ha confesado que, frente a lo que puedan creer algunos, usted no anda todo el día haciendo el cómico. ¿Qué hace un día como hoy?
– Pues me levanto, que es lo que más me cuesta, porque hay que reconocer que en la cama se está muy bien; luego, si tengo programa, me voy a grabar ‘Zapeando’ hasta eso de las seis. Si tengo tiempo y no grabo me doy un paseo, leo un rato, voy al mercado, hago la comida, me tomo unas cañas con los amigos..., lo normal. Los días que no salgo leo y puede que me vea un par de películas. También paso tiempo metido en tiendas de libros y de música.
– ¿Qué está leyendo ahora?
– La verdad es que siempre suelo andar con varios libros a la vez. Estos días estoy releyendo ‘Momentos estelares de la humanidad’, de Stefan Zweig, que alterno con algún cuento de Juan Rulfo y algo de poesía. Poquito, pero de calidad.
– Y ¿qué tal se vive en ‘Zapeando’, rodeado de guapísimas señoritas?
– ¡Dicho así parece que soy James Bond! La verdad es que vamos a trabajar con alegría y lo pasamos muy bien. Los compañeros del programa, todos, ellos y ellas, son fenomenales a todos los niveles, así que estoy encantado.
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