Gorgojos sobre granos de arroz. Fotolia

Los gorgojos de la despensa a los que le gusta el arroz: qué son y cómo eliminarlos

La mayoría de las veces llegan a la casa en la cesta de la compra y, una vez en ella, se reproducen a un ritmo vertiginoso

Raquel Merino

Málaga

Sábado, 21 de octubre 2023, 13:39

Alerta por el aumento «exponencial» de chinches de cama, también por la proliferación del avispón oriental..., y ¿qué pasa con los gorgojos? ¿Quién no ha sufrido la «invasión» de estos molestos bichos en sus cocinas?

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Los gorgojos son pequeños insectos de color café ... oscuro, casi negro, cuerpo cilíndrico y duro, similar al escarabajo, aunque mucho más pequeño: solo miden entre 3 y 5 milímetros. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida como FAO, se han detectado hasta 30 especies de esta familia, aunque «tres constituyen una de las plagas más importantes por la gran capacidad destructiva tanto del adulto como de la larva y por su amplia distribución mundial». Se trata del gorgojo de los graneros o del trigo (Sitophilus granarius); el del arroz (Sitophilus oryzae), y el gorgojo del maíz (Sitophilus zeamais Motschulsky).

Son esos bichitos que a veces se ven andando por el interior de los muebles, por los filos de la encimera o sobrevolando la cocina..., porque sí, algunos, también vuelan.

Su alimento favorito son los secos, principalmente cereales como el arroz, el maíz, el centeno, el trigo y, en menor medida, la avena, aunque solo se reproduce en el grano entero. Suele llegar a él durante la etapa de almacenamiento; después el insecto pone el huevo en el interior del grano y finalmente este eclosiona en aproximadamente tres días, como detalla la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Pero, aunque solo se reproducen en el interior del grano, pueden infestar otro tipo de alimentos como la harina, los salvados de cereal, las especias y otros productos empaquetados.

A casa suelen llegar en la cesta de la compra, en los productos recién comprados del supermercado. Lo malo es que solemos darnos cuenta de que se han expandido cuando ya se encuentran prácticamente por todas partes, dada su gran capacidad de multiplicarse.

Cómo evitarlos

Los primero es revisar la compra en un intento de detectarlos, aunque no siempre es posible porque muchas veces el producto está infestado con las larvas de este insecto.

Lo segundo es llevar a cabo el acondicionamiento, limpieza y desinfección de los recipientes donde se guardan los granos, harinas, infusiones, etc., cuando están vacíos. Mejor si estos son herméticos de vidrio o plástico duro. También limpiar de manera regular los muebles, despensas, armarios o estantes donde se guarden.

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Como los gorgojos prefieren entornos húmedos, resulta eficaz mantener los muebles o despensas secos -por ejemplo, con deshumificadores- y bien ventilados. Asimismo se aconseja que, una vez abierto un paquete de alimentos, se consuma lo más rápido posible o se pase a un recipiente hermético.

Otra recomendación, aunque destinada más bien a los productores y distribuidores, es controlar las condiciones de humedad y la temperatura durante el almacenamiento del grano, ya que las condiciones óptimas para el desarrollo del gorgojo se dan entre los 27 y 31 ºC, y con una humedad por encima del 40%.

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¿Y si los gorgojos ya están en casa?

La única manera de erradicarlos es tirar los alimentos infestados. Estos ya no son aptos para el consumo porque los gorgojos habrán depositado en ellos sus excrementos y secreciones.

Después se recomienda vaciar completamente los armarios y efectuar una limpieza exhaustiva, asegurándose de que está libre de gorgojos antes de colocar de nuevo los recipientes y productos.

Desde la OCU, señalan que si se encuentran gorgojos en el arroz u otros cereales nada más abrirlo, el consumidor está en su derecho de acudir al establecimiento donde lo adquirió con el tique de compra, explicar lo sucedido y pedir que se lo cambien.

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¿Y si ya he comido algún producto infestado?

La Organización de Consumidores y Usuarios lanza un mensaje de tranquilidad porque, si bien no resulta agradable darse cuenta de que se ha podido ingerir un producto infestado por gorgojos, su consumo no supone en sí mismo un peligro para la salud.

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