Valentín Fuster
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Valentín Fuster
Valentín Fuster (Barcelona, 1943) empieza su jornada laboral dedicando los primeros quince minutos «a no hacer nada», practica deporte al menos cuatro días a la semana y a sus 80 años sigue subiendo en bici algún puerto de montaña del Tour o del Giro una ... vez al año (el Tourmalet, por ejemplo, lo ha coronado seis veces). Quizá sea esa la receta que permite al cardiólogo español más conocido en el mundo seguir con un ritmo de trabajo que tumbaría a un médico de urgencias treintañero. Fuster, que compagina la dirección del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) con la del Instituto Cardiovascular del Mount Sinai de Nueva York, participó ayer en Madrid en la XLII Lección Memorial Fernández Cruz, una fundación que promueve la prevención cardiovascular a través de la educación.
-¿Cómo cuida su corazón?
-Intento reservar un rato para practicar deporte, al menos, cuatro días a la semana. Tengo un entrenador personal que me ayuda cuando flaqueo. Practico bicicleta estática. Además, tengo una rutina muy definida. Me levanto y acuesto a la misma hora. Es mi forma de llevar un ritmo de vida muy acelerado con mucho orden. En mi despacho, donde llego muy temprano, dedico los primeros 15 minutos a no hacer nada, solo a pensar. Es para mí la parte más importante del día.
-En su conferencia ha hablado de las posibilidades que ofrecen las técnicas de imagen avanzada para adelantarnos a las enfermedades cardiovasculares...
-La imagen cardiovascular es un elemento imprescindible para el avance de la investigación y un pilar imprescindible para los estudios poblacionales, que son el futuro de la promoción de la salud. Por ejemplo, las técnicas de imagen nos están permitiendo adelantarnos a la enfermedad. Y le pongo un ejemplo, en el estudio PESA-CNIC-Santander estamos identificando en individuos sanos la presencia de placas de aterosclerosis, un precursor de la enfermedad cardiaca, gracias a las técnicas de imagen avanzada. Además, utilizando la tomografía por emisión de positrones (PET) estamos avanzando en conocer más la relación entre la enfermedad cardíaca y el alzhéimer. Gracias al PESA-CNIC-Santander, un estudio prospectivo que incluye a más de 4.000 participantes asintomáticos de edad intermedia en los cuales se está evaluando la presencia y desarrollo de aterosclerosis subclínica desde el año 2010, hemos visto que hay una asociación entre un mayor riesgo a sufrir un evento cardiovascular y un menor metabolismo cerebral.
-¿Cuál es su mayor esperanza a medio plazo para combatir las enfermedades del corazón?
-La mayoría de las personas ignoran que la enfermedad cardíaca es la causa de mortalidad número uno; si lo supieran, actuarían de forma diferente. Lo ideal sería promover la salud y evitar la enfermedad. En eso estamos trabajando en diferentes proyectos. Lo resumiría diciendo que hay tres aspectos importantes: cuando uno tiene la enfermedad, la trata; cuando tienes los factores de riesgo, hay que prevenir; y por último promover la salud, es cuando no hay factores de riesgo y promueves hábitos buenos, sobre todo en edades muy tempranas.
-¿Por qué tenemos infartos en gente cada vez más joven? Parece que ya no basta con cuidar la alimentación o hacer ejercicio.
-Los principales factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular son la obesidad, la hipertensión arterial, el colesterol, la diabetes, la falta de ejercicio, la dieta inadecuada, el tabaquismo o la polución. Y habría que añadir el sueño, que cada vez estamos viendo que tiene una mayor relevancia. Hemos visto que dormir menos de 6 horas o de forma intermitente parece que aumenta el número de placas arterioescleróticas en las arterias. Tenemos que promover la salud cuidando todos estos factores de riesgo.
-¿Cree que la ansiedad o el estrés son tan perjudiciales para el corazón como abusar de las grasas, el alcohol o el tabaco?
-Se habla de estrés, pero el estrés de por sí no causa enfermedades cardiovasculares, excepto el estrés agudo. El estrés lo que hace es que uno empiece a alterar sus hábitos de vida: fumar, comer peor, dejar de hacer ejercicio... Vivimos en una sociedad muy competitiva donde impera la ansiedad y, por desgracia, en el día a día la salud pasa a segundo término. La única manera de cambiarlo es darle mucha importancia a la relajación, al ejercicio físico, a la salud y hacerlo cada día. Y por supuesto educar en ello a las nuevas generaciones, porque lo que se aprende desde niño tiende a permanecer. Volvemos al mensaje de promover la salud.
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