'Crystal', 'Slinky', 'Elf', 'Cascabel'... Cada uno tiene su nombre. Son las propias familias las encargadas de bautizarlo el día que llega a casa. Ocurre cada 1 de diciembre. El mes de la magia. Tras un largo viaje desde el Polo Norte, en cuanto arranca ... la última hoja del calendario estos divertidos ayudantes de Papa Noel se cuelan en muchos hogares dispuestos a hacer de las suyas. Especialistas en travesuras, cada noche cuando los niños duermen estos simpáticos elfos campan a sus anchas por el domicilio en busca de un nuevo escenario desde donde tomar nota del comportamiento de los niños para mandar el reporte a Santa. Otra excusa para que se porten bien. «Cada mañana se levantan buscando a nuestro Elfo Cascabel. ¿Dónde estará? ¿Qué estará haciendo? Van gritando por la casa mientras lo buscan, es maravilloso verlos tan felices e ilusionados», asegura Gema Granados, una de las madres malagueñas que ha adoptado a uno de estos duendecillos. «Desde que llegó el 1 de diciembre, cada día es una aventura, buscando como sorprendernos. Y no solo hace travesuras, sino que gracias a 'Cascabel' comen más frutas porque un día apareció en la cocina con una», añade la mamá de los pequeños José Antonio y Gonzalo, vecina de Alhaurín de la Torre.
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No es la única malagueña que tiene un elfo en casa. En los últimos años esta tradición se ha afianzado en nuestro país hasta el punto de agotar los elfos días antes de Navidad. Un boom al que ha contribuido tanto Instagram -donde hay miles de historias de estos duendes y sus travesuras bajo el hashtag #elfontheself- como el boca a boca entre los niños. Incluso hay colegios, como el caso de Algazara en Alhaurín de la Torre, donde este ayudante de Papá Noel aparece en las clases de los primeros cursos de Infantil y Primaria.
«Mi hija llegó un día del cole súper entusiasmada porque su mejor amiga, Laura, le había contado que había un elfo en su casa que cada noche se cambiaba de sitio y hacía trastadas. Entonces quise comprarle uno pero fue imposible, estaban agotadísimos. Al año siguiente lo logré y se puso como loca. Y aunque requiere que los padres nos impliquemos y es un trabajo, compensa el ver sus caras cada mañana. Es muy bonito y mágico para los niños y nosotros nos lo pasamos bomba inventando», explica Raquel Moreno, vecina de la capital y mamá de la pequeña Vega. «Los padres siempre vamos corriendo sin tiempo para nada...cuando dedicas tiempo a este tipo de cosas y ves sus caritas...merece la pena todo el esfuerzo. Solo se es pequeño una vez y que recuerden todo esto es un tesoro para toda la vida», coincide Gema.
Pero, ¿de dónde viene esta tradición navideña? El juego se inspira en el libro, 'The Elf on the Shelf: A Christmas Tradition', de Carol V. Aebersold y Chanda Abell, dos escritoras americanas. Cefa Toys lo introdujo en España -venden el elfo acompañado del cuento y del certificado de adopción en diversas tiendas y plataformas como Amazon- y su éxito ha ido 'in crescendo'.
Las reglas del juego son sencillas: el elfo aparece en casa el día 1 de diciembre, cada noche se cambia de sitio -y en ocasiones aparece haciendo ingeniosas travesuras- y el día de Navidad desaparece con la llegada de Papa Noel. Además, hay una regla de oro: no se le puede tocar porque sino pierde su magia.
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