El asesor de familias Pedro García Aguado, este jueves estará en la Escuela de Familia de SUR. Marilú Báez
Escuela de Familia de SUR

Pedro García Aguado: «Las pantallas han hecho que los padres deleguen la educación de sus hijos en el ocio»

El conferenciante ha sido el protagonista de la Escuela de Familia de SUR para abordar los temas que más preocupan en los hogares de este siglo XXI

Cristina Pinto

Domingo, 7 de mayo 2023

Muchos cuando escuchan su nombre no pueden evitar el comentario: «Ojalá viniese a mi casa y me dijese qué puedo hacer con mis hijos». Esta semana Pedro García Aguado ha estado en el salón de actos de Unicaja para dialogar con la redactora jefa de ... SUR Ana Pérez-Bryan y los asistentes que han acudido al encuentro, donde se abordaron los problemas que más preocupan a los padres y madres. Esa cita se enmarcaba dentro de la Escuela de Familia de SUR. Muchos lo definen como 'intervencionista familiar', otros como 'Hermano Mayor' por el programa que tuvo con jóvenes conflictivos y otros lo recuerdan por su faceta deportiva con el waterpolo, que le dio momentos como la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Barcelona del 92. Pero él mismo se define en esta conversación con SUR:

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–Le dicen 'intervencionista familiar'.

–Bueno, tengo varios títulos, aunque no me guste. A parte de campeón olímpico de waterpolo (risas). Es cierto que llevo acompañando a familias desde hace más de 18 años, cuando me recuperé de mi adicción, a través de centros terapéuticos con los que colaboro y con el mío propio. Desde ahí he acompañado a muchas personas en su recuperación de adicción y gracias al programa 'Hermano Mayor' me especialicé en el entorno familiar y en las dificultades que tienen los padres y madres para convivir con sus hijos. Podríamos decir que la intervención familiar se circunscribe a un momento, me gusta más que me titulen como acompañante de familias, asesor o mediador, que es lo que soy.

–¿Cansa que sólo le recuerden por 'Hermano Mayor'?

–No, no, para nada. Fue un programa que destapó y sacó a la luz conflictos que existían dentro del ámbito del hogar y a mí me sirvió para detectar qué modelos educativos eran los que peor resultado daban y más favorecían al comportamiento tiránico en los hijos.

–Dejó el programa en 2015, ¿siguen existiendo los mismos conflictos en las familias?

–Siguen siendo los mismos... Ahora existe un modelo educativo muy sobreprotector que favorece que chicos y chicas no sean capaces de resolver sus conflictos y afrontar las adversidades; eso hace que se generen estados de violencia cuando las cosas no van como ellos quieren. También ha afectado la irrupción de las tecnologías porque las pantallas han hecho que padres y madres deleguen la educación de sus hijos en el ocio de estas y están favoreciendo muchos casos de adicciones comportamentales.

«Las nuevas tecnologías e utilizan como sonajeros o chupetes del siglo XXI; se opta por ellas para que el hijo no moleste»

–¿Llega a ser un problema apoyarse en la tecnología?

–Son maravillosas, pero bien usadas. Son malas cuando no se supervisa, cuando no se conoce el entorno digital en el que se mueven nuestros hijos o cuando se utilizan como sonajeros o chupetes del siglo XXI. Esto quiere decir que algunas familias optan por el método de que para que el hijo deje de molestarles, les ponen una pantalla delante y así se quedan tranquilos.

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–¿Son las redes sociales la droga tecnológica del siglo XXI?

–La definición de droga en la Organización Mundial de la Salud dice que es toda aquella sustancia que una vez ingerida por el organismo es capaz de alterar una o varias funciones del mismo, la toma de decisiones y el comportamiento. Si hablamos de sustancia las redes sociales no lo son, pero sí que son una adicción comportamental, porque es la necesidad de hacer una actividad para calmar el malestar que provoca no estar practicándola.

–Una adicción.

–Exactamente. Aunque no hay que demonizar las redes sociales porque bien utilizadas pueden facilitar acceso al trabajo y a la información. Pero hay que tener cuidado con el lenguaje y esas personas que están tanto tiempo conectadas que desarrollan acciones comportamentales. Como el drogadicto que toma la droga para calmar el malestar de no drogarse.

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–¿Cuáles son los problemas que más preocupan a las familias?

–Antes nuestros padres y madres cuando decían 'no' era fijo, no variable como ahora. Eso genera mucha inestabilidad y poca capacidad de gestionar la frustración. Ahora estamos viviendo grandes cambios en los modelos educativos: poca presencia de padres y madres en la educación de sus hijos, poca alfabetización emocional por parte de los progenitores y la transmisión de valores. Hay poco de esto, hay dejadez porque se piensa que la transmisión de valores de una religión o respeto forma parte de otra época y al final se deja que lo chicos se acojan a valores televisivos que no siempre son lo mejor para ellos. Estamos dejando la educación de nuestros hijos en las pantallas.

«Ahora se tiende a la comodidad de no negar cosas a los hijos no vaya a ser que se traumaticen»

–Mencionaba la poca presencia de los padres, ¿los ritmos de vida influyen y se opta por la vía fácil y rápida para educar?

–Ahora se tiende a la comodidad de no negar cosas a los hijos no vaya a ser que se traumaticen. Y un 'no' nunca ha traumatizado a nadie. Se busca lo fácil, lo cómodo y la no confrontación y eso no favorece al desarrollo ni a la madurez de los hijos. La sociedad cada vez va más rápido y aunque tengamos poco tiempo hay que ser coherentes para educar... No hace falta estar todo el día con los hijos, aunque sea poco tiempo, pero que se tenga claro el modelo educativo que se quiere utilizar. Hay familias que entienden que lo están haciendo mal pero hay otras que siguen echando la culpa de todo lo que les pasa al sistema, a la sociedad y a los colegios cuando realmente es en casa donde hay que prevenir muchos de los conflictos.

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–¿Diría que los adolescentes se sienten incomprendidos?

–Es una edad difícil e importante porque es el tránsito de la vida infantil a la vida adulta. Hay un alto porcentaje de chicos y chicas que no sienten que estén a la altura de lo que se espera de ellos y eso muchas veces puede ser porque los padres así se lo han manifestado. Ellos necesitan compartir con alguien si están mal y así evitar las situaciones lamentables que se están viviendo como el suicidio en los jóvenes.

–Hace unas semanas el Teléfono de la Esperanza de Málaga anunció unos datos en los que se evidenciaba que el suicidio de menores y adolescentes ocupaba gran parte de sus solicitudes.

–Es que se dice poco, pero la principal causa de muerte de los jóvenes en España es el suicidio. Algo no estamos haciendo bien desde los hogares para que esto ocurra. Cualquier chico que manifieste conductas relacionadas con el suicidio hay que tomárselo lo suficientemente en serio como para acompañarle a salir de ese camino. Hay que llamar a las cosas por su nombre y dejar de decir que hablar de suicidio lo fomenta porque eso es mentira; hablar de suicidio puede que disminuya los casos porque se ofrecerían más recursos y habría más atención temprana.

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