Pedro García Aguado, durante su intervención ayer en 'Escuela de Familia' de SUR, con Ana Pérez-Bryan. Marilú Báez
Escuela de Familia de SUR

Pedro García Aguado: «Educamos más por lo que hacemos que por lo que decimos»

Mediador familiar, en su conferencia en el ciclo 'Escuela de Familia' de SUR aseguró que preparamos a los hijos «para un mundo que ya no existe»

Jueves, 11 de mayo 2023, 23:10

Mediador de familia o intervencionista familiar, como se define («rehuyo del término 'coaching'», dijo), el que fuera presentador del programa de televisión 'Hermano mayor' participó ayer en el encuentro 'Escuela de Familia', que organiza SUR en colaboración con la Fundación Unicaja y que fue presentado ... por la redactora-jefe de SUR Ana Pérez-Bryan. Entre otras ideas, señaló en su intervención que los padres son para los hijos un referente, por lo que «educamos más por lo que hacemos que por lo que decimos». En su opinión, uno de los grandes problemas que se encuentran las familias a la hora de educar a sus hijos es que «preparamos para un mundo que ya no existe» y lamentó que se siga educando «como nos educaron a nosotros, con chantaje, amenaza y castigo».

Publicidad

Sobre los jóvenes, García Aguado señaló que ya los filósofos griegos se referían a ellos en los mismos términos que ahora. «Los jóvenes están donde tienen que estar, con sus conflictos internos, la búsqueda del sentido de su vida; no están ni mejor ni peor que antes», afirmó. Lo que sí ha cambiado, apuntó, es el «entorno social», pues en una o dos generaciones se ha pasado de una época de penurias y dificultades a otra de abundancia. «En este contexto, hoy día es más difícil ser joven, porque esa abundancia de tantas cosas hace que también sean más los peligros, y aquí sí que muchos jóvenes no tienen las herramientas necesarias para hacer frente a situaciones difíciles», afirmó. De esta manera, aseguró que «educamos para un mundo que ya no existe; en general las personas somos buenas, son las circunstancias las que llevan a tener un mal comportamiento, y esto porque no sabemos educar».

Considera un error educar a los hijos «para que sean felices» y piensa que «hay que prepararlos para que el día de mañana sean independientes, sepan valerse por ellos mismos». Expuso algunos de los modelos educativos más comunes, que van desde el autoritarismo hasta la sobreprotección. «El resultado en ambos casos es negativo, ya sea el castigo o el no saber decir 'no' a tu hijo», una postura que, dijo, se basa en la comodidad de los padres. Frente a estos modelos, se muestra más partidario de la gestión de las emociones y los conflictos de una manera democrática, entendiendo los procesos evolutivos de los hijos y sabiendo poner al mismo tiempo unos límites. «Hay que plantear un principio de realidad, hacerles ver que por mucho que uno los quiera, las cosas no pueden ser siempre como ellos desean». Por esto considera que el modelo padre/hijo 'colegas' es en el fondo «egoísta y confuso, porque evitamos de manera artificial el conflicto, hasta que llega un momento en el que tienes que decir 'no' y entonces se sienten traicionados».

«Hay que ser permisivos, pero en su justa medida. Tenemos que establecer consecuencias y dejárselo claro, aunque no tienen por qué ser negativas»

La adolescencia «es un momento muy complicado», aunque advirtió que «todos hemos pasado por esa etapa, nos convertimos en seres extraños», por lo que su primera recomendación es «comprender a mi hijo o hija» y después «saber que se va a comportar de esa manera durante cinco o seis años. Desde esas bases podemos acompañarlo y ayudarlo».

Sabiendo que «los jóvenes siempre quieren salirse con la suya», propone comprender sus estados evolutivos y regular las emociones. «Hay que ser comprensivos y permisivos, pero en su justa medida. Tenemos que establecer consecuencias y dejárselo muy claro, aunque estas consecuencias no tienen por qué ser negativas. Seguimos educando como nos educaron a nosotros, con chantaje, amenaza y castigo. Cuando eduquemos así los haremos responsables, que no obedientes, y yo prefiero que mis hijas sean responsables», dijo.

Publicidad

Referentes

Lamentó que las familias «descarguen la educación de sus hijos en la escuela», algo que se debe trabajar en casa. «Para nuestros hijos somos sus referentes, educamos más por lo que hacemos que por lo que decimos», afirmó.

«No podemos educar a nuestros hijos para que sean felices, sino para que el día de mañana sean independientes, sepan valerse por ellos mismos»

En una charla amena, Pedro García Aguado se sinceró con el público y reconoció abiertamente su drogadicción, que comenzó con una cerveza con gaseosa a los 14 años. Porque «la cerveza, el vino o el juego son drogas», advirtió. El problema no fue consumir, sino «cómo me sentó, me calmó el dolor, la sensación de abandono» (en un momento en que sus padres se estaban separando) y el consumo le ayudó a poder desarrollar una vida deportiva exitosa durante 20 años. «En 1998 estaba ya tan mal, que todo fue cuesta abajo, me llevaba mal con mi madre, me separé de mi primera esposa, fui perdiendo toda mi seguridad. El consumo me robó la felicidad», afirmó.

Publicidad

Reconocer el problema y ponerse en manos de especialistas fue el paso fundamental para tomar conciencia del riesgo e iniciar una nueva vida. «Soy lo que soy por mis aciertos y equivocaciones. Pero si hoy volviera a esos 14 años, no tomaría esa cerveza con gaseosa, porque ha habido mucho sufrimiento. Quizás ahora no estaría aquí con ustedes, no sería mediador familiar, pero lo mismo me habría convertido en un entrenador de waterpolo, o quién sabe», dijo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad