La ministra de Educación, Isabel Celaá. FÉLIX MORQUECHO

Isabel Celaá: «Hay quien todavía tiene nostalgia de los modelos de ordeno y mando»

«En septiembre todos los centros educativos deben abrir, pero igual hay que priorizar a algunos alumnos», dice la Ministra de Educación

TERESA FLAÑO

MADRID

Domingo, 24 de mayo 2020, 00:39

Isabel Celaá habla de pesadilla cuando se refiere a esta crisis sanitaria que ha trastocado el ritmo de la sociedad española y asegura que es responsabilidad de todos cogobernar para salir de ella los más indemnes posible.

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-Mañana comienza el retorno a las clases ... presenciales, aunque sea de forma parcial. ¿Lo vive con preocupación, con alivio?

-Diría que con las dos cosas. Todos los responsables educativos tenemos la inquietud de que se realice siguiendo todas las recomendaciones sanitarias. Los estudiantes acuden con emoción a las clases, van a ver a sus compañeros y genera preocupación porque deben observar las distancias. Por otra parte, es un alivio porque la educación presencial en la escuela es insustituible. La escuela es interacción, asociación, permitir a los alumnos estar en un espacio en el que son todos iguales, es compensación de desigualdades de origen, interacción entre profesor y alumno y entre alumnos...

-¿No se podía esperar hasta septiembre para abrir las aulas o, como ha dicho el ministro francés de Educación, no hacerlo ahora podía acarrear consecuencias muy graves para el alumnado?

-Como en casi todo, no hay voces unívocas ni hay contraste de posiciones sobre este tema. Nos hubiera gustado, que es lo que propusimos al principio, que todos los alumnos tuvieran la posibilidad de acudir presencialmente al centro una semana al menos. Considerábamos que ese retorno tiene un aspecto terapéutico, de cierre de un curso escolar tan alterado.

-¿Preparar el inicio de curso será una de las principales inquietudes actuales de toda la comunidad educativa?

-Claro. En la última conferencia sectorial acordamos la creación de un grupo de trabajo compuesto por todas las autonomías para hacer planes de contingencia para afrontar las eventualidades que pueden surgir en el próximo curso: adaptaciones curriculares para conseguir aprendizajes esenciales donde hay que incorporar aquellos que eventualmente se han podido perder al final de este curso; adaptaciones en la utilización de espacios físicos de los centros porque queremos contar presencialmente con el mayor número de alumnos que podamos y si son todos, mucho mejor... No sabemos cómo se va a comportar el virus en verano y si los alumnos son realmente vectores muy activos de transmisión. Por si acaso, tenemos que prepararnos y para ello son necesarios el acuerdo y la cooperación leal de todas las comunidades autónomas.

-Habla de una cooperación leal. ¿Teme que a medida que se va recuperando cierta normalidad los aspectos políticos cobren más protagonismo sobre los sociales?

-Lamentablemente hay quien está utilizando la educación, y también la sanidad, para un debate político. Todavía tienen nostalgia de modelos centralistas de ordeno y mando. A diario recuerdo que ese no es nuestro modelo de Estado; no es centralizado sino autonómico, con las competencias en educación transferidas. Es muy importante recordar que tenemos un sistema en el que la declaración del estado de alarma no altera la legislación vigente ni suspende las competencias en materia educativa.

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-¿Si surge algún caso de Covid en un centro se cerrarán los de la comunidad o solo los de la localidad?

-Ahí tenemos que seguir a las autoridades sanitarias. El problema que tenemos es que no hay referentes. En los contactos que estoy teniendo con mis colegas de la UE todos hemos mostrado la misma preocupación. Algunos, como Suecia, no han cerrado pero las familias están teniendo muchos problemas para enviar a sus hijos al colegio. El resto habíamos cerrado. Finlandia o Francia ya han abierto, unos para alumnos de Secundaria, otros para los de Primaria... Todos coincidimos en la necesidad de trabajar en la educación a distancia pero teniendo en cuenta que la prioridad es volver a las aulas el próximo curso.

-El próximo reto es la EBAU, con la movilización de miles de estudiantes de 2º de Bachillerato.

-Hemos pasado un protocolo sanitario para su realización a las comunidades, que han trabajado con sus universidades. Se prolongarán los días de los exámenes, se guardarán las distancias, en algunos casos las pruebas, se realizarán en los centros escolares para evitar un transporte masivo del alumnado, en otros se emplearán instalaciones de grandes dimensiones... Saldrá bien.

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-Y luego el retorno en septiembre. ¿Hay fechas orientativas?

-Las comunidades tienen la competencia para fijar la fecha. Mientras no haya alarma u otra recomendación sanitaria, cada una elegirá siempre teniendo en cuenta que el número mínimo de días que fija el calendario escolar es de 175, aunque este curso se ha adecuado debido a la pandemia.

Brecha social

-¿El confinamiento ha aumentado la brecha social?

-Sin duda. Ahora la enseñanza presencial se ha convertido en un bien escaso y su pérdida ha intensificado las desigualdades. La escuela es el lugar idóneo para compensarlas, es el ascensor social y por eso es insustituible.

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-El jueves en el Congreso presentó un inicio de curso con gimnasios reconvertidos en aulas, antes se había referido a que los alumnos igual tenían que acudir al centro días alternos...

-Todos los países lo están haciendo así ahora mismo: una enseñanza que combina la educación presencial con la online. Son fórmulas, pero no hay nada cierto. La propuesta número uno es que todos podamos volver a la escuela, pero hay que prepararse para el escenario dos en el que hay que ocuparse también de la salud. Habrá que priorizar a los de Primaria, a los que no tienen conexión por fibra óptica...

-¿Que los alumnos estén menos tiempo en la escuela puede conllevar que se marginen competencias transversales por las que tanto abogan en el proyecto de la nueva ley de Educación?

-No, forman parte de la educación. Que se traten de distinta forma en momentos de crisis no puede implicar el abandono de las competencias transversales. La educación debe formar íntegramente a la persona en lo cognitivo y en lo emocional.

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