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Un niño reclama la atención de su madre mientras mira el móvil. Fotolia
¿Conoces el 'Síndrome del padre distraído'? Lo que ocurre cuando priorizas el móvil antes que tu hijo

¿Conoces el 'Síndrome del padre distraído'? Lo que ocurre cuando priorizas el móvil antes que tu hijo

Expertos aseguran que este fenómeno en alza deteriora la relación con los pequeños: «provoca desconexión emocional y tiempo de poca calidad». Te contamos sus efectos y cómo poner remedio

Rossel Aparicio

Málaga

Domingo, 26 de enero 2025

Es tan frecuente que basta con ir al parque o a un cumpleaños infantil para encontrar claros ejemplos: padres o madres pegados al móvil, ensimismados, centrando toda su atención en el universo de posibilidades de su smartphone. Están presentes, sí, pero ausentes a la hora de atender y conectar con sus hijos. Es el llamado 'síndrome del padre distraído', un mal típico de la sociedad actual, arropado «por las prisas y la excesiva dependencia a las pantallas», avanza a SUR Desirée Infante, psicóloga sanitaria al frente del Gabinete de Psicología que lleva su mismo nombre en la capital. «Las priorizamos (las pantallas) casi sin darnos cuenta de lo que este fenómeno supone tanto para adultos como para niños», apostilla la experta malagueña especializada también en neuropsicología. De su mano analizamos las características de este síndrome, sus consecuencias para el desarrollo de los pequeños así como algunas pautas para ponerle freno en casa. Toma nota.

  1. Qué es el síndrome del padre/madre distraíd@

Se trata de un fenómeno que se caracteriza por una desconexión emocional total entre padres e hijos por culpa de las pantallas. «Se produce cuando prestamos excesiva atención a los dispositivos móviles ya sea por trabajo o por perdernos en las redes sociales, mensajes, etcétera», explica Infante. ¿Por qué ocurre? «Por que las pantallas son pura dopamina para el cuerpo», y, por eso, «enganchan». Es decir: genera placer al momento, una recompensa cortoplacista que «nos aísla de la realidad que nos rodea y que tendemos a repetir a diario».

Se trata de una realidad marcada por el tipo de vida que llevamos y, en muchos casos, la presión que ejerce el trabajo también tiene mucho que ver: «nos hace estar continuamente conectados». La autoexigencia de muchos también es un caldo de cultivo para este síndrome, según opina la especialista.

  1. Consecuencias: tiempo de escasa calidad

El problema de este mal hábito llega cuando la desatención hacia el menor es constante. Día tras día. ¿Qué consecuencias acarrea en los niños y en los adultos? De entrada, esa desconexión emocional con nuestros retoños favorece un tiempo de poca calidad que puede hacer mella en nuestra relación con los pequeños. «Lo más importante no es la cantidad de tiempo que se pase juntos, lo fundamental es que ese tiempo compartido sea de calidad», mantiene. Y eso no se logra haciendo 'scroll' en la pantalla, sin interesarnos en los asuntos que les preocupan y ocupan a los pequeños.

Asegura la psicóloga que, esa merma de tiempo de calidad, puede tener un impacto en la salud emocional del niño y del adulto ya que los menores necesitan esa conexión emocional para favorecer su autoestima y tener un buen desarrollo. Necesitan hablar, jugar y sentirse atendidos (con interés) y queridos por sus adultos de referencia. La falta de conexión emocional podría derivar en «baja autoestima, problemas de conducta para llamar la atención o incluso en problemas para relacionarse con otros niños», apunta. «Los pequeños no saben cómo comportarse con los demás y podrían imitar esta forma distante de interactuar».

Por su parte, los progenitores suelen sentirse culpables tras ser conscientes de la desatención. «Puede provocar presión, ansiedad y afectar también a su estado anímico».

  1. Consejos para ganar la batalla a las pantallas

Vistas las características y las consecuencias, ¿qué hacer para atajar el 'síndrome del padre distraído? Infante proporciona algunas reglas básicas para poner remedio a esta situación en casa.

-Establecer reglas en el hogar. Poner normas tecnológicas es vital para que todos los miembros de la familia sepan cuáles son los límites a cumplir con respecto a las pantallas. (En estas normas se puede incluir cuestiones como no llevar el móvil a la mesa, prohibirlo después de cenar, ciertas hoars antes de irnos a la cama o negarnos al uso de dos pantallas a la vez, por ejemplo).

-Controlar el tiempo de tecnología. Es conveniente fijar un tiempo para el uso de pantallas por parte de los niños y los padres y establecer un tiempo en el que NO se van a usar.

-Proporcionar tiempo de calidad. Este aspecto es fundamental. Consiste en pensar actividades con los niños para favorecer la conexión emocional con ellos: cocinar una receta, leer un cuento o jugar a un juego de mesa. Así de sencillo. «Hay que volver a sociabilizar con ellos. Se trata de buscar tiempo de calidad y sin tecnología, claro».

-Buscar ayuda profesional. Dice la experta que, en la mayoría de los casos, no será necesario la ayuda de un profesional pero advierte que ésta sería una buena opción para casos en los que esa adicción digital afecte la salud emocional de la familia. «En esos casos sí se puede pedir ayuda externa».

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