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Dismorfia del selfi: el peligro que amenaza a los adolescentes

Dismorfia del selfi: el peligro que amenaza a los adolescentes

Los jóvenes perciben como cercanos e imitables cuerpos que ven en redes sociales aunque no sean reales

Domingo, 21 de agosto 2022, 14:09

En la era de los filtros nada es lo que parece. La realidad se tamiza al calor de la perfección impuesta en las redes sociales. Y no valen los defectos. Esta triste realidad está en la calle. En los móviles de los adolescentes. Y los expertos ya han lanzado la voz de alarma: cuando te comparas con imágenes retocadas o distorsionadas por filtros llega la frustración. El mal de las nuevas generaciones. Un trastorno que ya ha sido bautizado: dismorfia del selfi. Jóvenes que perciben como cercanos e imitables cuerpos que ven en redes sociales aunque no sean del todo reales. Con trampa y con cartón.

El fenómeno ha desencadenado un nuevo tipo de trastorno dismórfico corporal (TDC): operarse para parecerse a sus propios selfis. Así lo advierte un trabajo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Según el INE, alrededor del 95 % de los menores de entre 10 a 15 años ha utilizado el ordenador o la tableta en los últimos tres meses (datos de 2021). En torno a un 70 % dispone de móvil. Entre los 16 y los 24 años, según Statista, utilizan algún tipo de red social (dato de 2020). Preocupa que el primer pico del trastorno dismórfico corporal aparece antes de la mayoría de edad, a los 16,4 años, como se desprende de un estudio sobre TDC elaborado por la Universidad Católica de Chile.

Cada vez más pacientes acuden a cirujanos plásticos pidiendo parecerse a las fotos que publican de sí mismos en redes sociales con filtros

Este trastorno es una percepción distorsionada de la imagen que se tiene de uno mismo. Las personas que lo padecen (en torno al 2 % de la población) ven o creen ver defectos en su físico que les hace desarrollar comportamientos obsesivo-compulsivos. Pero en los últimos años los expertos advierten de que las redes sociales (en especial las más visuales, como TikTok o Instagram) han agudizado este problema. Tanto, que el Boston Medical Center ya habla de un nuevo fenómeno conocido como dismorfia del selfi para referirse a pacientes que están acudiendo cada vez más a las consultas de los cirujanos plásticos. Su petición: parecerse a las fotos que publican de sí mismos en redes sociales después de filtros varios.

«Las redes sociales, junto con la publicidad, son los medios que más favorecen la exposición pública de cuerpos y la categorización de estos. En ellas se publican nuestras mejores fotos en nuestros mejores momentos y mejores posiciones, lo que hace que tomemos una dimensión diferente de nuestros cuerpos», explica Mireia Cabero Jounou, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

Según el estudio 'Core Clinical Features of Body Dysmorphic Disorder' de la Universidad de Oxford, las áreas que más preocupan a mujeres afectadas por el TDC suelen ser nariz, muslos, caderas y piel; en los hombres, cabello (alopecia), músculos y genitales. «Las asimetrías presentadas en ojos y fosas nasales se convierten en una obsesión para estos pacientes, que terminan pasando por quirófano cuando lo que necesitan es terapia psicológica. Este es el riesgo: que la operación se entiende como un medio para la resolución del problema cuando el problema es psicológico», indica Cabero.

Estos son los síntomas de alerta de quienes padecen TDC:

- Conductas de camuflaje que alteran su día a día, con maquillaje o adoptando ángulos o posturas que les favorecen.

- Comparación con uno mismo y con los demás.

- Verificación (se miran compulsivamente al espejo).

- Aseo e higiene excesivos.

- Pellizcarse la piel.

- Inseguridad.

- Baja autoestima.

- Conductas evitativas (cancelar citas, por ejemplo, para no ser juzgados).

- Buscar referencias irreales

Según los expertos, el TDC puede agravarse de manera especial en la etapa crítica de la adolescencias debido a esa exposición continua en las redes sociales, lo que entraría en el concepto de esta dismorfia del selfi. «En esos años es básica la comparación con otros. Buscas grupos de iguales, buscas tu lugar. Los referentes externos son muy importantes. Si en esa búsqueda tienes referentes que no son reales, estamos perdidos: te comparas con algo que no existe y tu nivel de exigencia es tremendo», advierte Montserrat Lacalle Sisteré, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

«Tenemos la responsabilidad social de proteger a los adolescentes. Aprender a aceptarse es vital, y las redes sociales en este sentido solo traen insatisfacción»

MONTSERRAT LACALLE

Profesora de Estudios de Psicología de la UOC

El TDC necesita de terapia psicológica, pero la aceptación de uno mismo se puede trabajar, dicen los expertos. Montserrat Lacalle es clara al respecto: «Tenemos la responsabilidad social de proteger a los adolescentes. Aprender a aceptarse es vital, y las redes sociales en este sentido solo traen insatisfacción. Hay que cuidar la salud mental y aprender a gestionar los conflictos viendo las redes sociales como lo que son, un mundo de apariencias», concluye.

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