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Sábado, 17 de abril 2021, 14:27
Más de un billón de dólares es el precio que se ha pagado entre 1970 y 2017 por la presencia de determinadas plagas invasoras en todo el mundo. Así lo ha evidenciado la revista científica «Nature» en un estudio publicado recientemente y que revela la importancia de situar este problema relacionado con el incremento de especies plaga en todo el mundo en primera línea de la agenda sanitaria, política y ciudadana, según especifica la Asociación Española de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA). A juicio del colectivo, la globalización y el cambio climático han sido los principales factores que han hecho estallar la chispa de las plagas invasoras a nivel mundial.
Una buena prueba de ello pudimos testarla de cerca con la crisis del virus Zika del año 2015 al 2017 y cuyo impacto económico tan solo en América Latina y Caribe el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) cifró en unos 18.000 millones de dólares. Una epidemia, declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una «emergencia global de proporciones alarmantes», de la que el principal causante fue el vector transmisor de esta enfermedad: el mosquito Aedes aegypti. Si bien también su pariente cercano, el Aedes albopictus, popularmente conocido como «mosquito tigre», protagonizó numerosos contagios de esta dolencia en Europa, donde esta especie tiene una elevada presencia, indica ANECPLA.
Otra especie que provoca un importante gasto en todo el mundo es la de las termitas. Tan sólo el 3% de estos insectos xilófagos existentes causan los principales daños en construcciones, que suponen un gasto mundial de más de 60.000 millones de dólares al año.
En España son cuatro las plagas fundamentales que ANECPLA sitúa en el pódium de vectores causantes de un mayor gasto económico, tanto público como privado. Son las siguientes: ratas, cucarachas, termitas y mosquitos.
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La extrema velocidad de reproducción de este animal, unida a su capacidad vectorial de transmisión de enfermedades tan graves como la leptospirosis, el hantavirus o la toxoplasmosis, entre otras, «lo convierten en la auténtica bomba de relojería de las plagas en nuestro país», apuntan.
Una plaga que en los últimos años se ha incrementado de «forma preocupante» hasta el punto de que escenas de estos roedores campando a sus anchas por las calles de no pocas ciudades a plena luz del día ha dejado de ser excepcional, según ANECPLA. «El hecho de que se vean ratas en la vía pública de día», explica Milagros Fernández de Lezeta, directora general de la asociación, «es un indicativo claro de que el volumen de esta especie es demasiado elevado en esa zona, ya que cuando las ratas salen de las alcantarillas de día es porque están buscando nuevas zonas que poder colonizar ante la saturación de las que provienen».
En Madrid se detectó ya en 2019 la presencia de rata negra (Rattus rattus) en la ciudad. Una especie cuyo ámbito de actuación, al contrario que las ratas de alcantarilla (Rattus norvegicus), suele estar circunscrito a parques y jardines, realizando nidos en los árboles que son difícilmente diferenciables de los de las aves.
ANECPLA señala la precariedad en los sistemas de contratación de servicios como «el principal foco de un problema que la actual crisis del coronavirus ha terminado de dar la puntilla». Y es que, durante el confinamiento, fueron muchos los tratamientos de control de mantenimiento acordados con las Administraciones Públicas que dejaron de llevarse a cabo, por no hablar de la multitud de locales que en este tiempo permanecieron cerrados y sin actividad, con lo que esto supone en cuanto a falta de higiene y atención.
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Las cucarachas constituyen «la plaga por excelencia en nuestro país». Éstas sin duda ocupan el primer lugar en cuanto a volumen de población. De hábitos nocturnos y querencia por los hábitats oscuros, calurosos y húmedos, las cucarachas «son las responsables directas de grandes pérdidas económicas cada año en España por la contaminación que provocan fundamentalmente en los alimentos, siendo transmisores de graves enfermedades como la disentería o la salmonelosis».
Por otro lado, informa ANECPLA, se ha demostrado el papel clave que están jugando las cucarachas «en el desarrollo de múltiples tipos de alergias y casos de asma en los últimos años». En países industrializados, «el asma es una de las enfermedades crónicas más comunes de la niñez, hasta el punto de ser considerada una epidemia global. La evidencia que relaciona el asma con la exposición a las cucarachas, entre otros patógenos, es clara».
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Con una longitud inferior a 9 mm., el poder destructivo de estos insectos xilófagos «es inversamente proporcional a su tamaño. Además, su pernicioso proceso es tan silencioso, que cuando sus efectos se dejan ver, en la mayoría de los casos suele ser ya demasiado tarde para actuar», señalan.
Estos insectos se alimentan de la celulosa contenida en la madera, «pudiendo llegar a comprometer por ello seriamente estructuras de edificios y otras construcciones que tengan a este material noble entre sus elementos».
En España, más del 90% de los edificios construidos antes del año 1920 poseen estructuras de madera. «Siendo los cascos históricos de innumerables ciudades españolas las localizaciones más sensibles al embate de esta plaga, que ataca no solo viviendas personales sino, y sobre todo, a numerosos edificios pertenecientes a Patrimonio Histórico y a Patrimonio Nacional, muchos de los cuales son de incalculable valor».
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La acelerada proliferación del mosquito Aedes albopictus, también conocido como 'mosquito tigre', en España «es preocupante». Con capacidad para transmitir hasta 22 tipos de virus diferentes, asociados a enfermedades potencialmente mortales como el virus Zika, el Dengue o el Chikungunya, entre otras, esta especie de mosquito «ha duplicado su presencia en nuestro país en los últimos seis años, según datos del Ministerio de Sanidad».
La amenaza se ha potenciado a partir del descubrimiento, el pasado año 2018, de la presencia de otra variante de mosquito del género Aedes en España: el Aedes japonicus. Otra especie invasora originaria del Este de Asia y con una capacidad de expansión aún mayor a la de su pariente cercano que se encuentra ya plenamente asentada en las Comunidades Autónomas de Asturias y Cantabria y con una clara determinación de avance hacia Galicia.
Los mosquitos del género Culex (Culex pippiens y Culex perexiguus) fueron, por su parte, los protagonistas el pasado verano de los casos de virus del Nilo Occidental que surgieron en Andalucía. Este tipo de mosquitos se encuentran en el medio natural, sobre todo en zonas de aguas acumuladas -como las de las marismas-, donde desarrollan su proceso larvario y donde pueden infectarse de este virus al picar a aves migratorias procedentes de África que están infectadas. Al picar posteriormente a los seres humanos, los mosquitos infectados pueden transmitir el virus. Siendo el periodo de incubación de esta enfermedad, que puede llegar a provocar episodios de meningitis o encefalitis, de entre tres y 14 días.
Sin duda, el precio abonado por la presencia creciente de plagas es muy alto y afecta principalmente a la calidad de vida de los ciudadanos y a su salud tanto física como mental. «Pero si nos centramos exclusivamente en el gasto económico que están provocan éste es inmenso y, lo que es más importante», afirma la directora general de ANECPLA, Milagros Fernández de Lezeta, «evitable si se tuviera en cuenta la prevención como herramienta clave de control en los planes de miles de ayuntamientos y comunidades autónomas de toda España y en la mentalidad de sus ciudadanos».
Plagas como las mencionadas de ratas, cucarachas, mosquitos y termitas están suponiendo un gasto enorme tanto para los sistemas de salud y las Administraciones Públicas como a los bolsillos de muchos particulares. «Un gasto innecesario que podría verse disminuido», insiste Fernández de Lezeta, poniendo sobre la mesa una estrategia bien planteada de prevención que podría llegar a reducir significativamente el gasto en esta materia». Por ello, desde ANECPLA se insiste en la importancia de acudir a servicios profesionales de control de plagas que tratarán el problema a partir de la toma en consideración de factores como el ciclo biológico en el que se encuentre la plaga, las condiciones ambientales, el nivel de infestación o la minimización del posible impacto sobre el medio, los animales y el ser humano.
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