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Mattasoli llevaba 60 años abusando de niños. En la imagen, la iglesia de Agnetz.
La cruz de la venganza: Un joven francés apuñala con un crucifijo al cura que les violó a él y a su padre

La cruz de la venganza: Un joven francés apuñala con un crucifijo al cura que les violó a él y a su padre

El sacerdote nunca fue investigadoy cobró de la Iglesia hasta el año pasado

inés gallastegui

Jueves, 2 de enero 2020, 13:06

Quizá Alexandre V. se cansó de esperar la justicia de los hombres y carecía de la paciencia o de la fe suficientes para aguardar la aún más improbable ira de Dios. El hecho es que el chico de 19 años decidió no confiar en ninguna instancia externa y el 4 de noviembre dictó su propia sentencia. Aquel día, los gendarmes encontraron el cadáver del sacerdote Roger Matassoli, de 90 años, con la garganta atravesada por un crucifijo y al joven, huyendo en el coche del cura presa de una fuerte alteración nerviosa. En las últimas semanas, el homicidio ha sacado a la luz crímenes horrendos cometidos por quien todo el mundo suponía la víctima:el eclesiástico llevaba sesenta años abusando sexualmente de niños, entre ellos Alexandre y su padre. La prensa francesa ya habla de un asesinato por venganza.

La Gendarmería detuvo al chico por conducir sin carné un coche ajeno y resistirse a la autoridad en una carretera de Val d'Oise, pero, cuando informó a su padre del arresto, este se dirigió a la casa del cura a quien su hijo ayudaba en las tareas de limpieza, en la comuna de Agnetz, a 90 kilómetros al norte de París, y descubrió el cuerpo. La autopsia reveló que, junto a la herida punzante en el cuello, el anciano presentaba cortes en el cráneo, la cara y el abdomen.

En un primer momento el joven fue hospitalizado en una unidad psiquiátrica, pero el pasado jueves declaró en sede judicial. Dijo que no recordaba nada del día de autos y se acogió a su derecho a no declarar. El juez decretó su ingreso en prisión por robo, conducción temeraria, asesinato y torturas.

Sin embargo, la muerte del clérigo ha liberado un gran caudal de informaciones que, aparentemente, eran vox populi pero nadie se había ocupado de conectar entre sí. La prensa francesa ha contabilizado al menos cuatro denuncias por presuntos abusos sexuales cometidos por el sacerdote contra niños que preparaban la comunión, miembros del coro y otros menores feligreses a los que invitaba regularmente a la casa parroquial. Según se ha sabido ahora, las sospechas sobre su conducta pedófila motivaron su traslado de una parroquia de Clermont a otra de Saint-André-Farivillers en 1967 y de allí a Agnetz.

Según 'Le Parisien', un hombre de 67 años denunció el año pasado que fue violado por el cura durante un campamento cuando él tenía 9 años, a comienzos de los sesenta. 'France Info' difundió el testimonio de Colette, una mujer cuyos hermanos también fueron supuestamente asaltados por el cura. La revelación se produjo en 2002: Paul admitió que se habían duchado juntos, desnudos, mientras Jacques, a quien el clérigo solía sentar sobre sus rodillas cuando iba a comer a casa de la familia, confesó que le tocaba los genitales. Los abusos se prolongaron entre los 6 y los 15 años y el pequeño intentó contárselo a un compañero, pero este no le creyó; entonces decidió callar. Para cuando presentaron la denuncia, años después, los delitos ya habían prescrito. El padre fue a pedir explicaciones al cura, pero este lo negó todo. «Tenía mucho carisma –recuerda la mujer–. Era un cura sonriente y moderno. Mis hermanos me contaban que en casa tenía Coca-Cola y Fanta, en una época en la que no sabíamos ni lo que eran». También tenía en el ático un enorme tren eléctrico que atraía a los chavales de los pueblos vecinos.

La familia escribió al obispado de Beauvais una carta que jamás obtuvo respuesta. También se dirigió al Ayuntamiento, pero el concejal que recibió a otra hermana le advirtió: «No hables de ello o nos quedaremos sin cura en la comuna». Colette sigue convencida de que los casos que han aparecido son solo la punta del iceberg: «Desde 1984 muchos chiquillos han pasado por sus manos».

El actual obispo, Jacques Benoît-Gonnin, admitió a la emisora pública que a su llegada a la diócesis en 2010 conoció una de las denuncias por «comportamientos inapropiados sobre menores» contra Matassoli pero, como la víctima no quería presentar cargos y, en todo caso, el delito había prescrito, decidió creer al abad, quien le aseguró que solo había ocurrido una vez. En julio de 2018, al tener noticia de una segunda queja, el sacerdote fue definitivamente apartado de sus tareas.

El prelado no supo explicar por qué durante todos esos años el pederasta continuó cobrando su salario como si nada y lo atribuyó a un «error». Tampoco ha quedado claro por qué la «investigación canónica» ordenada por el Vaticano jamás concluyó. «Cuando murió el abad aún no había enviado nada a Roma», se excusó el monseñor.

Según la abogada de Alexandre V., el padre del joven habría intentado proteger a su hijo, pero al divorciarse de su madre no pudo evitar que el depredador pusiera sus garras sobre él.

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