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El arrullo de las palomas y el gorjeo del mirlo se han convertido en parte de la banda sonora de muchas ciudades. Son algunos ejemplos de aves que tienen su hábitat todo el año en Málaga. Pero hay otras que se dejan ver y sobre todo oír cuando llega el verano. Es el caso del llamativo chotacabras cuellirrojo o pardo.
Los inviernos los pasa al sur del Desierto del Sahara, pero cuando llega la época estival acude al sur de Europa. De hecho, hay constancia de su estancia veraniega en la propia ciudad de Málaga. Lo pueden escuchar habitualmente muchos vecinos de barrios más periféricos, como Puerto de la Torre, Campanillas o incluso Teatinos.
Su canto, que suele oírse a última hora de la tarde o bien entrada la noche, no deja indiferente. Es repetitivo y hasta algo desconcertante. No resulta fácil verlo. Quizás en pleno vuelo resulta más fácil que se trata de un chotacabras cuellirrojo.
De un tamaño medio (unos 28 centímetros), se caracteriza por tener un plumaje idóneo para camuflarse perfectamente en el suelo entre vegetación seca. Gracias a ello, puede capturar a los insectos de los que se alimenta, especialmente polillas. Para ello, cuando abre su pico, sorprende por su gran cavidad bucal.
Su vuelo tampoco deja indiferente. Parece errático. En muchas ocasiones, aletea con fuerza y otras planea con las alas en forma de uve. En las noches de Luna Llena se puede apreciar más en el campo de entornos urbanos, lo que ha acrecentado el halo de misterio que todavía sigue rodeando a esta especie tan singular.
Todavía hoy se sabe muy poco de este ave migratoria. Sigue siendo uno de esos pájaros misteriosos que en Málaga también se conoce como 'zumayas' o 'engañapastores'. Tanto su nombre común, chotacabras, como el científico, 'caprimulgus', aluden a un presunto comportamiento que llegaba a desconcertar. Hay quien consideraba que se metía debajo de los rebaños caprinos para chupar leche de las hembras. Sin embargo, hoy esto se ha quedado en leyenda, ya que se sabe que busca esa posición para poder alimentarse de los insectos.
Hasta los primeros días del otoño, se podrá apreciar su vuelo y oír su peculiar canto en buena parte de la provincia de Málaga. Incluso, hay quien lo podrá ver quieto en el suelo, porque confía ciegamente en su capacidad de camuflaje.
Además del que se puede ver estos días en Málaga, que es el cuellirrojo o pardo, existe otro chotacabras, el gris, con un plumaje diferente y menor tamaño.
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