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Bruselas no quiere confundir al consumidor. Al menos ese es el argumento que esgrime para intentar llevar adelante un cambio en la denominación de ciertos productos veganos y vegetarianos que usan referencias propias de la industria cárnica para vender alimentos cien por cien vegetales ... o elaborados con proteínas de origen vegetal. En abril de 2019, la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural de la Unión Europea (UE) desarrolló una proposición de ley que, de aprobarse, prohibiría usar en el etiquetado de los alimentos vegetarianos palabras que se relacionen con productos cárnicos, tales como filete, salchicha, escalope o hamburguesa. Este lunes, 19 de octubre, Bruselas tiene previsto abordar este asunto mediante la votación de las enmiendas 165 y 171.
Con la primera, el Parlamento Europeo propone sustituir el término 'hamburguesa vegetal' por otros aún no definidos como 'disco' o 'cilindro vegetal' y prohibir aquellos relacionados con productos lácteos, como 'estilo yogur', 'alternativa al queso' o 'sustituto de la mantequilla'. Mientras, la segunda va más allá y pretende eliminar de los envases información ecológica y sobre salud, como, por ejemplo, 'contiene la mitad de grasa que la crema láctea'.
Ya lo hizo en 2017, cuando una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, prohibió el uso de términos como leche, yogur, nata o mantequilla para la comercialización de productos vegetales. De ahí que la 'leche' de avena pasara a llamarse bebida de avena, por poner un ejemplo.
Al igual que en aquella ocasión, Bruselas apunta a que su único objetivo es «evitar la confusión del/la consumidor/a». En este sentido, el eurodiputado socialista francés Éric Andrieu, responsable de supervisar la legislación, señaló que se trataba de «sentido común» y que las personas «necesitan saber qué es lo que están comiendo».
Pero, ¿realmente el que compra una hamburguesa vegetal no sabe lo que está adquiriendo? Sí que lo sabe, según se desprende del estudio 'Nomenclatura de los alimentos de origen vegetal' llevado a cabo por ProVeg, Upfield, Heura y Oatly, cuatro entidades impulsoras de la alimentación vegana, que han lanzado sendas campañas contrarias a las intenciones del Parlamento Europeo.
Los resultados obtenidos de este análisis, que se ha hecho con la valoración de más de 3.000 españoles, revelan que entre «el 70% y el 80% distingue entre las diferentes alternativas y sabe decir si el origen es vegetal o animal» y solo el 17% afirma que podría confundir términos como leche de soja o queso vegano con productos animales. El informe también apunta a que el 93% valora «de forma muy positiva» la posibilidad de elegir en los supermercados con alternativas que den respuesta a los diferentes tipos de alimentación, intolerancias y preferencias de la sociedad actual.
«Los productos vegetarianos y veganos no pretenden imitar los productos animales con la intención de engañar a los consumidores», apunta ProVeg. Frente al argumento de Bruselas, esta asociación dice que términos como 'hamburguesa vegetal' o 'salchicha vegetal' proporcionan información importante sobre las similitudes en el sabor y los posibles usos que se les pueden dar. Y que un cambio en la nomenclatura puede perjudicar principalmente a los nuevos consumidores de estas alternativas veganas. «Los consumidores compran productos de origen vegetal precisamente porque saben que estos productos ofrecen experiencias de sabor y funcionalidades similares a las de sus homólogos de origen animal», argumenta la asociación.
De manera similar se pronuncia Bernat Añaños, co-fundador de Heura: «Querer que una burger vegetal se llame disco es poner puertas al campo. La lengua debe estar al servicio de la sociedad y no al revés, debemos tratar a los consumidores como adultos con criterio».
Si la opción de incluir en la cesta de la compra hamburguesas vegetales viene por una puesta decidida hacia sistemas alimentarios más sostenibles, la lucha por la deforestación o por estar en contra del sacrificio de animales, bien, pero si lo que se busca son alternativas más saludables, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) pone en cuestión que estos preparados vegetales lo sean.
Un estudio realizado por la organización desmonta algunos mitos sobre este producto. Tiene las mismas calorías que una hamburguesa de carne de supermercado, unas 206 kcal / 100 g. , aunque su composición nutricional es diferente. Las vegetales tienen muchos más hidratos de carbono, pero menos grasas (además son más insaturadas) y también menos proteínas, y las de carne apenas tienen hidratos, pero tienen más grasas saturadas y más proteínas y de mayor calidad.
En cuanto a su contenido en grasa, según la OCU «no difiere mucho del de la carne». Si bien los vegetales no tienen grasa, sí la tienen el tofu y la soja, que son los ingredientes básicos de muchos de estos productos. Cabe destacar, no obstante, que se trata de grasas más insaturadas y, por ello, más recomendables desde el punto de vista de la salud cardiovascular.
Por último, la OCU determina que la soja es una legumbre con una composición nutricional muy beneficiosa para los vegetarianos, ya que contiene proteína de muy buena calidad, pero tiene isoflavonas, unos compuestos de los que no conviene abusar ya que podrían unirse a los receptores estrogénicos.
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