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Ainhoa de las Heras
Miércoles, 20 de septiembre 2023, 09:52
Dos bizums de 1.000 euros, una pulsera y el teléfono móvil de la víctima en poder de Nelson David M. B. son algunos de los indicios, que según la Audiencia, obligan a seguir investigando el caso. La Sección Primera de la Audiencia provincial vizcaína ... ha reabierto una de las muertes sobreseídas de manera provisional que se atribuyen al conocido como asesino de gays en Bilbao. La sala ordena al juzgado de instrucción número 6 de la capital vizcaína, encargado del caso, que practique nuevas diligencias al apreciar «indicios poderosos y sólidos» de que el procesado pudo «causar la muerte» de la víctima.
El fallecimiento se produjo en septiembre de 2021. El juez archivó el caso al entender que no existían suficientes pruebas, pero la asociación LGTBI Gehitu recurrió la decisión. El auto, fechado el pasado 14 de enero, le da la razón y revoca el archivo provisional.
El acusado, Nelson David M. B., un joven colombiano de 25 años, será juzgado el próximo mes de octubre por el primero de los casos, un intento de asesinato registrado en diciembre de 2021 en la vivienda de la víctima, con quien contactó a través de una web de citas entre homosexuales. Además, también se le imputa otro asesinato en grado de tentativa y otras cinco muertes, entre ellas ésta.
Gehitu alegaba que su personación tardó tres meses en aceptarse y al día siguiente de hacerse efectiva, el juez ordenó el archivo, por lo que no tuvo tiempo de solicitar diligencias para probar el delito de asesinato ni los de patrimonio, según el auto al que ha tenido acceso este periódico. La asociación advertía en su apelación que «el propio acusado había reconocido ser partícipe de delitos contra la vida y de estafa con otras personas», lo que, en su opinión, «justifica por sí solo la continuación del proceso».
La sala considera que el juez sí motivó su decisión, pero entiende por contra que hay datos para situar la muerte el 2 de septiembre porque el informe de autopsia habla de «entre cinco y diez días» antes del hallazgo del cuerpo. Además, un vecino vio por última vez al fallecido precisamente ese día y su ex pareja no volvió a saber nada de él desde entonces, se preocupó y fue quien dio la voz de alarma.
Los jueces citan también un informe forense que no descarta como hipótesis alternativa a la muerte natural la asfixia, tras el análisis de los tóxicos, que no se conocía cuando se sobreseyó el caso. Se trata de una nueva hipótesis técnica que «merecería una explicación con la misma profundidad», más aún «cuando la víctima no presentaba ninguna afección cardiaca, según su doctor».
La Audiencia recuerda el testimonio del acusado, en el que afirmaba que «las personas de la banda con las que actuaba utilizaban la técnica del 'mataleón' para dejar inconscientes a las víctimas para hacerse con sus claves y entrar en sus cuentas» y que él mismo la había empleado en una ocasión. El 2 de septiembre, precisamente, recibió dos bizums de la víctima por importe de 1.000 euros. Duda de que fueran voluntarios, ya que hubo «cinco intentos previos» frustrados y el encausado nunca ha afirmado que se los enviara él.
Un vecino, testigo clave, llegó a presentar a la Ertzaintza unas imágenes que grabó con el móvil, en las que se veía al hombre que había entrado en la casa de la víctima y que salió horas después solo, aunque en aquel momento «la Policía no le dio importancia». Meses después, cuando habló con el hermano y se lo dijo, los investigadores le pidieron aquellas grabaciones, pero ya las había borrado y no sabe si se han podido recuperar. El hombre reconoció al acusado «con absoluta seguridad» como la persona que había entrado en el domicilio de la víctima.
El juzgado ordenó a la Guardia Civil que analizara el disco duro por si se podían recuperar las imágenes y la Audiencia cree que habría que aclarar el informe por una posible confusión con las fechas. El propio acusado admitió haber estado aquel día en el portal, aunque alegó en su defensa que él no entraba en las viviendas, sino algunos otros de la supuesta banda, que nunca ha llegado a ser identificada. «No hay constancia alguna de la existencia de otras personas que actuaran junto al investigado, ni él ha ofrecido nunca datos consistentes sobre ellos», concluye el auto.
Además de los bizums, el encausado se hizo con uno de los teléfonos de la víctima y con una pulsera tipo 'esclava', que después vendió, lo que, a juicio de la Audiencia, le situaría indiciariamente en la vivienda. No admite, sin embargo, la petición de Gehitu de que se incluyan las diligencias de hechos análogos que se investigan en otros juzgados porque «generarían un volumen inasumible e innecesario de información».
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