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«Ha sido un año devastador». Así de contundente se expresa Bill Gates en el último post publicado en su blog 'Gates Notes', donde lamenta los millones de muertos por la pandemia y los daños económicos en todo el mundo. «Millones de personas están sin trabajo y luchan por pagar sus facturas, y más de mil millones de niños están perdiendo un tiempo crucial en la escuela», denuncia el cofundador de Microsoft.
Sin embargo, anuncia que hay motivos para la esperanza. «Hay buenas noticias en 2021», subraya el filántropo, que desde el inicio de la pandemia ha analizado su impacto en la vida social, económica y sanitaria y ha colaborado activamente en el desarrollo de una vacuna a través de la fundación que dirige junto a su esposa. No en vano, gran parte de sus vaticinios sobre la infección han sido acertados.
Su «confianza» en la ciencia le ha llevado a afirmar que nunca los seres humanos avanzaron tanto en un año sobre una enfermedad que con el Covid-19 durante el pasado año. «En circunstancias normales, crear una vacuna puede llevar una década. Esta vez, se crearon varias y en menos de un año», subraya Gates.
«Pero, desafortunadamente, todavía no estamos fuera de peligro», asegura el magnate. Asegura que los modelos informáticos sugieren que la pandemia podría empeorar aún más durante todo el mes de enero y que es necesario aprender más sobre la nueva variante del virus, que parece propagarse más rápido, aunque no sea más mortal.
Aún así, insiste en que hay dos razones muy importantes para tener esperanzas. La primera de ellas cree que sigue siendo fundamental para mantener a raya al virus y es el uso de mascarillas y el distanciamiento social. «Ambas imprescindibles para frenar su propagación y salvar vidas mientras se vacuna a toda la población».
Y la otra razón para tener esperanza, según Gates, es que en la primavera de 2021, las vacunas y tratamientos comenzarán a alcanzar la escala en la que tendrán un impacto global. «Aunque todavía será necesario que haya algunas restricciones (en las grandes reuniones públicas, por ejemplo), el número de casos y muertes comenzará a disminuir mucho, al menos en los países ricos, y la vida será mucho más cercana a la normalidad de lo que es ahora».
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