ISABEL IBÁÑEZ
Lunes, 25 de noviembre 2019, 00:25
En la Naturaleza, solo las miradas entrenadas y pacientes descubren tesoros ocultos al resto de los mortales. Y suele ser el premio a horas de espera en medio de un bosque, en silencio, aguardando para vislumbrar entre la maleza unos ojos, una piel. A años ... de escudriñar el cielo identificando aves por su silueta voladora y de consultar libros de botánica para encontrar una hoja y no la otra. Si además lo que se quiere es captar una buena imagen, la suerte suele hacerse aún más esquiva. Pero a veces los astros se alinean y, de repente, ahí está. 'El fantasma' es el título que eligió el navarro Eduardo Blanco Mendizabal al ver el resultado de la exposición de su cámara. Lo cuenta él: «Era la primera vez que visitaba el Parque Natural de la Sierra de Andújar para ver el lince ibérico. Una tarde, descubrí uno de ellos junto a la carretera. Apenas se dio cuenta y se acomodó allí. Ni siquiera se molestó por los faros de mi coche. Tomé muchas fotos, pero solo en esta sus ojos aparecen con un brillo fantasmal».
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Bonita metáfora para el felino más amenazado de Europa. Y para una forma de hacer fotografía que está cayendo en desuso, la de los tiempos largos;en una ocasión llegó a estar 17 horas camuflado a la espera de que unas avutardas se lanzaran al ritual del cortejo... Y eso es lo que ha valorado el jurado del concurso Fotógrafo Europeo de Vida Silvestre 2019, que decidió dar el primer premio –concedido por la Sociedad Alemana de Fotografía de Naturaleza– a la captura del navarro:«Si bien todos los estilos de fotografía tienen su lugar –explica uno de los jueces–, en un momento en que los trucos de cámara, los drones y las imágenes perfectamente iluminadas y estilizadas están de moda, puede ser fácil olvidar el poder de volver a lo básico. A una foto que nos lleve de vuelta a los fundamentos de la fotografía de la vida silvestre. A evocar emociones crudas y provocar debates (...) Se trata de ofrecer una sensación de conexión con el sujeto, de cómo debía sentirse el fotógrafo en el preciso momento de la captura».
Aparición sobrenatural es también la imagen ganadora en la categoría de Aves, 'Gran garceta blanca', del alemán Siegmar Bergfeld. Medio ojo amarillento entre un montón de plumas blancas, apenas visible en un fondo del mismo color, con el que se mimetiza. Y en este caso el azar tuvo más importancia que la paciencia: «Después de un maravilloso recorrido fotográfico matutino –recuerda el autor–, disfrutamos de un viaje en bicicleta a los pantanos cerca del centro de visitantes de Shark Valley (Everglades, EE UU). A nuestro regreso, el centro estaba lleno de personas deseosas de dar un paseo en uno de los tranvías a través del área. Nadie se dio cuenta de la gran garceta blanca que se acicalaba cuidadosamente en el techo del tranvía. Me apresuré a coger mi cámara. Una nube blanca de fondo la convirtió en el retrato perfecto». También en Aves destaca la finalista 'Reflejo de un peñasco de pájaros', del noruego Espen Bergersen, que captó el momento en que los frailecillos residentes en esta roca se echan a volar, reflejándose en las aguas tranquilas que rodean el peñón Bleiksøya, al norte del país.
El madrileño Ignacio Medem es el ganador en la categoría Otros animales, con la propuesta '101 cocodrilos', una curiosa vista desde arriba tomada en Zambia, en el río Luangwa, uno de los mayores afluentes del Zambeze, el cuarto más largo de África:«La carcasa del hipopótamo, que presumiblemente murió por una causa natural, no iba a estar allí por mucho tiempo. Después de solo tres días, no quedaba casi nada del enorme cuerpo, y muchos de los cocodrilos habían desaparecido. El título es el resultado de mi intento de contar los animales en esta sección de la imagen. No pude saber el número exacto, pero, en cualquier caso, hay más de cien individuos», explica el autor. Por detrás quedó finalista de esta misma categoría la rusa Svetlana Ivanenko, con su foto 'Duelo de titanes', donde se aprecia a dos ejemplares de escarabajo ciervo macho (Lucanus cervus) enzarzados en una pelea a muerte por las hembras registrada en la región de Voronezh.
El certamen ha estado copado por los españoles: 7 de un total de 21 galardonados de once países. El gallego Luis Manuel Vilariño colocó su imagen del volcán Kilauea (Hawai); el andaluz Miguel Ángel Rubio triunfó con un mandril del zoólogico de Madrid que dejó sus manos marcadas en el cristal que lo separa de la libertad, y su paisano Fran Rubia inmortalizó una roca que recuerda a un rostro humano. El catalán Jon Andoni Juárez pilló a un zorro asomándose a un horno, y el aragonés Carlos Pérez Naval se impuso a sus 13 años en la categoría de menores de 14 con una foto sacada en Panamá: un perezoso de tres dedos de Hoffmann encaramado en lo alto de un árbol, entre la bruma, creyéndose invisible, ignorando que algunos ojos ven más allá de lo evidente.
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Eduardo Blanco Mendizabal. Nació en Corella (Navarra) en 1977. Tuvo su primera cámara a los 19 años y se formó en la era predigital. Estudiaba para técnico medioambiental –campo en el que trabajó algún tiempo– cuando empezó a hacer fotos de las plantas que empezaba a reconocer. Luego se pasó a los animales, paisajes, entornos rurales...
Galardones: Ha recibido más de cincuenta premios en certámenes fotográficos nacionales e internacionales.
Publicaciones: Ha colaborado, entre otros, con 'National Geographic', 'The Times', 'The Guardian', 'The Telegraph', 'GEO'...
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